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El proyecto de ordenación del corazón de Asturias

Área central, historia de un fracaso

El Principado afronta el "laberinto" de una zona que acumula planes de ordenación sin fruto desde 1961 y ha sufrido la "dejación" de los gobiernos, según los expertos

Preparativos para la inauguración de la autopista "Y", en febrero de 1976. MRW FOTOGRAFÍA AÉREA

El proceso de construcción del área metropolitana central asturiana, que el Principado quiere empezar a terminar en 2016, equivale a terminar un trabajo que empezó en 1961 y a edificar una gran zona urbana ordenada sobre los cimientos de una acumulación histórica de fracasos. En la sala en la que el pasado miércoles se presentaba el plan de acción para el centro de la región, la base de la melodía que cantaba la urgente necesidad de ordenar la gran metrópolis asturiana sonaba conocida en los oídos de muchos de los asistentes. No era la primera vez. De palabra, la primera vez que un proyecto de ordenación hablaba de la parcela central como una unidad era 1961, quince años antes de la inauguración de la autopista "Y". Desde entonces, en más de cinco décadas con tantos planes como reveses, la larga historia de la búsqueda de un orden para hacer progresar el corazón de Asturias acumula muchos buenos propósitos, otras tantas buenas palabras y un punto de llegada muy alejado de todos ellos.

Según lo expuesto en el propio documento patrocinado ahora por el Gobierno regional, el resumen del desarrollo de aquel viejo proyecto de superación de localismos en aras del bien común se rige, sin embargo, por la "descoordinación y competencia entre la Administración central y la autonómica" en lo relativo sobre todo a las infraestructuras y servicios de transporte. Se remite el texto al contenido de un estudio que el profesor de Geografía Manuel Maurín presentó en un congreso en 2011 y que se titulaba muy significativamente "El desorden territorial en el área central de Asturias y la responsabilidad de la Administración autonómica". El profesor inventariaba aquí los intentos, los fracasos y su desembocadura en una persistente "dejación de responsabilidad" por parte de los sucesivos gobiernos regionales que ha acabado por enredar al eje metropolitano asturiano en algo muy alejado del orden, en un "laberinto cada vez más complejo e intrincado". Viene el plan recién presentado a tratar de dar salida a ese desinterés que ha devenido en el visible desorden. Trata de resolver una deuda histórica, una enorme asignatura pendiente que carga sobre sus espaldas toda la Administración autonómica.

El laberinto se ha ido enmarañando desde que el primer germen de desarrollo urbanístico e industrial en la zona indujo aquel primer intento de concebirla como una unidad en el tardofranquismo de 1961. Sin embargo, en 1987, la ley de Coordinación y Ordenación Territorial, la que diseña el primer marco jurídico del planeamiento urbanístico, ya se refiere al área central cuando lamenta "la acumulación desde hace años de iniciativas carentes de un claro sentido territorial".

En esta norma se consagran las directrices de ordenación como instrumento básico de la política territorial del Principado y las elaboradas en 1991 incluyen unos criterios de actuación para el área. De palabra, pide medidas que el tiempo ha dejado en evidencia, como "una mayor coordinación del transporte público y la red ferroviaria", de una oferta de vivienda que amplíe el alquiler o de restringir la edificación "fuera de núcleo rural". Según el balance el Principado, efectuado en 2006, las recomendaciones de las directrices de 1991 no habían sido aplicadas "por el planeamiento urbanístico municipal".

El caso es, vuelve el texto de Maurín, que en realidad aquellas directrices no tenían claro que el área central tuviese estructura metropolitana y que desde entonces hasta ahora -son 25 años- los desarrollos específicos posteriores han quedado en palabras sin concreción práctica. La Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio (CUOTA) propuso en 2002 "un plan territorial especial" para la zona" que no se ha materializado. Un documento de revisión publicado en el Boletín Oficial del Principado (BOPA) en 2006 tiene un capítulo propio para la zona metropolitana, pero carece de "posterior tramitación", dice el propio proyecto recién presentado. Hasta 2012, el Consejo de Gobierno no acordó el inicio de otro procedimiento de actualización, del que deriva la reciente presentación de las primeras directrices subregionales para el área central.

"La situación actual no puede ser de mayor imprecisión", confirmaba Maurín en 2011. De la improvisación que ha presidido el desarrollo da fe el propio documento, allí donde hablando de carreteras dice que, salvo Oviedo-Cornellana, "ninguna autovía ejecutadas tras las directrices de 1991 estaban previstas en ellas".

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