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Maestros y discípulos | Javier Suárez Quirós. Profesor de Expresión Gráfica en la Ingeniería | Jesús Alonso Rodríguez. Alumno que se convirtió en docente del máster que él mismo cursó

Suárez Quirós: "La Universidad tiene paredes muy altas y hay que asomarse mucho para ver fuera"

"El título lo tenemos todos, a lo que hay que aprender es a resolver problemas para ayudar a las personas"

Suárez Quirós: "La Universidad tiene paredes muy altas y hay que asomarse mucho para ver fuera"

La Institución Libre de Enseñanza, inspirada por Francisco Giner de los Ríos, revolucionó la pedagogía española entre finales del siglo XIX y principios del XX. Para Javier Suárez Quirós, profesor del área de Expresión Gráfica en la Ingeniería, esos principios se mantienen vigentes un siglo después. Él apela al fundamento de la docencia que enunció Giner de los Ríos y que incide en la necesidad de poner a los alumnos en primer lugar. "Sin embargo, en la Universidad todo gravita alrededor del departamento, el reparto de fondos... Si se organizara todo poniendo al alumno delante, todo sería diferente", argumenta Suárez Quirós, quien ha impulsado junto al profesor Ramón Gallego Santos el máster en Gestión del Diseño Industrial.

Jesús Alonso Rodríguez, alumno de la primera edición de ese máster (2007), podría considerarse uno de sus discípulos aventajados. Tras haber completado la formación de posgrado y haber estado en la plantilla de becarios del Instituto Universitario de Tecnología Industrial de Asturias (IUTA), entró a formar parte del plantel docente de este título universitario centrado en la formación de ingenieros más humanos. "Lo más trascendente para nosotros es la formación en valores", opina Suárez Quirós, un aspecto que no siempre acompaña en la mochila del ingeniero. La educación como fuente donde se aprenden las grandes virtudes que defendía Giner de los Ríos es también el principio que guía la labor docente en el área de Expresión Gráfica en la Ingeniería. "Generalmente la Universidad se ve como un problema que resolviste en tu vida. No como un compañero útil a lo largo de toda tu existencia", reconoce Jesús.

Juntos, profesor y alumno reflexionan sobre el estado de la institución académica. Arranca el maestro, en primer lugar. La suya no es una doctrina académica al uso. Hablan de problemas reales. "La Universidad tiene paredes muy altas y hay que asomarse mucho para ver fuera", aprecia Suárez Quirós. Sin embargo, entiende que "no hay empresa con mejor materia prima que la Universidad. Tenemos que estar orgullosos de nuestros chavales. No sólo no hacen el ridículo cuando salen fuera sino que sacan nota, aunque haya deficiencias en el sistema". Se trata, añade Jesús, "de años muy importantes en que eres prácticamente como una esponja y los profesores son personas que ves muy formadas".

Para el maestro, lo ideal en la Universidad es "formar ciudadanos con un juicio crítico ante la vida". En ese contexto, el profesor del área de Expresión Gráfica en la Ingeniería opina que se ha "sacralizado" lo que representa salir al extranjero. "Tiene sus ventajas pero tampoco obra ningún milagro especial". Dice el discípulo, hoy convertido también en docente, que "se puede ser persona desde Asturias". Así, el joven ingeniero, de 35 años, con una diferencia de doce sobre el maestro, entiende que el fundamento de la formación universitaria no es tanto el título, "que lo tenemos todos", sino aprender a desenvolverse en entornos complejos y "resolver problemas para ayudar a las personas". Persona es una palabra que se repite una y otra vez en el seminario que ocupa en la antigua escuela de Peritos Industriales de Gijón el grupo de investigación I3G que lidera Suárez Quirós junto al profesor Ramón Gallego. Sus claves en la docencia han sido siempre someter a una exigencia "razonable y razonada" a sus alumnos. Una aspecto que agradece el discípulo. "Como alumnos estamos muy acostumbrados a resolver problemas para ayudar a la persona pero normalmente se peca de una cierta soberbia en la ingeniería", opina Jesús. Sus compañeros lo definen como un chaval proactivo, resolutivo y excelente gestor de diseño, cuyas planificaciones se llevan a cabo "con muy poco margen de error y con presupuestos acordes y realistas".

El más veterano de los dos es también una mente activa que lamenta la falta capacidad de la Universidad para posicionar su producto en la calle. "Es como un problema de etiquetado y Bolonia lió más la madeja en una profesión como la nuestra", argumenta. A su juicio, la especialización en el ámbito de la ingeniería debería alcanzarse en la fase posterior a la Universidad. Jesús, que ha vivido la experiencia desde la empresa privada como coordinador de proyectos en el gabinete de diseño Hélice, entiende que existe "poca conexión" entre la Universidad y el sector privado. "Veo intentos por las dos partes, pero es una asignatura pendiente".

El discípulo que ahora practica su faceta como docente, primero en el máster en el que él mismo fue alumno hace unos pocos años y ahora como responsable de un centro de formación en Langreo, juzga "mejorable" el actual sistema universitario. "Te forman como islas y luego te cuesta ver la foto completa. Al final la carrera se ve como una colección de asignaturas a superar", opina el joven. El maestro remata: "El destinatario del ingeniero no es la gran corporación o la empresa en la que se integra sino que su enfoque es mejorar la calidad de vida de las personas". Esos cimientos te permiten llevar la profesión "un paso más allá", recalca el discípulo.

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