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El silencio, aliado del acoso escolar

Observar el clima del aula, fomentar la empatía y reforzar la comunicación en casa son los consejos que dan los expertos para que víctimas y agresores hablen

El silencio, aliado del acoso escolar

Hay acoso escolar porque hay silencio. Tanto el que lo sufre como el que lo practica callan. Uno por miedo a sufrir más abuso y el otro porque ve el insulto como un juego. Los que quedan en medio como espectadores tampoco dicen ni pío por temor a quedar como débiles. Ese pacto de "boca cerrada" es el que hace que el "bullying" aflore con alguna frecuencia en colegios asturianos. Pero la tarea de romper con ese nocivo silencio no corresponde sólo a los alumnos, sino también a maestros y a padres.

El profesor de Psicología de la Universidad de Oviedo David Álvarez considera necesario que el Principado elabore un protocolo de actuación en centros. "Lo que tenemos ahora es un decreto de derechos y deberes muy general, que no trata de forma específica la violencia en las aulas. La comunidad educativa no sabe entonces cómo actuar", explica.

Dado este vacío, algunos institutos optan por tratar el problema con remedios caseros. Es el ejemplo del Carreño Miranda de Avilés, que ha lanzado esta semana una aplicación móvil para que los adolescentes se animen a denunciar mediante mensajes. Puede ser una salida al "bullying", dicen los expertos, pero es eso, sólo una salida. Hacen falta muchas más para que las 42 diligencias abiertas por la Fiscalía de Menores en 2014 queden reducidas a cero. El psicólogo David Álvarez y la profesora del área de Didáctica y Organización Escolar de la Facultad de Formación del Profesorado María Esther del Moral dan algunas pautas de emergencia.

Los profesores

Los tutores deben observar con especial atención el clima del aula para identificar tanto a las potenciales víctimas como a los agresores. Según Del Moral, los patios de los recreos "son los escenarios en donde se manifiestan las fobias y las filias entre los grupos, ahí se detectan los brotes de acoso". En este sentido, David Álvarez, experto en psicología evolutiva y de la educación, reconoce que hace falta personal. "Los profesores tienen que hacer muchas cosas y no pueden estar a todo. Para analizar cuál es el alumno rechazado y cuál es el guay de la clase están los orientadores. Pero si tenemos a uno para mil personas difícilmente podrá tratar el acoso", dice.

María Esther del Moral también cree que la escuela debe explicar qué es la violencia y qué tipos hay, así como "fomentar la empatía, conocer las propias emociones y promover el valor y el reconocimiento de todos".

Los alumnos

Lo prioritario es invitarlos a que alcen la voz, a que cuenten lo que les está pasando a ellos o al compañero de al lado. Para ello, señalan los expertos, hay que darles confianza e inculcar autoestima. También que vean que insultar o, en el peor de los casos, pegar no es un juego, sino un grave problema, que con el tiempo puede hacerse mayor. "Quien sufre el acoso acaba teniendo depresión e incluso intentos de suicidio. Y quien agrede puede asumir ese comportamiento como un patrón de conducta que luego aplican a otros ámbitos de la vida, como el familiar", manifiesta David Álvarez. El profesor de Psicología opina que una maniobra errónea en los centros es que la víctima sea la que deje el colegio en vez del agresor. En ello está de acuerdo Encarna García, presidenta de la Asociación Contra el Acoso Escolar, quien detalla que en lo que va de año ya se han producido treinta salidas de niños que fueron maltratados por sus compañeros de clase.

Los padres

La familia es el tercer pilar para luchar contra el "bullying". Del Moral sostiene que los progenitores tienen que estar pendientes de los cambios de comportamiento de sus hijos: "Evitar ir al colegio por miedo, no desear que llegue el lunes y poner excusas para saltarse las clases". De igual modo, deben observar las posibles huellas de agresiones. Y no sólo las físicas, sino las materiales. Ropa rota o pérdida de objetos escolares pueden dar pistas de lo que se cuece en clase.

Del Moral también recomienda hablar con sus amistades, saber a qué dedica su tiempo libre y con quién lo comparte y vigilar de vez en cuando las redes sociales. Por su parte, David Álvarez insiste en reforzar la comunicación familiar. Es decir, no se trata sólo de controlar, sino de crear un buen ambiente para que el adolescente se suelte y cuente todo lo que le pasa.

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