Adonina Tardón García, nacida en Madrid, licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense y especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública por la misma institución, se doctoró por la Universidad de Oviedo en 1991 y es profesora titular del área de Medicina Preventiva y Salud Pública desde 1993. Desde 2012 está acreditada como catedrática. Esta tarde, a las ocho, impartirá la cuarta conferencia de la Semana de la Ciencia, organizada por el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, titulada: "Retos de la epidemiología: de los virus emergentes (ébola y zika) al cáncer".

-Investiga en cuestiones tan diversas como la contaminación ambiental y nuevas líneas de cribados en varios tipos de cáncer. ¿La clave está en la prevención?

-Soy epidemióloga. Por un lado, estudiamos cómo se distribuye la enfermedad y el número de casos en la población. Realizamos esos estudios que definen qué proporción de personas tienen la tensión alta, o padecen diabetes o cuánta gente está expuesta a contaminación atmosférica en un área determinada. Saber qué segmento de población padece una enfermedad nos ayuda a controlarla y, por tanto, a prevenirla.

-¿Los epidemiólogos también determinan las causas de la enfermedad?

-Sí. Además de describir la enfermedad y su distribución, la epidemiología tiene una rama que es la epidemiología analítica, encargada de definir las causas de esa enfermedad. Es la disciplina que descubre el origen. Por ejemplo, a través de un estudio hemos visto que el cáncer de pulmón se presenta en hombres de 55 años. A partir de ahí empezamos a buscar todos los factores de riesgo.

-Son la base con la que luego trabajan los clínicos.

-Somos el apoyo científico de los clínicos. Los estudios epidemiológicos han resuelto las causas de las grandes enfermedades de nuestro tiempo: el cáncer y las cardiovasculares. Ahora sabemos, por ejemplo, que si se trabaja en soldadura o con amianto, hay que usar protección contra el cáncer.

-¿Cómo se traducen estos estudios a la práctica médica diaria?

-Pues en cuestiones tan aparentemente simples como que el médico nos aconseje caminar. La obesidad se asocia a la enfermedad cardiovascular.

-Surgen nuevas enfermedades infecciosas que preocupan a la población, como el ébola y el zika.

-Ante esa alarma sanitaria que provocan enfermedades emergentes como el ébola o el zika, la epidemiología define lo que es caso. A partir de ahí se determinan qué medidas de aislamiento deben tomarse.

-¿El protocolo del ébola se aplicó correctamente en España?

-Las cosas se hicieron estupendamente. El sistema nacional de epidemiología funciona desde 1943. Entre las comunidades autónomas también existe una perfecta coordinación. Los trabajadores sanitarios son personas expuestas y deben estar protegidos ante estas alertas

-¿Damos más importancia de la necesaria al zika y menos de la debida a males más cercanos como la gripe?

-La gripe es una enfermedad grave y apenas le damos importancia. El sistema sanitario que tenemos es casi perfecto y si recomienda la vacunación para determinados grupos es por algo.

-¿Será posible curar una enfermedad vírica?

-De momento no hay tratamiento para los virus. Los antibióticos sirven para las bacterias y deben tomarse bajo prescripción médica. Aunque estoy segura de que la ciencia llegará a curar esos males, ahora los esfuerzos se centran en prevención y vacunación.

-Asturias va a la vanguardia en investigación oncológica.

-Un factor esencial fue la creación del Instituto Universitario de Oncología en el año 2000, gracias a la Universidad y a la Obra Social de Cajastur. Unió a todos los investigadores en cáncer. Llevamos quince años de resultados a un alto nivel. Ahí está el equipo de Carlos López Otín, todo un privilegio.

-¿Está cercana una solución definitiva para el cáncer?

-El cáncer se cura casi todo. Es una enfermedad genética, pero no heredada. No nacemos con los genes estropeados. Se deterioran por los factores ambientales. Una alimentación rica en fruta, legumbres y pobre en grasa animal previene. La mitad del cáncer de colon podría evitarse.

-¿La lucha contra la contaminación ambiental es la gran asignatura pendiente?

-No deben construirse incineradoras. Emiten contaminantes, algunos de los cuales son cancerígenos. La incineración es el fracaso del reciclaje. No sirve de nada reciclar el 70 por ciento de los envases de plástico si luego se queman. Hay que separar en origen. Este siglo XXI tiene que ser el del fin de la herencia química. La Tierra esta dando signos de saturación y eso nos afecta a todos. Debemos estar unidos en esa lucha.

-Hoy hablará en el Club Prensa Asturiana de los retos de la epidemiología. ¿Es posible explicarse una cuestión tan compleja al gran público?

-Es muy importante acercar a la gente a la Ciencia. Es crucial que un periódico de la categoría de LA NUEVA ESPAÑA organice estas conferencias que trasladan y difunden el conocimiento.