Manuel Menéndez Menéndez estaba entero, su metro noventa, pero ante la Comisión de Hacienda de la Junta General del Principado sólo comparecía el 39%. El examinado no respondió a muchas preguntas de Podemos, de Foro, de IU (Ciudadanos hizo una y PP y PSOE no examinaron) porque querían que contestara como consejero delegado de Liberbank, 100% de su capacidad, y él sólo admitía responder como patrono de la Fundación bancaria Cajastur, el 39%. Isaac Asimov, un genio de la anticipación, escribió "Los límites de la Fundación" para poner título al contorno compareciente del banquero.

El acto de control tuvo dos partes: preguntas y fijación de posiciones. En las preguntas, el economista de Ovanes (Salas) respondió generalidades, esquivó y reiteró, no juró un dato y regaló alguna consideración personal de menor cuantía. En la fijación de posiciones aguantó la granizada de Podemos (Emilio León) y Foro (Pedro Leal), que amainó con Gaspar Llamazares (IU). Absorbiendo la luz con su enteca palidez soportó indiferente y casi quieto que León le colocara entre (Mariano) Rubio, (Bernard) Madoff y (Rodrigo) Rato. Pese al listado de clientes de la Caja que sufrieron penurias, el diputado no es tan fiero con el banco como lo pintan porque su temor era el riesgo de la exclusión financiera de algunos pueblos y su visión "Cuéntame" de la Caja de Ahorros de Asturias le llevó a hablar de "entrañable entidad".

Mientras "fijaba posición" Menéndez, más cálido y diciéndose a disposición de los representantes del pueblo, fuera le estaban esperando granizo sesgado, viento del Norte y manifestantes de izquierdas. A la Cámara sólo habían entrado el 39% de Liberbank y sólo el 39% de Podemos. El resto estaba fuera, con paraguas de la "Asamblea de Trabayaores en llucha", camisetas de "Stop desahucios" y la presencia de Juan Manuel Martínez Morala, de la Corriente Sindical de Izquierdas, que comparte con Menéndez muchas "emes" en el nombre y un algo monacal zurbaranesco.

En cuanto asomó, menos de 20 personas le gritaron durante menos de 50 metros "Menéndez, ya basta/ devuélvenos la Caja". Evitó pasar entre ellos y cruzar La Escandalera. De nuevo esquivo. Para llegar a su despacho sí se anduvo con rodeos: se fue Fruela adelante, torció en Pozos, siguió por Ramón y Cajal, dobló por San Francisco y la recorrió cuan corta es, el paraguas en una mano, la cartera en la otra, con tranco largo y marchador.