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Asturama | Los rostros de la noticia

"Nos marginan", dicen los dueños de perros en Grado, a los que se limita el paseo

Los vecinos consideran excesivo que canes y paseantes vayan por distintas orillas del río

Carmen García y su marido, ayer caminando por la margen izquierda del río Cubia. FERNANDO RODRÍGUEZ

A un lado del río Cubia, los chuchos. Y al otro, los paseantes sin mascotas. Decisión salomónica. En Grado, la polémica está servida a cuenta de un bando del Ayuntamiento que divide la senda fluvial en dos partes. En el escrito, el gobierno municipal de IU obliga a que los perros circulen por la margen derecha del arroyo y dejen la izquierda libre de ladridos para evitar conflictos vecinales. Esta es una de las consecuencias del creciente número de canes que hay en la región: 164.463 o, lo que es lo mismo, 1,5 perros por cada 10 habitantes. Sin embargo, la medida tomada en la villa moscona para disipar las quejas ha anegado de descontento una de las orillas. "Lo han sacado de madre. Son cuatro los que se quejan. Y por culpa de ellos nos han marginado a todos", se quejan Alicia Iglesias y Carmen Fernández, que ayer caminaban por su "carril" entre carreras de "Nerón" y "Telva", sus perros.

A ellos les ha tocado, denuncian, la peor parte del río Cubia. En la que no hay iluminación ni papeleras. "Si quieren que vayamos por aquí, que adecenten la zona", dicen. "No puede ser que en un trayecto de kilómetro y medio tengamos sólo un cubo para echar las heces de los animales. ¿Qué quieren que hagamos? ¿Que vayamos caminando con la bolsita en la mano?", se quejan. El cabreo sube de nivel y culpan al gobierno local de "discriminar" a los chuchos. "Mire este, no molesta ni hace daño a nadie. Es pequeñín y lo más cariñoso del mundo", comenta Dolores Piñeiro en referencia a su querido "Pecas". Más grande es "Duque", el Husky de Sonia Suárez. "Lo llevo siempre con correa, porque entiendo que al ser tan alto, puede haber vecinos que tengan miedo". Pero eso no es motivo, opina, para que veten una parte de la senda fluvial. "Tiene que haber tolerancia y convivencia", expresa Gemma Pravia, que vive con un Fox Terrier, "Lola".

"Me niego a cumplir el bando", agrega esta moscona. Y lo cierto es que pocos lo cumplen. La mayoría no sabe ni siquiera cuál es su parte del paseo. "Cada uno dice una cosa diferente: que si es éste, que si es el otro. No sé. Y como tampoco hay ningún cartel ni está la policía para controlarlo... Yo lo recorro todo", dice Patricia Menéndez, que ayer paseaba por la orilla incorrecta junto a "Roy". Esta moscona no se explica todavía por qué el Ayuntamiento ha llegado al punto de sacar un bando. "Nunca vi ningún problema por aquí ni me llamaron la atención", asegura. Lo mismo que Carmen Fernández, quien afirma que "los que se quejan son los mismos que dicen que las aceras son para las personas y por ellas no pueden ir los perros".

Las quejas continúan en la otra orilla del río Cubia, la izquierda. Los vecinos sin mascotas tampoco aprueban la medida adoptada por el gobierno local, que califican de "desproporcionada". "A mí me parece una tontería. Una norma más que dentro de cuatro días nadie cumplirá, porque al final la gente va a hacer lo que quiera", sostiene Carmen García. A su juicio, "bastaba con la normativa vigente", es decir, la que obliga a recoger las heces de los perros y a llevarlos con correa y bozal si fuese necesario. "Es bastante incómodo caminar y tener que ir pendiente del suelo por si hay algún excremento. Así que mientras respeten eso, me es indiferente que los perros vayan por una orilla u otra", agrega.

El origen de esta controversia hay que buscarla en el despacho del concejal de Seguridad Ciudadana y Cultura de Grado, Plácido Rodríguez. Con el bando en la mano, el edil insiste en que el Ayuntamiento "sólo sugiere, no obliga". "Hemos recibido quejas y lo único que decimos en el escrito es que sería recomendable que los perros vayan sueltos por la margen derecha para mejorar la convivencia", explica. El gobierno local también pide que las mascotas estén censadas e identificadas con un microchip, así como se utilice cadena y collar en lugares públicos. Rodríguez adelanta que el Consistorio instalará más papeleras en la zona de conflicto y también estudiará dotarla de más puntos de luz. Pese a ello, ya dada su oposición, la medida amenaza con fracasar.

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