Las refriegas dialécticas en que han devenido los turnos de preguntas al Presidente en la Junta General se detuvieron ayer en el rifirrafe del PP asturiano, protagonizado en la víspera por Gabino de Lorenzo, Mercedes Fernández y Agustín Iglesias Caunedo. El presidente del Principado, Javier Fernández, responsabilizó a Mercedes Fernández, de ser la mayor "generadora de tensión en la Cámara" y la acusó de "endurecer su oposición" para tapar sus problemas internos, después de que la portavoz popular le tachase de "soberbio" en el Pleno.

El "cara a cara" entre el presidente socialista y la portavoz popular permitió confirmar la ausencia de "química" entre ambos. Javier Fernández aprovechó su turno final, al que no cabe réplica, para sacar a colación las últimas disputas en el PP asturiano. Acaso porque no le había gustado la insistencia con la que Mercedes Fernández se refirió a él como "Presidente, de momento" o porque la presidenta regional popular rectificó ayer una de sus sentencias en un debate sobre el estado de la región de la pasada legislatura. "Dije que era un buena persona y un mal presidente, sigo convencida de lo segundo pero empiezo a tener dudas de lo primero por lo que dice o cómo descalifica a las mujeres", le espetó una Mercedes Fernández que no estaba "dispuesta a caer en provocaciones de ingeniero". Entre medias, la dirigente popular realizó una nueva oferta al presidente del Principado: "El PP puede acordar un pacto presupuestario. O pacta con Podemos o con el PP y a los asturianos les interesa conocer su respuesta (...) Pero usted no llama a la gente, le pierde la soberbia". De paso pidió a Gaspar Llamazares "que le libere como preso político".

"¿De qué acuerdos habla? Usted viene a generar tensión, algo en los que es especialista absoluta", contestó Javier Fernández, quien le afeó la falta de coherencia política con iniciativas como el apoyo a la jornada de 35 horas "en contra de la posición de su partido" o pedir la subida del salario social en 99 euros cuando antes había dicho que esa ayuda entrañaba un riesgo moral". El Presidente se desmarcó de un grupo popular "en el que las formas son brutales y las ideas, exabruptos. Es muy difícil que busque acuerdos después de generar esta tensión. Voy a buscar el acuerdo con Podemos porque no me fío de usted".

Javier Fernández dejó su mayor carga de profundidad sobre la situación del PP para el final, en el que recordó incluso el escenario del crimen del general Prim. "Sus debilidades, donde las tenga, las viene a revertir a esta Cámara y crea una tensión insoportable", censuró el Presidente a Mercedes Fernández. "Espero que los problemas que usted tenga en el partido no venga a proyectarlos sobre el Gobierno. A usted los suyos la esperan en la calle del Turco con un trabuco. Espero que no endurezca la oposición".

Toque del PP nacional

La dirección regional del PP evitó profundizar en el debate interno pero el portavoz en el Congreso, Rafael Hernando, declaró en Madrid a la televisión autonómica que "Cherines es una gran candidata y a ella hay que respaldarla ahora y cuando llegue el momento del congreso regional, después del nacional, ya veremos. Abrir este tipo de batallas, que son estériles, no contribuyen en nada a lo que necesita el PP".