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Maestros y discípulos

Fernández Abedul: "Desde Asturias se puede llegar a Harvard, es cuestión de trabajar"

Estefanía Núñez: "La cuantía de las becas baja mientras sube el nivel de vida; así, las oportunidades para innovar son menores"

Por la izquierda, Estefanía Núñez y Teresa Fernández Abedul, en el laboratorio de investigación del grupo en la Facultad de Química. IRMA COLLÍN

Integrarse en el cuerpo académico de Harvard, aunque sea de forma temporal, es el sueño de cualquier amante de la carrera científica. La profesora Teresa Fernández Abedul y la estudiante predoctoral Estefanía Núñez Bajo, ambas formadas en la Facultad de Química de la Universidad de Oviedo, tuvieron oportunidad de hacerlo y también de desmontar mitos sobre lo que algunos consideran un privilegio casi inalcanzable.

Primer mito. "Te lo pintan como si fueran todo gente con mucho dinero, pero la realidad es que allí llega mucha gente con becas y son todos muy cercanos y agradables", explica Estefanía, quien compartió residencia con una neurobióloga del MIT durante sus cuatro meses de estancia en Estados Unidos. El próximo 31 de mayo volverá a Harvard.

Teresa, profesora titular del departamento de Química Física y Analítica de la Universidad de Oviedo, acreditada para catedrática, aporta luz sobre el segundo error en el que normalmente se cae al pensar en una gran Universidad. "Desde Oviedo, perfectamente puedes llegar a Harvard. No les importa de dónde vengas. Lo que hay que hacer es trabajar, trabajar y trabajar", detalla. Con esa mentalidad llegó en el verano de 2013. Fue por dos meses. Al año siguiente, tres, y en 2015, un mes más. "La carrera investigadora exige salir fuera", reconoce esta docente con 22 años de trayectoria en la Universidad de Oviedo.

A Estefanía le pasa lo mismo. Siempre le llamó la atención vivir esa experiencia en el extranjero por lo que conlleva también de aprendizaje personal. Pero ahora que está a punto de presentar la tesis doctoral no ve otra salida. "Siempre intentas volver a casa pero cuando ves a otros compañeros... resulta complicado", subraya. A punto de finalizar una beca de formación para el personal investigador Estefanía, natural de Ujo (Mieres), reconoce que "siempre quise ser investigadora y profesora, lo que hacemos en el laboratorio no es una investigación tan aplicada. En el laboratorio te puedes permitir el lujo de ir a la base, pensar y desarrollar cosas nuevas, tomártelo de otra manera distinta a la empresa", cuenta la joven quien continúa decidida, pese a las trabas, a realizar carrera investigadora en la Universidad. "La cuantía de las becas baja mientras sube el nivel de vida", remarca Estefanía. Su profesora añade nuevas deficiencias: "Aunque la solución a muchos problemas está en la investigación y la innovación cada vez se recorta más. El año pasado no hubo convocatoria de becas predoctorales del Principado y sobre de la de este año no han dado señales".

Estefanía tiene que abonar unos 200 euros por año para renovar la tutela académica del doctorado. Más las tasas para la lectura de tesis, la expedición del título... Y sin dinero "las oportunidades para innovar también son menores", advierte la alumna antes de desmontar el tercer mito de Harvard. Una gran Universidad no implica que el engranaje funcione más lento. Al contrario. "Allí todo es más rápido", indica. Como ejemplo, añade Teresa, realizar en Harvard un par de moldes en una impresora 3D, cuando hace 3 años aquí casi no se utilizaban, puede ser cuestión de una hora. En la Universidad de Oviedo seguro que llevaría 15 días como mínimo... "A nivel formativo son también gente muy abierta, no les importa compartir su conocimiento", destaca la docente. Tanto es así que a ella le pidieron alumnos y recomendaciones para trabajar en centros de investigación de EE UU. Su elevado ritmo de trabajo lo impregna todo. Allí la Universidad abre 365 días, las 24 horas. "Incluso durante las grandes nevadas", precisa.

Cuarto mito de Harvard. Los grandes profesores no están encerrados en sus laboratorios. "Allí buscan tu colaboración", añade Teresa, "en cuanto llegas te integras y participas en muchos proyectos". Su primer contacto fue con el profesor George Whitesides, el químico más citado a escala mundial, premio "Príncipe de Asturias" de Investigación Científica y Técnica en 2008 y candidato al Nobel desde hace unos años. "Sus publicaciones me gustaban, me parecía excelente lo que hacía pero, a la vez, era sencillo y útil", explica Teresa, por eso decidió integrarse en su grupo y colaborar en una línea de invesigación financiada por la Fundación Bill and Melinda Gates para el desarrollo de diagnósticos a bajo coste, especialmente pensados para países en desarrollo.

Junto al profesor Whitesides suma varios artículos científicos publicados en revistas de alto impacto y participa en tres patentes como inventora. "Allí para el que trabaja hay sitio, aquí en España no siempre se lleva el mérito el que trabaja", opina la docente e investigadora, del grupo de Nanobioanálisis de la Universidad de Oviedo, dirigido por el profesor Agustín Costa. El profesor Whitesides "es muy estricto y exigente pero a la vez lo da todo", coinciden maestra y discípula. Teresa suma la experiencia de formar parte de una de las "spin off" surgidas en el grupo de investigación, MicruxFluidic.

En Harvard la cultura científica es la de patentar. "Antes de publicar se patenta todo como algo normal", indica Estefanía. Además, esas patentes se licencian y las empresas las compran. "En España, a los 30 años, sin ningún trabajo oficial no puedes ni independizarte", se queja Estefanía.

Teresa lamenta que entre tanto en España se tienda a homogeneizar el nivel del alumnado disminuyendo los niveles mínimos "sin preocuparse de motivar a los excelentes, que tenemos un montón". Esa situación deriva en un menor impulso también a la cultura del esfuerzo. "El tejido empresarial tiene que cambiar. Tenemos muchos doctores y no podemos seguir con el modelo de empresas antiguas", argumenta la profesora. Algunas de las "spin off" que salieron de su grupo de investigación están vendiendo por todo el mundo. "El mercado es global y puedes vender en cualquier país desde Oviedo. Hay que potenciar eso", reivindica mientras en la Universidad española se mantiene a los jóvenes investigadores "en situación precaria, a tiempo parcial y echando muchas horas. Luchan por la máxima titulación y sus circunstancias laborales dejan mucho que desear", concluye.

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