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Apuntes de mecánica política

La hidra de la corrupción desangra a PP y PSOE

Populares y socialistas se enzarzan en un cruce de acusaciones por los casos de irregularidades para regocijo de los partidos emergentes, sin ser conscientes de que a ellos los acechan sus propias bestias

La hidra de la corrupción desangra a PP y PSOE

La corrupción se ha convertido en la hidra que aterroriza a los grandes partidos. Por cada caso que intentan cercenar surge otro no menos horrendo, al igual que nacían cabezas de los muñones del monstruo que describió Apolodoro. La serpiente policéfala asesta dentelladas salvajes a la vida política regional y nacional, pero los aspirantes a ser Heracles, el héroe griego que logró acabar con la bestia del lago Lerna, sufren los mordiscos al tiempo que señalan y jalean a la bestia que combate el contrario. ¿Cabe actitud más suicida? Bien resguardados, los partidos emergentes se pavonean sin ser conscientes de que también a ellos los acechan sus propias bestias de aliento venenoso, quizás ahora dormidas o gestándose.

Populares y socialistas no tienen ya dedos para contar las cabezas de los escándalos a los que se enfrentan: algunas enormes y pavorosas, otras pequeñas pero dañinas. Reptan por toda la geografía nacional y la última semana han tenido sus manifestaciones en el debate político asturiano. En Asturias los rostros de la hidra han tomado la forma de la trama del cable que enreda al PSOE por las supuestas irregularidades de la empresa pública GITPA, y la trama del agua que ahoga al PP por la presunta red de favores políticos vinculada a contratos con la empresa Aquagest. La última, la denuncia de la Fiscalía al diputado socialista Marcelino Marcos por unos contratos municipales. El combate con la bestia va camino de ser uno de los trabajos más extenuantes.

Hay matices, claro. Y cada cual trata de hacer menos fiero el bicho que le toca en suerte. Los socialistas puntualizan que las sospechosas cuentas del GITPA se refieren a una empresa pública y que quien gobierna nunca está exento de que en cualquier cesto recóndito de la Administración surja la manzana podrida, sin que eso signifique que haya estructuras políticas involucradas. ¿Es lo mismo una irregularidad de un funcionario que unos viajes o dinero pagado al dirigente de un partido? Los populares se amparan en que todo lo que indaga la juez Pilar de Lara en Lugo procede de una etapa anterior que Mercedes Fernández trató de borrar con cambios, destituciones y poniendo distancia por medio con algunos de los protagonistas. Pero cuando se trata de señalar al contrario no hay miramientos. ¿Cómo pudieron indignarse los populares por las referencias a Mercedes Fernández del consejero de Industria, Francisco Blanco, cuando minutos antes el diputado popular José Agustín Cuervas-Mons había exhibido una fotografía de Javier Fernández con el director del GITPA?

Cada cual amarra su torniquete como puede para evitar desangrarse. Los socialistas han fijado un criterio que repiten cual mantra: sólo se exigirá la dimisión de aquellos cuyas posibles vergüenzas acaben en juicio oral. Lo demostraron de manera fulminante con el exalcalde de Pravia Antonio de Luis Solar. Pero también aplicaron más diligencia en el caso del exdirector de Administración Local, José Balmori, fulminado por una estancia de hotel abonada por Aquagest pese a que el asunto quedó sobreseído. Los populares no tienen establecida una norma: a Joaquín Aréstegui se le exigió la dimisión y terminó destituido de su empleo; ante Agustín Iglesias Caunedo la dirección regional no logró ser tan persuasiva. Al tiempo, quienes miran desde la barrera exigen que rueden cabezas a la mínima, sean o no de la peligrosa hidra. El contraargumento del PP para afear a los socialistas su actitud ante las irregularidades del GITPA está en la aparente tardanza en actuar cuando los funcionarios que señalaron los desajustes llevaban tiempo intentando hacer saltar las alarmas.

Lo cierto es que la batalla dialéctica en torno a la corrupción es infinita, ya sea por recurrir al "y tú más" o al "lo mío es diferente". Y se pide la destitución de todo investigado del contrario, aunque ejemplos de imputados (por delitos no vinculados con la corrupción) que continuaron en el cargo, o continúan, también los hubo y hay en los que claman: Ángel González (Izquierda Unida) o Enrique López (Podemos, en este caso por presunto atentado en la agresión a varios policías).

¿Hay alguna forma de acabar con la hidra? Heracles no pudo hacerlo solo. Su astuto sobrino Yolao utilizó una gasa ardiente para quemar los muñones de la bestia una vez que Heracles cortaba la cabeza. De ese modo, la herida quedaba sellada y no brotaba un nuevo miembro amenazante. Sólo cuando Heracles logró rebanar la única cabeza inmortal de la hidra consiguió dejarla tendida inerte ante la fuente de Amimone.

En tanto los partidos no atajen de raíz las estructuras por las que se cuela la corrupción, difícil será que venzan al monstruo. Y con todo nunca estarán exentos de él. Si hubiese que idear una ecuación que estableciese las probabilidades de que un partido sufriese un episodio de corrupción, ésta sería proporcional a la cuota de poder ejercido en ayuntamientos, comunidades autónomas o gobiernos centrales y seguramente crecería de forma exponencial con los años que se mantuviese al mando.

La creación de organismos, entidades y oficinas de control tiene su efecto positivo, pero sólo si no son meros observadores. Por ejemplo, la Sindicatura de Cuentas asturiana, por muy tocanarices que le resulte en ocasiones a los gobiernos, ha contribuido a que los servicios técnicos y secretarías generales del Principado, por ejemplo, hayan exhibido en los últimos años una minuciosidad inflexible apegada a la letra pequeña. Y el impacto que ha supuesto el "caso Marea" ha colocado en tensión activa a la Administración para vigilar cada paso. Pero lo cierto es que la legislación vigente, si se observase de forma escrupulosa, ya sería suficiente para garantizar limpieza.

Al científico Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799) se le recuerda más por sus ácidos aforismos que por su pasión por la física experimental. Suya es la frase siguiente: "Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto". Podría ser éste un eslogan lapidario para entender muchas de las consecuencias en el escenario político que han surgido en medio de la crisis económica. De lo que nadie duda es de que, aunque las hidras continúen surgiendo de tanto en cuanto del inframundo haciendo honor a su condición ctónica, solo una renovación ética de la vida política hace posible tenerlas dominadas. ¿Recuerdan el pasmo con que los diputados asturianos reaccionaron al escándalo de los coches oficiales Phaeton? Miren ahora el parque automovilístico de la Administración.

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