Este nuevo caso de abuso de menores en un colegio marista de Cataluña ha vuelto a poner en alerta a todos los padres sobre dónde dejan a sus hijos cuando van a trabajar. En los últimos años este tema es cada vez más sensible y casos como éste no hacen más que agravar la situación.

Aunque estos casos no son numerosos, sí que siempre causan un gran revuelo social debido a la gravedad del asunto. Estos actos marcan la vida de una persona, por lo que este problema se tiene que erradicar de raíz, y ahí está el mayor problema. Cómo poder controlar estos actos sin vulnerar los derechos de una persona.

Desde mi punto de vista las condenas deben ser más duras, aunque creo que con esta medida no es suficiente. El mayor escollo es que la gente que comete estos abusos son personas con problemas psicológicos, y por lo que cuentan quienes las conocen son inesperados.

Mi mayor temor es que haya gente que se vea afectada por este problema sin tener ellos nada que ver; no puede apoderarse la histeria de los colegios.

No dejemos que estos casos aislados ensucien el gran sistema educativo que tenemos y sirva para criminalizar al profesorado.