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El miedo a ser millonario

El temor a la estafa y al robo angustia a los ganadores de los juegos de azar, según psicólogos y psiquiatras, que recomiendan mantener los hábitos anteriores al premio

El miedo a ser millonario LNE

Todo premio, y más si es tan cuantioso como los 15 millones obtenidos en Gijón en el juego de Euromillones, es "una cura mágica a los problemas pero crea mucha incertidumbre", sostiene la psicóloga Paloma Llavero. Cómo gestionarlo implica esquivar los miedos que se generan. Ganar un premio "gordo" en los juegos de azar lejos de ser una lotería puede convertirse en el origen de todos los problemas.

Para Julio Bobes, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo y presidente de la Real Academia de Medicina del Principado de Asturias, "la suerte cae en gente que no sabe gestionar más allá de las operaciones formales y fracasa ante lo que es necesario en una situación así que es integrar lo que ha pasado".

Tras una respuesta inicial en la que prima una reacción descontrolada, el sujeto va tomando conciencia de lo sucedido. Es en ese momento en el que inicia un "periodo de confusión porque no tiene ni idea de lo que da de sí una entrada de valor de tal magnitud", revela. En consecuencia, lo más recomendable es dejarse asesorar. Pero tampoco despeja, además del estrés por gestionar la situación, el miedo y la desconfianza por un robo o una estafa que puede hacer retroceder hasta una situación económica igual o peor de la que se estaba antes de ser agraciado. Por ese motivo los expertos coinciden en recetar el asesoramiento y unos hábitos de vida similares a antes de convertirse en millonario. La hemeroteca pone nombre y cara a aquellos que con cantidades superiores tuvieron un fatal desenlace al no saber asumir el retorno a la pobreza por falta de previsión.

"Los cambios personales y económicos son grandes. Las dudas de cómo gestionarlo, el miedo a ser estafado o a que te quiten el dinero generan angustia", expone Paloma Llavero para quien una estructura familiar reduce el riesgo al fracaso. "Que una persona tenga un entorno social y personal completo influiría en que esté con los pies en el suelo y por tanto sin la idea de romper con todo ni gastarlo sin medida. Te basta con mejorar las condiciones de vida de tu familia", indica.

La prescripción médica de Paloma Llavero pasa por "tener unas pautas de conducta y ponerse en manos de un profesional. Dejar el dinero en una asesoría para que no sea de fácil acceso porque sino tenderemos a gastar". Una pauta que sirve para lo económico mas no para lo social. "Los amigos y familia van a actuar de forma diferente, tendremos un entorno demandante. Cuando se tiene mucho dinero parece que haya que ayudar a todos y eso hace que no tengamos un límite claro", confirma.

Si no cambias tú sí lo hace el entorno. "Te obligan a adaptarte. No todos los que se acercan a ti tienen intenciones claras. Te conviertes en una persona de riesgo a la que pueden secuestrar o cepillar. No cambia la personalidad pero sí aumenta la prudencia. Vendría bien un 'coaching' que te oriente para saber qué hacer con la gente", mantiene Julio Bobes. Una tesis compartida por el psicólogo Miguel Silveira. "Le abrumará más que ayudar salvo que estuviera en la ruina porque cuando hay tanta crisis alrededor le pedirán dinero y será difícil de gestionar. Además deberá hacer frente a presiones familiares, a ellos no se les puede ocultar. El miedo se mantendrá siempre, un miedo que da la prudencia".

La clave para Lidia Agüero, psicóloga, es "procurar que un círculo muy reducido y cercano conozca que hemos ganado este premio. Su apoyo será importante para ir haciendo cambios progresivos en nuestra vida, que deben ser planificados durante el tiempo que se crea necesario".

Pero hay otro problema. Cómo y con quién asesorarte. Ahí se desvela un factor importante que responde a qué tipo de persona le haya tocado el premio. "Una persona madura y con ideas claras se va a asesorar bien, lo hará con profesionales reconocidos. Quien vaya a gastar sin medida huye de ese control", dilucida Llavero.

Todo depende de la voluntad del agraciado y su conducta si quiere que la suerte le siga acompañando.

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