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Maestros y discípulos

Santos González: "Nada hay más frustrante para un profesor que tener alumnos en paro"

José Luis Flórez: "Cada vez adquiere más valor la combinación de conocimientos; competimos con todo el mundo"

"La gloria del maestro consiste, no en formar discípulos que le sigan, sino en formar sabios que le superen", decía el premio Nobel de Medicina Ramón y Cajal (1852-1934) en sus "Reglas y consejos sobre investigación científica". Esa enseñanza es la que mantiene viva desde el inicio de su trayectoria académica el catedrático de Álgebra de la Universidad de Oviedo Santos González (Vega de Santa María, Ávila; 1951). La labor del profesor universitario, a su modo de ver, debe ser investigar pero también "dirigir la investigación" de otros. Y añade que uno solo es maestro en la medida que se acepta ser discípulo. José Luis Flórez (Oviedo, 1973) lo cumple. El primer encuentro entre ambos, en 1991, fue cuando Flórez inició los estudios de Matemáticas. Desde entonces se han ido intercambiando los papeles, en función de los proyectos que emprendían. A los lazos de amistad que les unen se suma el intercambio de aprendizajes.

"La formación debe ser continua, a lo largo de toda la vida", opina José Luis. Esa actitud es la que define al buen discípulo. "Siempre me rodeo de gente que me supera, y José Luis es el ejemplo típico y un modelo de que en la Universidad hay que tener la mente abierta", argumenta el maestro. "No era un alumno al uso, más centrado en la investigación y la docencia", continúa, "sino que ya desde el inicio mostró interés por crear empresa".

José Luis Flórez forma parte de la primera promoción de licenciados en Matemáticas en Asturias. Tras una trayectoria brillante en la empresa privada, con 33 años decidió poner en marcha una empresa de inteligencia analítica en el Parque Científico y Tecnológico de Gijón, Neo Metrics. Arrancaron con una facturación media anual de cinco millones de euros. "Al principio había cierta tensión con los clientes cuando les contabas que en las bases de datos existía un valor económico. Era algo bastante revolucionario", recuerda. De aquel proyecto empresarial, con el que dieron el salto a México y Estados Unidos, llegando a convertirse después en uno de los referentes en "Big Data" para la consultora Accenture, hoy Flórez vuela en solitario con un nuevo proyecto.

Gestionar en crisis

Con tres de los socios de Neo Metrics ha puesto en marcha una revolucionaria aplicación que reinventa la forma de ver películas y series de televisión a través del modelo "segunda pantalla", que proporciona información adicional durante el visionado de películas y series. Para ello, "captamos a las diez personas que más sabían de análisis avanzado de datos", especifica sobre el origen de un proyecto que comenzó a tomar forma en su cabeza en 2013. Pese a lo ambicioso de la iniciativa, el mayor aprendizaje de su carrera dice que le llegó en 2008, cuando la crisis comenzó a golpear con fuerza. "Gestionar en ese tipo de situaciones es la mayor enseñanza que puedes tener. Y pese a todo, 2011, para nosotros fue uno de los mejores años de ventas", explica Flórez, quien reconoce sentirse cómodo en el manejo de situaciones nuevas en contextos de incertidumbre grande. El proyecto Touchvie, "más que surgir, lo hicimos surgir", apunta este matemático, padre de gemelos por partida doble (una pareja de un año y otra de cinco), quien encuentra en la Universidad "uno de los canales de acceso al conocimiento". Al final, esa relación pervive más por una cuestión práctica que sentimental. En este punto, el maestro explica que a ellos lo que les gusta es "rodearse de los mejores para ser tan buenos como ellos".

El objetivo, enfatiza González, "es seguir aportando inteligencia" tanto en los proyectos de José Luis como en la cátedra de Inteligencia Analítica que el maestro puso en marcha en la Universidad de Oviedo con el ánimo de facilitar tanto a la empresa como a la Administración que sean más eficientes y trabajen con mayor seguridad en la explotación de sus sistemas de información. Ese modelo de colaboración lo lleva Santos González a "la Universidad del siglo XXI" donde la generación de empleo y la conexión con los empleadores es el principio fundamental. "El próximo rector debe ser consciente de ello", prosigue el catedrático de Álgebra. Más propuestas. "La Universidad debe exigir que la gente trabaje por objetivos", plantea. Si bien el momento político actual "no ayuda" porque "faltan interlocutores reales", al final lo fundamental en este momento pasa por "facilitar ideas nuevas y canalizarlas para que los chavales se estimulen unos a otros". El modelo de profesor universitario limitado a la docencia ha dado paso a un tándem donde maestro y discípulo se van dando el relevo.

25 años de colaboración

A su juicio, el mayor fracaso de un profesor universitario es que sus alumnos vayan al paro. "No hay nada más frustrante", sentencia. "Los alumnos son como los buenos futbolistas. A los 21 años se comen el césped pero hay que darles el partido", opina. "En investigación hay oportunidades", subraya Flórez, pero queda por delante un reto: unir disciplinas. "Cada vez tiene más valor la combinación de ciertos conocimientos", defiende Flórez. Y pensar en algo nuevo "porque competimos con Israel, Asia, Europa del Este, Estados Unidos... Nuestro ámbito de trabajo es internacional". Y la clave ahí, zanja González, "está en el talento, no en la economía, pues caminando juntos se consigue financiación".

Santos González y José Luis Flórez suman un cuarto de siglo en esta tarea de avanzar juntos. Incluso cuando el discípulo inició su trayectoria profesional en Madrid siempre buscaban algún momento cuando, de vuelta a Oviedo, el fin de semana, intercambiaban inquietudes y conocimientos en la cafetería del hotel Ramiro. "Allí planificábamos todo". José Luis cree que el éxito en cualquier proyecto radica en "ser pionero", por eso no le asusta afrontar nuevos desafíos. Porque para él, como Ramón y Cajal defendía hace un siglo, ser discípulo es el mejor aprendizaje que se puede tener; toda la vida aprendemos de los seres humanos, concluye.

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