La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

ENRIQUE BARONA | Preside la Asociación para la Defensa de los Salmónidos (Adesal)

"Nuestros ríos no están preparados para la tremenda presión de pesca que sufren"

"Con más zonas sin muerte tendríamos una población de truchas y de salmones más sana y con más reproductores"

Enrique Barona, antes de liberar una trucha recién pescada.

Oviedo, José A. ORDÓÑEZ

Enrique (Kike) Barona, un ovetense de 38 años, es el presidente de la Asociación para la Defensa de los Salmónidos (Adesal). El colectivo aboga por la pesca sin muerte como uno de los mejores caminos para la preservación de los salmones y también tiene entre sus principales objetivos la mejora de las condiciones de los ríos. La temporada para esta modalidad de pesca para el salmón comienza en Asturias el próximo domingo.

-¿Por qué nace la asociación Adesal?

-Venimos asistiendo a una progresiva disminución de las poblaciones de truchas, reos y salmones en nuestros ríos, ante la actitud pasiva de la Administración, plasmada en una normativa que parece no tener en cuenta la alarmante situación en la que nos encontramos. Eso hizo de catalizador para que un grupo de pescadores comprometidos con el río nos pusiéramos en marcha, dándonos a conocer en las redes sociales desde el pasado mes de diciembre.

-¿Cuántos socios tienen?

-En tres meses trabajando contamos ya con cerca de 200 socios y el número va creciendo día a día. El resto de las asociaciones de pescadores no acaban de desmarcarse hacia el lado de la conservación y se mueven más por intereses particulares que por el propio bien del río. Centran sus esfuerzos únicamente en la zona que están repoblando y se despreocupan del resto. Nosotros queremos que se proteja la pesca en toda la región. Creemos que debe primar el bien de los peces, por encima del propio pescador, y vamos a luchar por ello.

-¿Pesca sin muerte?

-Actualmente no hay ninguna asociación que apueste de forma clara y rotunda por una mayor representación de zonas sin muerte en nuestros ríos. Tenemos menos de un 2% de zonas sin muerte, frente a un 98% con muerte, y eso es una auténtica vergüenza. En otras regiones como la vecina León, donde la trucha fue declarada especie de interés preferente hace dos años, las zonas sin muerte superan en mucho a aquellas donde se pueden sacrificar los peces. Gracias a esta medida, están viviendo un crecimiento exponencial en sus poblaciones. En el resto de los países de Europa también se sigue esa tónica general. Ellos realizan estudios serios sobre las poblaciones de peces y saben por dónde caminan. Por eso es absurdo que aquí nos basemos únicamente en que las cosas siempre se han hecho así. La situación de los ríos no es la misma que la que teníamos hace 40 años, y ahora mismo no están preparados para soportar la tremenda presión de pesca que estamos haciendo.

-Su visión de la pesca no coincide con la de la mayor parte de colectivos de la región...

-La verdad, que es algo que no me cabe en la cabeza. Realmente una asociación como la nuestra no debería de ser necesaria. Es del todo inconcebible que, como mínimo, el resto de las asociaciones no luchen por una mayor representación de las zonas sin muerte y por una bajada de cupos. Aquí sólo nos importa llevarnos todas las truchas y salmones que podamos. Y si los pesco delante de mi casa, mejor que mejor. Así nos luce el pelo. Esto se termina y, como no pongamos de nuestra parte, nuestros hijos no van a tener peces que pescar.

-¿Mantendría Asturias su atractivo para la pesca si se amplían las zonas sin muerte?

-No sólo eso. Sin dudar que lo ampliaría. Con más zonas sin muerte, tendríamos una población de truchas y de salmones mucho más sana, con más reproductores, que también abastecen de alevines otras zonas de pesca colindantes. Además de esto, el pescador con muerte puede seguir practicando la pesca en las zonas sin muerte al acabarse la temporada, ya que en estas zonas se cierra más tarde. Todos saldríamos beneficiados. ¿Dónde está el problema? La pesca es un recurso económico totalmente desaprovechado en nuestra región. La gente se gasta cantidades enormes de dinero en ir a pescar a otros países a los que nuestra tierra no tiene nada que envidiar. Nosotros tenemos un paisaje bellísimo, unos ríos preciosos, la gastronomía, la sidra... Lo que nos faltan son peces. Si tuviésemos peces, el turista no dudaría en gastarse 3.000, 4.000 o 5.000 euros en venir aquí unos días a pescar. Saldría ganando el ganadero que vende el chuletón, el hostelero, el guía que los lleva de pesca y el dueño de la tienda de ropa de la esquina. La pesca genera muchísimo dinero como recurso turístico, no como kilos de pescado.

-¿En qué situación están los ríos asturianos?

-En una situación más que alarmante. Estamos asistiendo a la extinción de unas especies con un valor ecológico y emblemático incalculable, sin que pongamos los medios para pararlo. Primero va a ser el salmón y después vendrá la trucha.

-¿Qué habría que hacer para mejorar los cauces?

-Ésta es una pregunta fácil, pero de difícil solución si no contamos con el apoyo de la Administración. Crear más zonas sin muerte, dar a los ríos la importancia que tienen y vigilarlos, dotar a las presas de mecanismos de adaptación para que los alevines no mueran en las turbinas de regreso al mar... Éste es un problema que está ya resuelto en otros países y aquí ni siquiera nos lo planteamos. Esforzarnos en hacer estudios profundos sobre la incidencia de los cormoranes en las poblaciones de los salmónidos, sobre la eficacia o no de las repoblaciones, bajar los cupos, educar a la gente... Son muchas las acciones a realizar, y no hacemos nada de nada.

-¿Está de acuerdo con la subasta económica del campanu?

-Yo creo que el campanu es una fiesta que se viene realizando tradicionalmente y nosotros no estamos en contra de la tradición. Somos una asociación moderada. No somos radicales ni pedimos nada raro. Únicamente insistimos en que los ríos están pidiendo auxilio mientras nosotros miramos para otro lado. Ya pasó con el urogallo y el siguiente será el salmón. En el río tiene que haber sitio para todos, para el pescador de mosca y para el de meruco, pero hay que bajar de una vez la presión de pesca. Este año, por poner un ejemplo, se han precintado sobre 450 salmones en el Narcea y en los censos que se realizaron al acabar la temporada se contaron seiscientos y pico salmones en el mismo río. Si tenemos en cuenta los que no se precintan y los que se furtivean, es del todo insostenible que una población se mantenga si aniquilamos cada año a la mitad de sus reproductores. Y echamos balones fuera. ¿El pescador de caña no hace daño? Claro que hacemos daño. Y mucho.

-¿Hay mucha picaresca respecto al campanu?

-Qué le voy a contar... Se pagan precios astronómicos por ese primer trofeo. En los tiempos que corren hay gente que hace lo que sea por hacerse con él. Lo de menos es la deportividad.

-¿Cómo se presenta la próxima campaña de pesca?

-Con mucha ilusión y mucho ánimo. Confiamos en que poco a poco la gente se vaya concienciando y entre todos logremos cambiar las cosas. Nuestros ríos tienen un potencial tremendo, y aún podemos invertir la situación. Lamentablemente, en cuanto a capturas no sé si será muy buena la temporada.

Compartir el artículo

stats