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Una ruta en auge que el Principado quiere impulsar

La protección del Camino, por la calle del medio

La regulación específica que afecta a edificios próximos a la ruta es apenas conocida por los propietarios, que muchas veces la obvian

Desde la catedral de Oviedo hasta el albergue de peregrinos de El Escamplero (Las Regueras) hay 12,7 kilómetros de recorrido a pie. Lo calcula una de las guías alemanas que es como la Biblia del Camino de Santiago. Zona urbana, al principio, y zona rural, aunque la ruralidad del entorno es cuando menos discutible. Desde Las Campas, barrio de Oviedo, hasta El Escamplero la carretera AS-232 discurre entre núcleos de población sin solución de continuidad: Les Maces, La Lloral, Ponteo, Requejo, Gallegos...

Esa primera etapa del camino primitivo, que juguetea con el curso del río Nora, nunca se vive en soledad. Dejando atrás los últimos vestigios urbanos ovetenses, los aproximadamente diez kilómetros restantes de la etapa de la ruta jacobea transcurren entre casas situadas en primera línea. Grosso modo, unas doscientas edificaciones a pie de camino, como quien dice. Todas, dentro del radio de acción de los treinta metros a derecha e izquierda de la ruta que se entienden como perímetro sensible en zona rural.

La primera etapa sirve de ejemplo de una geografía humana especial, afectada por el plan territorial especial del Camino de Santiago, cuyo estudio y preparación anunció el Principado de Asturias y que verá la luz, previsiblemente, dentro de unos meses. Es un plan que afecta a cinco consejerías y que estará coordinado desde la Dirección General de Patrimonio.

Algunos ayuntamientos han lanzado la voz de alarma porque prevén mayores dificultades en la tramitación de obras en el entorno del Camino. Fuentes de la Consejería de Educación y Cultura aseguran, sin embargo, a LA NUEVA ESPAÑA que el proyecto en ciernes "no sólo no dificultará los trámites a los vecinos, sino que los facilitará". El plan, dicen en el Principado, prevé la posibilidad de que muchas de las obras en ese entorno de primera línea pueden ser autorizadas por los ayuntamientos respectivos sin necesidad de un informe de Patrimonio.

Los Caminos del Norte fueron declarados el pasado año Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, pero el control de obras viene de antiguo. En agosto de 2006 el BOPA publicó el expediente de "fijación y delimitación del conjunto histórico del Camino de Santiago y delimitación de su entorno de protección". Era consecuencia de la declaración de bien de interés cultural (BIC) del entorno de la ruta jacobea por Asturias. Una declaración que prestigia pero también obliga.

Y obliga tanto que todo BIC se convierte en destinatario del máximo régimen de protección que prevé la ley asturiana de Patrimonio Cultural, de marzo de 2001.

Volvamos al Camino. Con Oviedo a nuestras espaldas, la carretera tiende a ascender en esta primera etapa, donde el viajero encuentra mucha casa pero poco negocio, más allá de tres establecimientos hosteleros, alguna pequeña explotación ganadera y, ya en El Escamplero, la carnicería que regenta Paula González, a doscientos metros del albergue, gestionado por el Ayuntamiento local y con capacidad para treinta y tres peregrinos. Las llaves y la responsabilidad del registro las tiene Fernando Álvarez. "Cada vez pasa más gente. Antes sólo se pedía la voluntad por pernoctar en el albergue. Ahora se cobran cinco euros para gastos de mantenimiento", explica. Fernando y su mujer, Rosa, tienen un restaurante. Por el verano, cuando abren el negocio a media mañana, "siempre tenemos algún peregrino esperando para tomarse un café". La carnicería cercana de Paula González ya se convirtió en una tienda de ultramarinos.

"Suelo abrir a las diez. Los peregrinos llegan, piden fruta, agua, a veces les hago un bocadillo, y los que se quedan en el albergue me piden pasta, arroz o ensalada para prepararlo ellos mismos". Paula, a pie mismo de la carretera, tiene su horno de pan: "Lo cocino todos los días".

Pero Asturias le saca poco partido a esa primera línea del Camino. Mucha casa, poco negocio, salvo en áreas del camino de la costa y, por supuesto, en las ciudades. Pero los vecinos sí tienen que atenerse a las normas de protección del entorno. Luisa, vecina de un pueblo a pie de ruta en Las Regueras, transmite su duda: "Y si quiero cambiar las manillas exteriores de puertas y ventanas, ¿tengo que pedir permiso"?

La respuesta es sí, pero no porque los Caminos del Norte hayan recibido la máxima cualificación mundial como Patrimonio de la Humanidad, sino por el entorno BIC, heredero en Asturias de otra figura más antigua, la de Conjunto Histórico Artístico. El Camino de Santiago lo es desde 1962 y afecta "a lugares, edificios y parajes".

Que las restricciones vienen de antiguo lo saben bien los responsables de la empresa sidrera Mayador, que en 1999 tuvieron que paralizar la nueva fábrica que pensaban construir en Casquita (Villaviciosa) porque la edificación no guardaba la distancia mínima de protección -por entonces fijada en cien metros- con respecto al Camino de Santiago. La alternativa fue una finca en la Rasa de Selorio.

Las obras en la franja sensible del Camino -ahora al menos reducida a 30 metros a uno y otro lados- tienen que recibir el informe favorable de la Administración regional a través de Patrimonio. La realidad es que muchos vecinos tiran por la calle del medio. Salvo trabajos de gran envergadura, colores fosforitos o elementos y materiales que atenten contra el buen gusto, la sangre no llega al río.

La Dirección de Patrimonio tarda un mínimo de mes y medio en contestar a las solicitudes de obra, señalaban recientemente en este periódico técnicos municipales consultados. El plan territorial especial del Camino de Santiago tipificará obras que no tengan que pasar por Patrimonio. Está por ver que la contestación de algunos ayuntamientos a los particulares sea más rápida.

La normativa parece mayor que la presión real. El decreto asturiano de 2006 incluye 435 núcleos de población o parajes dentro del entorno de protección del Camino de Santiago a lo largo de treinta y cuatro municipios. Villaviciosa tiene 34 núcleos afectados; Valdés, 30 y Llanes, 27 núcleos. Les siguen Tineo y Lena, con 24 puntos sensibles. Son pueblos, aldeas y lugares que ejercen, por así decirlo, de "aceras" de los Caminos del Norte a su paso por Asturias (el costero, el primitivo, el del Salvador a través del Pajares y el ramal de conexión por Sariego y Siero).

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