Francia tiene un problema. Es país de cultura de castigos corporales, que no están expresamente prohibidos. En el pasado mes de marzo recibió la última sentencia condenatoria del Comité Europeo de Derechos Sociales, que mantiene el criterio que todo castigo corporal es "humillante y degradante". La mayor parte de los padres franceses creen que una bofetada "a tiempo" a sus hijos es conducta lícita. En España ese porcentaje llega a los 53 puntos. La jornada, patrocinada por Unicef y la Consejería de Servicios Sociales, fue inaugurada por la vicerrectora de Internacionalización, Covadonga Betegón.