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Sotres mira de reojo a la montaña

Los vecinos piden al Principado más seguridad contra los aludes en la carretera

El taxista David Moradiello junto a un montón nieve caída en la carretera de acceso al pueblo. miki lópez

En una de las numerosas curvas del tramo de carretera comarcal que une las localidades de montaña de Tielve y Sotres, la acumulación de nieve caída de la pronunciada ladera afecta parcialmente a la calzada. Se pasa bien, es una anécdota, pero los vecinos de la zona viven en vilo cada vez que tienen que circular por esos seis kilómetros problemáticos en invierno.

Seis kilómetros con siete puntos de riesgo por aludes. Están perfectamente localizados. Tres de ellos, la Canal de la Vieya, La Correntía y La Lizosa se vuelven especialmente peligrosos cuando la nieve se acumula y baja en torrente, traicionera por silenciosa, pero sin olvidar el peligro de otras dos encrucijadas como La Taraminguera y el Argadón.

David Moradiellos, uno de los taxistas que suele hacer la ruta hasta Sotres, conserva en su móvil unas fotos del año pasado, tras la nevadona de febrero. Su furgoneta queda empequeñecida ante la altura de la nieve acumulada a ambos lados de la carretera. "Si un nevero pilla a alguien, aquí no hay forma de escapar".

La indignación de muchos vecinos tiene que ver no tanto por la orografía, que es la que es y hay que adaptarse a ella, como por lo que consideran una dejación de funciones de la Administración.

En uno de esos puntos calientes a pie de carretera se pueden ver los restos de la malla de acero que protegía de la caída de nieve, destrozados desde el año pasado por estas fechas. "Nadie vino a repararlo, estarán esperando a que ocurra una desgracia", lamentan.

La última de ellas tuvo lugar hace ya más de veinte años. David Moradiellos era un adolescente que la vio en directo: un alud que llegó de improviso y sin ruido y se llevó por delante a una vecina de Sotres, Rosario López.

-Estaba dando un paseo junto a su marido. El hombre iba unos metros más adelante y gracias a eso salvó la vida. Fue algo impresionante.

El cuerpo apareció, ladera abajo, a cientos de metros al otro lado de la carretera, cerca del cauce del río Duje. En Sotres se recuerda con afecto a Rosario, y los vecinos se han acostumbrado a mirar de reojo la montaña que encuentran a su derecha según se baja en dirección a Tielve. No es la primera vez que algún vecino tiene que bajarse del coche y, pala en mano, apartar la nieve que bloquea la calzada. A veces los coches quedan atrapados entre dos avalanchas. "Aquí, gracias a que hay poco tráfico", señala Moradiellos, que ya vivió alguna situación inquietante.

En realidad los siete puntos conflictivos están mucho más cerca de Sotres que de Tielve, en un tramo que no tiene más de dos kilómetros. La Correntía, quizá el más conocido, está a menos de dos mil metros del pueblo de Sotres. El desnivel es espectacular y si la nieve baja se come la carretera, estrecha de por sí. Solo uno de ellos está cercano a Tielve, pero el río Duje, que a esas alturas ya "cambió" de orilla, sirve de parapeto.

Para que haya un "neveru" tiene que haber mucha nieve acumulada en la altura. Son laderas pronunciadas, con orografía cóncava que recoge nieve y forma "ríos" blancos hacia la carretera. "Lo asombroso es que ni se sienten, te pillan de improviso y no te enteras", explica David el taxista.

La mejor solución, coincide el vecindario, es la construcción de viseras antiavalanchas "para que la nieve pase por encima y no se interrumpa el tráfico rodado". Son fáciles de construir -de hormigón- y aportan seguridad. Y baratas, en lo que cabe.

Sobre la carretera vuelan los buitres, y David ejerce de guía. "Por ahí arriba viene el camino que usaba la gente de Sotres". Se bajaba y subía caminando. Cuando la nieve dejaba.

Los vecinos reclaman que el Principado instale, a falta de viseras, vallas protectoras en los puntos con riesgo. Uno sí tiene valla en muy buen estado.

De la fuerza de las avalanchas cuando se dan las condiciones para ello sirven de prueba los restos de las mallas destruidas. "Si un nevero alcanza de lleno a un coche, aparece a 200 metros", pronostican en Sotres. Los cabraliegos conocen lo que hay y de vez en cuando avisan a los visitantes que se paran en la carretera a hacer fotos de un paisaje deslumbrante. "Mejor no andar mucho por ahí", alertan.

Ayer volvió a nevar en Picos y en general en toda la cordillera. Las temperaturas, de récord en lo que va de año. El puerto de Pajares registró 9,4 grados bajo cero a primera hora de la madrugada de ayer. En Degaña los termómetros registraron 6,4 grados bajo cero, y Leitariegos, -4,8 grados.

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