Josep Maria Gili (Mollerussa, Lleida, 1953), biólogo, ecólogo marino y profesor de Investigación del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC de Barcelona, es un gran conocedor del ecosistema de la Antártida y uno de los mayores expertos mundiales en medusas. Esta tarde, a las ocho, impartirá la tercera conferencia de la Semana de la Ciencia, organizada por el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, titulada "Expedición a la Antártida: un bosque animal bajo un desierto de hielo".

-¿Qué tiene la Antártida para despertar siempre el interés y la curiosidad?

-En el lugar del planeta donde las condiciones para que prolifere la vida son las más extremas nos encontramos uno de los enclaves con mayor diversidad biológica. La búsqueda de la explicación de este gran paradigma de la diversidad del mundo nos puede llevar incluso a plantearnos alternativas al origen de la vida en el planeta.

-¿Cuál es el mejor modo de acercar la ciencia a todos?

-Hay muchos modos de dar a conocer los avances científicos. Pero, en muchos casos, estas actividades no pasan de la propuesta o de la puesta en escena y no conectan con la sociedad. Lo más importante es saber cómo despertar el interés y si es posible el entusiasmo. Nos queda recorrido aún para hacer de la comunicación científica una actividad atractiva. Tan sólo tenemos que recordar a mi buen amigo de Asturias, Amador Menéndez, un gran científico, uno de los mejores divulgadores que conozco y un ejemplo.

-¿Las sorpresas del mar son inagotables?

-Uno de los tópicos sobre los océanos es que tan sólo conocemos un 10 por ciento de lo que encierran. Las posibilidades de descubrir nuevas especies, nuevos hábitats, y procesos son inagotables. Hace pocos años se encontró una nueva especie: la ballena de Omura y no es precisamente un animal pequeño. En los últimos años de exploración del Mediterráneo en el marco del proyecto "Life+Indemares" descubrimos nuevos hábitats y especies en uno de los mares más conocidos del planeta.

-¿Estos hallazgos abren nuevas líneas de trabajo?

-Todo eso nos lleva a replantearnos muchos aspectos sobre el origen de la fauna mediterránea. Los recientes descubrimientos sobre la fauna marina antártica, relacionados con su origen, antigüedad y su biología, abren líneas de investigación apasionantes. No podemos obviar el importante papel de las nuevas tecnologías, cada vez más accesibles, para la investigación en el mar como la robótica marina, los submarinos y los sistemas de acústica marina, que hacen que no quede un rincón susceptible de ser explorado, tan sólo se requiere tiempo y voluntad política.

-En el Cañón de Avilés acaba de descubrirse una nueva especie de gusano.

-Y quedan muchas más sorpresas de las que podemos imaginar. Cada rincón del 90 por ciento de los océanos que podemos explorar esconde secretos, especies y hábitats desconocidos. En los cañones submarinos, no es fácil ya que se requiere instrumentación y equipos de tecnología sofisticada. Pero de cada día es más sencillo acceder y estudiar estos lugares tan espectaculares.

-Y las medusas, ¿qué podemos aprender de ellas?

-Tantas y tantas cosas. Hace más de 500 millones de años que las medusas, con escasas variaciones, están en este planeta. Ya nos gustaría a los humanos alcanzar este récord. Su aparente sencillez las ha hecho unos animales con un gran éxito en los ecosistemas acuáticos y marinos. También han hecho enormes aportaciones a la humanidad, como fue el descubrimiento de la anafilaxia por el doctor Charles Robert trabajando en Physalia, por el que fue premio Nobel de Medicina en 1913.

-¿Por qué decidió desarrollar una carrera en el ámbito de la investigación?

-Uno de los motivos fue la pasión por conocer y descubrir lo que puede enseñarnos la naturaleza y, sobre todo, porque he aprendido que hacerme preguntas es más apasionante que dejar que te den otros las respuestas. El método científico es, para mí, el más objetivo de cómo observar y aprender lo que hay a mi alrededor. Además de una profesión es una forma de entender la vida.

-¿Cómo se fomenta la vocación investigadora en los jóvenes?

-La mejor manera es interactuar y trabajar directamente con los jóvenes. Mi experiencia personal ha sido muy positiva en los últimos cinco años con el proyecto "El mar a fondo", patrocinado por la Fundación La Caixa. Este proyecto me ha enseñado la dificultad de llegar a la juventud en sus escuelas e institutos y al mismo tiempo la eficacia de la comunicación si los métodos y contenidos son los adecuados. Estoy muy orgulloso de que uno de los descubrimientos más interesantes que hicimos en la Antártida fuese gracias a escuchar y desarrollar una investigación que nos propusieron unos estudiantes de Bachillerato para su trabajo de fin de curso.

-LA NUEVA ESPAÑA reinaugura su Club Prensa Asturiana con una semana dedicada a la ciencia, en la que usted participa hoy. ¿Qué le parece la iniciativa?

-Sencillamente genial. No es la primera vez que Asturias me sorprende muy gratamente con iniciativas como ésta.