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Arquitectura personal (y 2) | TINO DI GERALDO | Músico

"Llegué a Madrid y, por falta de 500 pesetas, tardé tres meses en sacar la batería de consigna"

"En La Bohemia, un garito de Lavapiés donde tocaba y vivía, conocí a Sabina, 'Alarma', 'Cucharada' y toda la cara B rockera y underground de la movida de los ochenta"

El músico Tino di Geraldo, en Avilés. MARA VILLAMUZA

Tino di Geraldo (Tino Fernández Fernández, Toulouse, Francia, 1960) tenía la música en la familia y en casa pero llegó a ella desde fuera de los circuitos académicos. Multiinstrumentista, compositor, percusionista de lujo, hijo de asturianos emigrantes, creció en Francia, en años que recuerda con desagrado, soñando con el mes de verano en Avilés. Sus primeros pasos en la música fueron en orquestinas y en orquestas verbeneras como "Nueva Imagen" y "Brío".

Esta casado, tiene un hijo, vive en Madrid, la música le ha llevado por todo el mundo y ha tocado y grabado con un elenco que va desde Aute hasta Jackson Browne pasando por Luz Casal o Camarón.

-¿Cómo llegó a Madrid?

-Mi amigo Fernando Barroso, que estudiaba Arquitectura, me ofreció habitación en su piso de estudiantes en la calle General Pardiñas. Metí la batería en cajas de cartón porque no tenía fundas. Mi amigo Angelillo -Ángel Muro, que en paz descanse- y yo la llevamos a la estación en un Citroen Dos caballos y la metimos en el tren para Madrid. Tardé tres meses en sacarla de consigna porque debía pagar 500 pesetas y no las tenía. Tenía claro que me iba a ganar la vida con la música, que bastaba con que me vieran tocar.

-¿Cómo ganó ese dinero?

-Desmontando escenarios. En las tiendas de música había tablones de anuncios y así empecé a conocer a gente.

-¿Cómo empezó a tocar?

-Di con un grupo que no tenía trabajo pero tocaban "Weather Report", les gustaba el jazz-rock y disponían de local de ensayo. No me acuerdo cómo se llamaba. Con el bajista de ese grupo, Ángel, al que no he vuelto a ver, y con Julio Gilsanz, que estaba con Ramoncín, monté el trío "Lucrezia". Sólo hicimos un bolo, en una especie de teatro de Madrid, con carteles en la calle. Actuamos con versiones de "King Crimson" y alguna cosa mía.

-¿Ya componía?

-Empecé entonces porque tenía todo el tiempo del mundo. Fue a vernos una alemana, Pilar, que tenía un garito con dos colegas alemanes más. Habían llegado atraídos por la movida. Le gustó y me ofreció tocar en La Bohemia, de Lavapiés .

-¿Qué tal en La Bohemia?

-Vivía allí y fue donde conocí a Joaquín Sabina, "Cucharada", "Alarma"... la cara B de la movida, más rockera y underground, de la que se habla menos. Con el bajo Fender de mi amigo Fernando Barroso, el arquitecto, me hice bajista de "Pulgarcito", "el Púlgar". Iba de Pastorius.

(Luis Rodríguez, "Pulgarcito" entre otros mil nombres, cantante rockero urbano que tocaba en el metro, en la calle Preciados, se hizo famoso por "Qué demasiao", una canción de un Joaquín Sabina que todavía no había grabado ningún disco).

-¿Cómo pasó a batería?

-A un alemán de La Bohemia, Hans, buen amigo, se le ocurrió que cambiásemos cada uno de instrumento para la fiesta de Nochevieja de 1982. Pulgarcito se hizo guitarrista; el batería, cantante; yo, batería. Faltaba un bajista y fue Manolo Tena, que estaba por ahí. Entre birras le pusimos el nombre de "Tapones Visente". Era punki, cachondeo a tope, el cantante se inventaba las letras, hacíamos versiones de Sex Pistols y ahí, de broma, empecé a llamarme Tino di Geraldo.

-¿Por qué?

-Estaba enganchado a un disco de Pat Benatar y lo ponía siempre. Su marido, productor y guitarrista de solos flipantes, se llama Neil Geraldo. Como daba tanto el coñazo, al "Púlgar" se le ocurrió llamarme Tino di Geraldo. Y quedó. Con ese grupo hicimos un disco. De aquella Nochevieja quedé como batería. Por entonces empecé a tocar con Aute y con Suburbano, que le acompañaban, empezó mi andadura profesional seria y me vi haciendo una gira de verdad.

-¿Qué tal?

-Aute, bien. La música muy aburrida pero empecé a ganar un poco de dinero para coger una casa con colegas y a manejarme con gente del flamenco.

-¿Cómo?

-De casualidad, grabando un disco de los "Tapones..." un técnico me pidió el teléfono de Bernardo Fuster, percusionista de Suburbano. Pregunté por qué, me contestó que había unos flamencos que necesitaban un percusionista, y le dije "voy yo". Así me encontré con Diego Carrasco, que grababa su primer disco, y empecé mi andadura flamenca.

-Que le puso a trabajar junto a Manolo Sanlúcar, Vicente Amigo, Enrique Morente. ¿Cómo logró entrar en un mundo que no era el suyo y en un ambiente donde siempre hay un primo percusionista?

-Yo siempre tuve claro que me bastaba con que me vieran tocar, por eso no me dio miedo ir a Madrid ni a ningún lado. Pensaba que en cuanto me vieran tocar, siempre me darían un bocadillo. Porque esto funciona así. Y siempre fui muy ecléctico, acostumbrado a oír todo, hasta Luis Mariano. Más de la mitad de los músicos suelen ser de un género y yo no: le he dado a todos los palos.

-¿Desde siempre?

-De pequeño me imaginaba que cuando creciera tocaría con smoking en una orquesta clásica el jueves; el sábado con una banda heavy con melenas y el lunes, con unos folkies de gaita. Al final, es lo que he hecho. No entendía el flamenco pero me gustaba este rollo. Tengo esa facilidad de meterme en cualquier cosa y meterte de verdad.

-¿Qué aportaba?

-Aire fresco. No tenía ni puta idea de flamenco y era una ventaja, porque tocaba de otra forma. No sabía cómo se medía la bulería, ni la soleá, ni los palos flamencos. Ahora soy experto. He perdido esa frescura y ese tirarme a la piscina.

-Grabó mucho en estudio.

-Había días de triplete. Mañana con Lola Flores, por la tarde te llaman para otro disco con Rocío Jurado, por la noche tocaba. La primera vez que toqué el cajón fue en "Tauromagia", de Manolo Sanlúcar, uno de los discos más importantes del flamenco. Hice directos con Morente y con Vicente Amigo, que empezaba. Me metí de lleno en ese ambiente gitano y payo e iba a Sevilla cada semana. En 1989 estaba grabando "Soy gitano" con Camarón y conocí al Tomate, a Carlos Benavent, a Jorge Pardo. Luego surgió el grupo "Flamencos all star".

-¿Qué vida llevaba?

-Totalmente desordenada. Fueron muchas cosas de golpe y muy diferentes. Un día Miguel Ríos, otro Ana Belén, Rocío Jurado o Joaquín Sabina. Soy el músico que más discos ha grabado en España y, si no, el segundo. En 1987 apareció Teo Cardalda, de "Golpes Bajos", que estaba montando "Cómplices", de los que fui fundador y con los que anduve hasta 1990.

-¿Cuándo conoce a Carmen, su mujer?

-En 1985. Ella trabajaba en un estudio de grabación al que fui para el segundo disco de "Duncan Dhu". La vi y me dije: "¿Y esta pibita? Pa mí". Hasta hoy. Improvisando e intentando hacerlo lo mejor posible.

-¿Tienen hijos?

-Gaspar, de 25 años, músico. Toca la batería, lo llevamos en los "gérmenes". Toca con Tomasito y ensaya con el hijo de Rosendo. Cuando tenía 5 años mi madre le preguntó qué quería ser de mayor y contestó que veterinario. "¿No quieres ser músico?". Le replicó "músico ya soy". Sabes que en eso estás por encima de los demás, que hablas un idioma que los demás no hablan.

-¿Fue un padre presente?

-He sido muy mal padre. Él no lo dice pero lo ha sufrido. Me pilló joven e inmaduro.

-¿Que tal siente que le ha tratado la vida hasta ahora?

-Soy un privilegiado. La música me ha permitido "escaquearme" de tener que buscarme la vida trabajando en algo que no me guste, como le pasa a la mayoría de la gente. He trabajado y ganado dinero haciendo lo que me gusta y me levanto y me acuesto a la hora que me da la gana. He podido vivir muy bien. He estado en todos los continentes.

-¿Le gusta viajar para tocar?

-Sí, porque vas a sitios a los que nunca irías de vacaciones. He estado con Jackson Estuve en Hawai para un bolo. Llevo con él desde 2005 hasta 2010 por el mundo. El año pasado fui a Filipinas y Nueva Caledonia con un músico francés... Con el flamenco vas a Japón y con Luz Casal he estado en China.

-¿Cuánto lleva con Luz?

-Desde 1991, en estudio y en giras.

-Gracias a ella ha vuelto a Francia como un figura.

-Sí, ahora mismo ella es más estrella en Francia que aquí.

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