El debate en la Junta General sobre la eliminación del Consejo Económico y Social (CES) del Principado acabó ayer en bronca entre el PSOE y Podemos, que llegaron a echarse en cara hasta las nóminas que cobran y el precio de sus ordenadores. Tras más de cinco horas de sesión, con declaraciones polémicas que generaron tensiones cruzadas entre algunos de los comparecientes, la fijación de posición de los grupos parlamentarios sirvió de válvula de escape a socialistas y podemistas, que se tiraron los trastos sin ningún miramiento.

La jornada venía caliente desde primera de la hora mañana, cuando un exrepresentante sindical de UGT, Pablo Álvarez, que acabó siendo expulsado del sindicato tras unas sentencias judiciales, no tuvo reparo en definir el CES como "un chiringuito financiado con dinero público para colocar a familiares y afines" al tiempo que calificó de "contra natura" un organismo en el que están sindicatos y empresarios "porque lobos y ovejas no comparten pesebre". Y José María Estrada, del Conceyu por otra función pública en Asturias tampoco se anduvo con remilgos al afirmar, en asturiano, que "lo único que faen ye combayar".

Las intervenciones de estos dos comparecientes fueron destacadas a lo largo de toda la sesión por los diputados de Podemos y la chispa llegó al final. Le tocaba cerrar el turno de fijación de posiciones a la socialista Margarita Vega. Tampoco se anduvo por las ramas. "Con la supresión del CES, el PP propone y Podemos dispone porque les ha tocado tomar la bandera del proyecto popular", reprochó Vega, quien lamentó que la formación morada llamase a la Junta General en calidad de expertos "a personas que sólo traen sus conflictos personales, que nos llevan a seguir ahondando en el resentimiento, lo que no es saludable para el debate sosegado que necesita el CES ".

La diputada socialista espetó a renglón seguido al portavoz de la formación morada, Daniel Ripa, que "cuando se habla de privilegios, de contradicciones está lleno el mundo (...) Usted va con un ordenador de 2.000 euros, cuatro veces más caro que otros que salen estupendos (...) Ustedes piden en el aeropuerto que les abran las salas VIP. Y no publican sus nóminas, como hace el PSOE, pero preguntan a todos cuál es sueldo. Pregúnteme a mí: cero euros", afirmó Vega. A esas alturas, Ripa ya había advertido de que otro de los comparecientes, el presidente del CES de España, Marcos Peña, defensor de la entidad como "una máquina de entendimiento", cobra "un sueldo de 4.500 euros netos al mes pero no sabe cuánta gente gana menos de 1.000 euros en España" y su compañera de grupo, Lorena Gil, había preguntado por sus salarios a los secretarios general de UGT, Justo Rodríguez Braga, y al de CC OO, Antonio Pino, así como al director general de la Federación Asturiana de Empresarios, Alberto González, único que se negó en redondo: "Mi sueldo es privado, sólo lo sabemos Hacienda y yo. Y no se lo digo porque además no tengo por qué hacerlo", zanjó Alberto González.

Por alusiones, Ripa pidió la palabra: "Nuestro salario está publicado en la web del partido y el mío es de 1.950 euros y lo que pasa de ahí, por ejemplo, lo doné al ayuntamiento de El Franco. Mi ordenador costó 1.200 euros y usted", dijo, dirigiéndose Margarita Vega, "no está para hablar porque se pagó una casa en un año. Cobró 80.000 euros en el consejo de Liberbank en 2009. No está para dar lecciones". Unas palabras a la que replicó la diputada socialista: "De nuevo datos de elaboración propia", replicó Vega. "Es absolutamente falso lo que acaba de decir el señor Ripa sobre mi persona".

Las cinco horas de comparecencia también sirvieron para que el constitucionalista Miguel Ángel Ángel Presno planteara la conveniencia de reformar, que no suprimir, el CES del Principado. Planteó medidas concretas: reducir a la mitad los 24 miembros actuales, evitar la presencia del Gobierno, limitar a 8 años la permanencia en ese organismo, y dar entrada a nuevos colectivos. "No habría que suprimirlo sino democratizarlo y que tenga total independencia del Ejecutivo autonómico", defendió el profesor de la Universidad de Oviedo.

La propuesta de reforma contó con el beneplácito de los representantes sindicales. Justo Rodríguez Braga criticó "la cruzada para guillotinar un órgano de participación democrático en aras del recorte suicida" y lamentó que podemos se sume a esa iniciativa del PP. Antonio Pino, de CC OO, señaló al CES como un "elemento esencial" y Alberto González, de la FADE, lo calificó como "un valioso marco de colaboración" donde sindicatos y patronal logran "consensos" y el consejero de Empleo, Industria y Turismo, Francisco Blanco, juzgó "razonable" que se planteen "mejoras".

Aunque la ley para suprimir el CES se votará en la Junta General en los próximos meses, el debate de ayer si no definitivo aportó nuevas pistas. Foro y Ciudadanos se mostraron más receptivos a la reforma que a la eliminación, el PSOE e IU son partidarios de su continuidad y Podemos y el PP son los grupos más hostiles. "Llevamos gastados más de 10 millones en el CES", esgrimió José Cuervas-Mons (PP). "Tan malo es dejar el órgano como está, como cortarlo; a lo mejor se trata de reformarlo", defendió Armando Fernández Bartolomé (C´s). "Estudiaremos una modificación, que parece el sentir mayoritario" comentó la forista Carmen Fernández. Y Ovidio Zapico, de IU, lanzó una advertencia: "para reformarlo no podemos suprimirlo previamente".