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Los costes económicos de la independencia catalana

Monasterio: "En España tenemos una falta pavorosa de liderazgo político"

"Querer parar el flujo de la redistribución de la riqueza es abrir la puerta a dar un derecho de veto a los ricos", defendió el economista en Noreña

Carlos Monasterio, ayer, en Noreña. FRANCO TORRE

Una ruptura dolorosa que, en el ámbito económico, haría más pobres a las dos partes. Esa es la reflexión que el economista Carlos Monasterio, catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Oviedo, desgranó en una animada conferencia en la Casa de Cultura de Noreña, donde abordó las razones y consecuencias económicas del desafío secesionista catalán.

Monasterio, que acudía a la sala noreñense invitado por la asociación cultural "Contigo", fue presentado por el también economista Javier Blanco, quien definió al que fuera profesor suyo en la universidad como "uno de los cuatro o cinco mayores expertos de nuestro país sobre sistemas de financiación autonómica". Mas el catedrático se alejó del tono académico en su ponencia, a la que dotó de un tono didáctico y pobló con numerosos ejemplos para dejar claras sus posiciones respecto al desafío secesionista catalán.

Para empezar, Monasterio invitó a pensar en la secesión como en un divorcio. "No es lo mismo un divorcio que una secesión, pero el asunto de irse de España se lleva de manera sentimental", precisó el economista, que aludió a unas directrices contenidas en un documento oficial de orientación en casos de divorcio del Reino Unido para fijar ya una norma inicial que debería regir a la hora de afrontar el problema: no actuar precipitadamente.

No fue la única alusión de Monasterio al Reino Unido. A juicio del economista, en España se debería de haber afrontado el desafío de manera análoga a como lo hicieron los británicos ante las demandas escocesas. "Creo que se debería discutir el tema abiertamente, como hicieron en el Reino Unido en el caso de Escocia", defendió el economista, quien precisó cómo el gobierno británico emitió informes y aportó argumentos sobre cómo sería un eventual reparto de cargas y responsabilidades de consumarse la secesión.

"Hay que reconocer al gobierno catalán que defiende su postura con argumentos: los ha formulado y ha hecho pedagogía hasta la saciedad", aseguró Monasterio. Algo que, a su juicio, no ha tenido respuesta por parte de un gobierno central que se ha escudado en la mera legalidad. Posteriormente, en un animado turno de preguntas, Monasterio precisaría una de las causas que han derivado en esta errónea manera de afrontar el problema: "Lo que tenemos ahora en España es una falta pavorosa de liderazgo político, en todas partes".

Monasterio, en todo caso, sí presentó argumentos en contra de los planteamientos catalanes. El primero, y el más contundente, relativo al rechazo del Govern a la redistribución de la riqueza. "Querer parar el flujo de la redistribución es abrir la puerta a un derecho de veto a los ricos", afirmó.

El economista, además, también puso en tela de juicio el supuesto "dividendo fiscal de la independencia", por el cual Cataluña aspira a retener un porcentaje importante de su renta que no retorna de las arcas estatales, y los argumentos del gobierno catalán sobre las balanzas fiscales. En este sentido, Monasterio alertó de que el sistema foral que beneficia a Navarra y País Vasco es "un problema que tenemos y del que hemos decidido no hablar", y que además se ha reflejado también en el desafío soberanista.

Su conclusión, en todo caso, es clara: "Tras la secesión, habría un empobrecimiento para España y también para Cataluña. Seríamos más pequeños y se agudizarían nuestros problemas", sintetizó el economista, que retornando al símil con el divorcio precisó que "en términos económicos, no podríamos vivir igual, porque seríamos más pobres".

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