El calendario se empeñaba en decir que era enero, pero los 23,7 grados del domingo 24 en Oviedo se parecían a la media normal de las máximas de agosto. El tiempo se equivocó de fecha y no sólo aquel día, el más cálido de la historia de los eneros de los que hay constancia en la capital del Principado. Todo el mes pasado fue como diciembre, raro, y 2016 entró en Asturias con el calor más elevado en un primer mes del año desde hace casi medio siglo. Con los termómetros saltándose la estación, marcando promedios superiores a lo que se considera normal para mayo, la región desbordó también el promedio de temperatura nacional, que rozando los 10 grados también hizo que fuese el enero más caluroso en España en los últimos 55 años.

En este lugar acostumbrado a los veranos efímeros y a los inviernos largos, un enero a una media calurosa de casi 12 grados que llega a superar los 25 es insólito a simple vista y también en los registros de la Agencia Estatal de Meteorología. Los 11,9 de temperatura media medidos este enero en el Aeropuerto de Asturias ya son el valor más alto de la serie histórica, que comienza en 1968, y superan incluso el nivel considerado normal para el mes de abril (11,3). Los 12,6 de Gijón también consiguen que este enero rebase allí al más cálido registrado desde 1976 -hasta ahora, el de 2008-, y el promedio de las máximas de Oviedo, 14,3 grados, desborda por una décima el dato más alto desde 1972.

Todo está muy por encima de lo que se entiende como habitual de acuerdo con los registros acumulados en las últimas cuatro décadas. Todos los números certifican que este invierno que se resiste a entrar ha ganado para enero el nivel de lo que en la nomenclatura de la Aemet es "extremadamente cálido". Los valores medios del resumen mensual están más de 2 grados por encima de lo normal, una diferencia más que considerable, y de la anomalía dan fe los árboles que florecen a destiempo, la escasez de aves invernantes en la ría de Villaviciosa y la posición de este enero a continuación del diciembre más caluroso en cuatro décadas.

A la pregunta por los motivos no hay modo de responder de una vez. "Todavía no se han efectuado estudios concluyentes", avanza Manuel Mora, delegado de la Aemet en Asturias. Físicamente, la desviación es el predominio de la circulación de aire "zonal", a lo largo de los paralelos, "con su aporte de masas húmedas subtropicales", sobre "la circulación meridiana del Norte", la más habitual en enero y la que genera "la entrada de masas de origen polar o ártico".

Como hipótesis sin confirmación categórica, Mora menciona la posible repercusión de "El Niño", la alteración meteorológica relacionada con el calentamiento de las aguas del Pacífico oriental. Tampoco sobre este extremo hay teorías definitivas, pero desde finales del pasado año se han detectado perturbaciones atmosféricas poco habituales en diferentes partes del mundo como consecuencia de uno de los episodios de "El Niño" más virulentos desde mediados del siglo pasado.