La enfermedad causada por el virus Zika tiene una sintomatología leve, similar a la de la gripe común. Sin embargo, como se trata de una enfermedad hoy propia de países tropicales suele diagnosticarse erróneamente como dengue, chikungunya u otras patologías virales que incluyen fiebre y erupciones (exantemas). Por ahora, los casos detectados en España son importados: es decir, se trata de personas que han resultado infectadas en países de Sudamérica, por lo que suelen acudir a los centros sanitarios creyendo que padecen alguna enfermedad tropical.

Los enfermos de Zika presentan un cuadro clínico que incluye una fiebre por encima de los 37,2 grados centígrados, erupciones rojizas con máculas y pápulas que suelen comenzar en la cara y se extienden al resto del cuerpo, artritis pasajera con inflamación de las articulaciones pequeñas de manos y pies, enrojecimiento de los ojos (hiperemia conjuntival), y otros síntomas poco específicos, como mialgia, cansancio y dolor de cabeza.

El virus se transmite, principalmente, a través de un mosquito, cuya presencia hasta ahora no ha sido detectada en Asturias: el mosquito Aedes. Por tanto, no hay recomendaciones específicas para los residentes en España. Sí para las personas que viajen a países hispanoamericanos en los que los casos confirmados de Zika son abundantes.

Básicamente, las recomendaciones son las propias para evitar picaduras de insectos que, en esas zonas, pueden transmitir otras enfermedades como la malaria o el dengue: uso de repelentes (los mosquitos del Zika suelen picar por el día o la tarde) o utilizar mosquiteras.

También se recomienda que los ya enfermos se protejan de las picaduras para no transmitir la enfermedad, que utilicen preservativos durante las dos semanas posteriores que se hayan recuperado y que impidan la transmisión por saliva con besos.