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Los excrementos de gallina, fuente de energía según un estudio universitario

La ingeniera Grétel Burguet sostiene que una planta de 40 megavatios alimentaría 80.000 hogares tras la combustión de toneladas de gallinaza

Grétel Burguet. lne

Una estancia posdoctoral en Irlanda animó a la joven ingeniera de Minas asturiana Grétel Burguet a valorar la oportunidad del uso del residuo avícola como fuente de producción energética. Involucrada desde el final de su etapa universitaria en el ámbito de las energías renovables, y ante la propuesta de uno de los responsables de la empresa para la que trabajaba de introducir en aquel país un proyecto de hydrocracking -una tecnología que permite la transformación de productos petrolíferos pesados en ligeros apoyándose en sistemas hidráulicos, pensada en este caso para transformar aceites usados en combustibles líquidos-, Grétel se planteó realizar un análisis del impacto económico y ambiental que implicaría reducir las altas concentraciones de amoniaco en el residuo de las explotaciones avícolas.

Con la última normativa en vigor de la Unión Europea, que obliga a restringir el uso de este residuo como abono sólo para las superficies cultivables y tras varios casos de botulismo en el ganado irlandés, la joven ingeniera comenzó a pensar en cómo aprovechar el excremento de las granjas avícolas para generar energía eléctrica sin necesidad de acudir al biogás y otros procesos de gasificación.

Después de varios encuentros con el ministro de Agricultura de aquel país, Simon Coveney, optó por evaluar las oportunidades de construir una planta para producir electricidad a partir del residuo avícola. Si bien en España "el precio de la electricidad generada a partir de biomasa es más bajo", apunta la joven, podría explorarse un proyecto de idénticas zcaracterísticas. "Ya están funcionando infraestructuras de este tipo en Gran Bretaña, Holanda y Estados Unidos", continúa Burguet. Y algunos proyectos presentados en la última subasta eléctrica que se enmarcan en el ámbito de la biomasa también estarían en condiciones de considerar la valorización energética del residuo avícola.

Cualquier experimento en este sentido tendería hacia el trabajo en forma de cooperativa para que varios agricultores generen electricidad a partir del residuo de sus granjas, indica la joven ingeniera. Una de las prioridades a la hora de tratar los excrementos de aves pasa por reducir la humedad, "porque es realmente lo que revaloriza el residuo, al incrementarse su poder calorífico", argumenta Grétel Burguet.

El proceso de tratamiento de esos residuos en un planta de valoración energética sería como sigue. Los camiones cargados con la gallinaza llegan a la planta y se toma una muestra del residuo para analizar la humedad. Posteriormente se descarga su contenido en la zona de almacenamiento previa a la combustión, explica la autora del estudio. Una pala bivalva homogeneiza el material en caso de utilizar como combustible cama procedente de pollos de engorde, pavos y gallinas ponedoras. En ese caso el material es ligeramente diferente. Además, se propone utilizar cierto porcentaje (15-20%) de biomasa procedente de residuos forestales o incluso cultivos energéticos, apunta Burguet. "En Irlanda se incentivó las plantaciones de sauces", apunta la joven.

Posteriormente, el residuo se hace pasar a través de un tamiz magnético, para eliminar posibles residuos metálicos, y después se lleva a los silos de almacenamiento mediante cintas transportadoras. Desde estos silos, a través de tornillos transportadores, se alimenta un horno de lecho fluidizado, en el que el aire caliente se sopla a través de una capa de arena a una temperatura de aproximadamente 765 grados centígrados, haciendo que lo que comenzó siendo gallinaza se comporte como un líquido en ebullición. El calor generado en ese proceso se utiliza para calentar el agua de la caldera, y el vapor sobrecalentado acciona una turbina. Dicha turbina está conectada a un generador de energía eléctrica. Las cenizas generadas durante dicho proceso de combustión tienen valor como fertilizante, ya que aún tienen contenidos en fósforo y potasio aceptables y hay agricultores que hacen uso del mismo.

Compost para champiñón

Los gases procedentes de la combustión se hacen pasar a través de un filtro para eliminar las cenizas residuales y, posteriormente, a través de un segundo filtro de partículas se convierten los óxidos de nitrógeno en compuestos inocuos.

"En la tesis he realizado la viabilidad económica de una planta de 40 megavatios en Irlanda. Es una planta de tamaño considerable. Una instalación de este tipo podría alimentar unos 80.000 hogares, y el presupuesto ronda los 100 millones de euros", explica la ingeniera. No obstante, para desarrollar un proyecto de este tipo en Asturias habría que analizar, en primer lugar, "la cantidad de gallinaza generada al año y estudiar los usos que se le da actualmente, ya que seguramente habrá un porcentaje destinada a algún tipo de mercado que no se pueda desabastecer". En Irlanda, aproximadamente el 20% del residuo generado se emplea para la producción del compost que se utiliza como sustrato en el cultivo del champiñón. "Una vez analizado esto se haría el dimensionamiento más apropiado", continúa la ingeniera.

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