Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inactividad física es la causa principal del 21 al 25 por ciento de los cánceres de mama y de colon, el 27% de los casos de diabetes y de alrededor del 30% de la carga de cardiopatía isquémica. Un nivel adecuado de actividad física en adultos reduce el riesgo de hipertensión, cardiopatía coronaria, accidentes cerebrovasculares y caídas; mejora la salud ósea y funcional; es fundamental para el equilibrio calórico y el control del peso; disminuye la mortalidad y contribuye a reducir la ansiedad (sobre todo cuando se realiza de forma moderada) y al equilibrio de la salud mental al prevenir y disminuir el grado de depresión.

Razones suficientes y de gran peso para comenzar a hacer deporte. El sedentarismo, también conocido como "muerte lenta", es un enemigo a batir y en el próximo número de la colección "Experiencia Running", que se podrá adquirir la próxima semana con LA NUEVA ESPAÑA por 0,50 euros se ofrecerán infalibles y sencillas armas y consejos para hacerlo.

Las distracciones de la vida moderna, caso de la televisión, el teléfono móvil o el ordenador, son tentaciones que alejan cada vez más a la población de los ambientes naturales y el deporte. Un enorme y perjudicial error, ya que una vida sin actividad física y con una alimentación inadecuada puede traer perjuicios a la salud difíciles de recuperar. Sobrepeso u obesidad, dolores articulares y contracturas, el aumento del riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares y coronarias o la depresión son sólo algunos ejemplos. Según la OMS, más de la mitad de los adultos de países desarrollados realiza una actividad física insuficiente, es decir, menos de 90 minutos de ejercicio a la semana. La recomendación, en el caso de adultos de 18 a 64 años, es de 150 minutos semanales como mínimo si se realiza actividad física aeróbica, de intensidad moderada; o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa por semana, o una combinación de ambas.

Las personas pasan un promedio de 64 horas a la semana sentadas, 28 de pie y 11 caminando, más allá del tiempo que le dedican al deporte durante el día. Fuera de las actividades deportivas programadas, aun los más activos pasan tanto tiempo sentados como el resto. Sentarse por un largo período de tiempo provoca que el cuerpo se ralentice, se utilice una menor cantidad de azúcar en sangre y se quemen menos grasas. Un informe publicado por el "American Journal of Epidemiology" asegura que un hombre que permanece más de 6 horas diarias en su silla tiene un 18% más de riesgo coronario y el 7,8% más de probabilidades de sufrir diabetes, comparado con alguien que no se mantiene tanto tiempo sentado. El ejercicio, por sí solo, no compensa la cantidad de horas que una persona se mantiene sentada. Y, además, puede traer lesiones para quienes ya corren, ya que la posición estática de ciertos músculos provoca que se tensen o estiren demasiado. Por ello, es importante no sólo realizar deporte, sino evitar también las actividades sedentarias durante el resto del día. Ya no bastará únicamente con dejar los hábitos nocivos (fumar, tomar alcohol, comer comida basura), sino que lo ideal es también moverse en el trabajo y el resto de las actividades diarias. Sólo hay que ponerse a ello, el resto vendrá después.