La eficiencia en la conducción es cuestión de actitud y, ahora, también de tecnología. La firma tecnológica asturiana ADN Mobile Solutions, con sede en el Parque Científico y Tecnológico de Gijón, acaba de hacerse con uno de los contratos más importantes para flotas de autobuses de España, por importe de 2 millones de euros, para la empresa que opera el transporte público en la ciudad de Sevilla. El proyecto involucra a 400 vehículos y 1.200 conductores que podrán beneficiarse, en su conjunto, de ahorros de 1,2 millones de euros por año gracias a una aplicación de conducción eficiente desarrollada por esta empresa asturiana fundada por dos ingenieros formados en la Universidad de Oviedo, Abel Rionda y David Martínez. "La tecnología es cien por ciento asturiana", confirman.

El contrato de Sevilla marca un hito porque se trata de una de las cinco ciudades con mayor número de autobuses. El producto, CatedBox, funciona como una aplicación embarcada que ofrece en el ordenador de a bordo del vehículo indicadores y recomendaciones de mejora para conducir de forma más eficiente y segura, algo así como un "Gran Hermano" al volante. De la información obtenida en esta prolongación del cuadro de mando del vehículo se generan, por un lado, informes mensuales de desempeño para habilitar políticas de incentivos en la empresa pero, al mismo tiempo, el conductor recibe en ruta detalles de aceleraciones, frenadas, ralentís, velocidades, consumos, y otros patrones de conducción para recoger en el informe fin de ruta los logros alcanzados. Se trata de un sistema muy visual, desarrollado en la plataforma Android, que funciona casi como un juego con un sistema de alertas para las "buenas" y "malas" conductas al volante.

ADN Mobile, que ya gestiona proyectos para conducción eficiente para las flotas urbanas de Huelva o Tarragona y también de Alsa en Marruecos, estima que los ahorros de combustibles y emisiones se sitúan en torno al 10% lo que podría repercutir para una flota como la de Sevilla en 1,2 millones de euros, entre la reducción de los costes operativos anuales de la empresa y las toneladas de CO2 evitadas a la atmósfera cada año. "No se trata de controlar por controlar si no de ser más eficientes", aclaran.

Los responsables de la empresa continúan diciendo que los beneficios se explican no solo por la reducción del gasto y emisiones a la atmósfera sino también por la función de estos sensores para llevar a cabo políticas efectivas de recursos humanos y de calidad. La aplicación ofrece también información sobre el mantenimiento del vehículo y la seguridad del servicio. Abel Rionda destaca en este caso la importancia de involucrar a los conductores, que pueden seguir en ruta los consumos realizados y la comparativa respecto a sus predecesores en el mismo recorrido.

La conducción eficiente o ecodriving que aspira a alcanzarse con este sistema consiste en adquirir una serie de hábitos al volante que permiten reducir el consumo de combustible. En el caso del transporte público estas medidas resultan especialmente relevantes por dos motivos. Por un lado permiten disminuir el impacto ambiental generado por las emisiones de dióxido de carbono y por otro, reducir los costes vinculados al combustible, cuyo incremento en el precio normalmente repercute en el ciudadano a través de un aumento en las tarifas del servicio.

En una ruta convencional, la disminución de los períodos de ralentí del vehículo suponen un ahorro considerable. "Estar acelerando y frenando continuamente o realizarlo de forma brusca", contribuye a elevar los consumos, indica Rionda. Y, contrariamente a lo que se pensaba, conducir de forma más eficiente permite también "aumentar la velocidad media". Todo ello redunda en una mayor seguridad y una reducción del estrés del conductor, según los responsables del proyecto. "Ser eficiente no significa llegar más tarde", prosiguen.

Si bien ya realizaron proyectos piloto de este tipo en otras ciudades como Valencia, Córdoba y Zaragoza, la empresa gijonesa aspira ahora a continuar su expansión por todo el territorio nacional. Desde sus inicios han contado con el apoyo de importantes grupos de investigación de la Universidad de Oviedo y de la UNED. La plantilla actual es de 17 personas, y su sede está en el antiguo espacio Creatic del Centro de Arte. "Para nosotros la investigación y la ingeniería aplicada a los desafíos de la sociedad son una prioridad y una misión", destacan los socios fundadores, doctores ingenieros. La compañía, en fase de crecimiento ahora, cuenta con el aval del fondo capital riesgo Gijón Invierte I, promovido por el Ayuntamiento y Torsa.