El reciclaje aumenta en Asturias a medida que los asturianos colaboran más activamente en la clasificación de los residuos y en su depósito, tanto en los contenedores de colores como en la red de puntos limpios. Así, la recogida separada de restos de papel o cartón, envases ligeros (briks, latas, botes y botellas de plástico, etcétera) y envases de vidrio llegó en 2015 a 48.811.579 kilos, cifra que equivale a una media de 45,97 kilogramos por habitante, un cinco por ciento más que el año anterior. Son los datos que se obtienen tras el pesaje de los materiales recibidos en los 13.386 contenedores azules, amarillos y verdes que el Consorcio para la Gestión de Residuos Sólidos de Asturias (Cogersa) gestiona en cooperación con todos los ayuntamientos del Principado, además de en los cubos del sistema puerta a puerta que se usan en la zona urbana del municipio ovetense.

Estos resultados se traducen en que cada asturiano aportó a los contenedores de reciclaje una media de 21,32 kilos por habitante y año de papel/cartón; otros 9,87 de envases plásticos y metálicos y 14,78 más de botes y botellas de vidrio. La separación de estos materiales ha aumentado casi un 18% desde 2006, pese a los años de menor consumo de las familias y menor actividad económica de la reciente crisis. Los 9,87 kilogramos por habitante y año del contenedor amarillo son la cifra más alta alcanzada en Asturias desde que se puso en marcha el servicio a finales de los noventa.

El lugar de los residuos voluminosos y especiales. Cogersa también trabaja con los ayuntamientos en la mejora de la recogida separada de otras fracciones de origen doméstico: los residuos especiales y voluminosos, que pueden ser reciclados en su mayoría. Son restos que no pueden dejarse junto a la basura doméstica o comercial para ser objeto de la recogida viaria ya que son potencialmente tóxicos o contaminantes -aceites, pinturas, fluorescentes, pilas y baterías, etcétera-, o porque tienen un excesivo volumen (escombros, muebles, electrodomésticos, aparatos informáticos, podas y siegas...). El servicio de recepción clasificada de estos desechos se presta a través de la red de puntos limpios, recintos vallados y atendidos por personal de Cogersa donde se puede encontrar un contenedor diferente para cada tipo de residuo. El servicio llega a los concejos más pequeños con la construcción de zonas de acopio para restos de gran tamaño (muebles, chatarras y escombros) y con la visita una vez al mes de un camión especialmente equipado que se lleva todo lo que no puede ir a los cubos de basura ni a los de reciclaje (pequeños electrodomésticos y productos tóxicos). En los puntos limpios, en las áreas de voluminosos y en el punto limpio móvil Cogersa recibió en 2015 un total de 35.624.744 kilos de residuos, que es un 9,31 por ciento más que en 2014. Prácticamente la mitad, casi 18.000 toneladas, fue residuos de construcción y demolición; seguidos de 5.982 toneladas de restos vegetales y 5.786 de muebles usados.

El reto del quinto contenedor. El objetivo que marca la legislación vigente de reciclar al menos la mitad de los residuos municipales en el horizonte de 2020 es prácticamente imposible de conseguir si no se implanta la recogida por separado de una parte esencial de los restos domésticos y comerciales: los desperdicios orgánicos, restos de alimentos cocinados y no cocinados, que representan algo más de un tercio de la bolsa negra que actualmente va directa al vertedero de Serín. Cogersa trata de apoyar a los ayuntamientos en la implantación de un servicio de recogida selectiva de biorresiduos, el llamado "quinto contenedor", por medio de la convocatoria anual de ayudas económicas que pueden cubrir hasta la mitad de los costes de la compra de los cubos así como las campañas de sensibilización social, la propia recogida y el transporte. Avilés, Castropol, Castrillón, Gijón y Mieres fueron los cinco ayuntamientos que se sumaron en 2015 a la iniciativa instalando en algunas zonas y barrios un nuevo recipiente de color marrón. Lograron captar 305 toneladas de materia orgánica que fue traslada a la planta de biometanización de Serín, donde Cogersa tiene establecida una bonificación del coste de tratamiento (es gratuito) con el ánimo de incentivar el reciclaje.

El objetivo inmediato es lograr que se incorporen a su uso no solo los domicilios particulares, sino sobre todo los grandes centros generadores, es decir: mayoristas de alimentación, mercados y supermercados, la hostelería y en los comedores de los edificios colectivos tales como colegios, residencias y hospitales.