"Nosotros tenemos una mentalidad más moderna y abierta que los químicos", defiende el bioquímico y candidato a rector Pedro Sánchez Lazo (Sevilla, 1949) quien asegura emplear unas diez horas al día en su sede departamental, en el campus de El Cristo, donde ahora agota los últimos días de docencia antes del inicio oficial de la campaña al rectorado. En el departamento, único de la Universidad de Oviedo con edificio exento, donde suman un centenar de personas, se habla poco de las elecciones pese a que su director es uno de los cuatro aspirantes a suceder a Vicente Gotor. "Es un grupo muy profesional; la gente es muy cauta y se comenta poco porque queremos separar lo estrictamente profesional de otras cosas", subraya Sánchez Lazo, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular y miembro del Instituto Universitario de Oncología (IOPA).
Licenciado y doctor por la Universidad de Salamanca, donde trabajó bajo la dirección de Julio Rodríguez Villanueva, toda su actividad investigadora está relacionada con los mecanismos de regulación del crecimiento y la muerte celular, trabajos que ha desarrollado en las universidades de Nueva Jersey, Boston, Birmingham, Washington o el MD Anderson Cancer Center de Houston (Texas). Pese a la trayectoria del padre, las dos hijas de Sánchez Lazo optaron por otros caminos. Una de ellas es cirujana en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid y la segunda trabaja en una multinacional farmacéutica en la capital. "Al final todo está relacionado con la " biocosa'', bromea el catedrático. No obstante, en la familia "no somos intervencionistas" en las decisiones de los demás", aclara, "tratamos de no meter cizaña". Tanto es así que cuando hace aproximadamente un año tomó la decisión de presentarse a las elecciones sus allegados le animaron a dar el paso el al frente "por la experiencia que tengo en la Universidad y en la gestión", explica. Desde 2009 es director del departamento de Bioquímica de la Universidad de Oviedo, donde también ha sido vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado (1988-89), director de Relaciones Internacionales (2000-04) y vicerrector de Investigación (2005-08). Por esa experiencia, su visión es crítica con esta última etapa en la institución académica. "Me encuentro una Universidad más pobre, oscura y arbitraria", se queja, "y eso hay que cambiarlo". Considera en estos dos mandatos de Gotor ha existido "un déficit de transparencia", actitud que centra "en las maneras de hacer del vicerrectorado de Profesorado".
En el día a día, Sánchez Lazo ocupa su tiempo entre la docencia, la investigación y la gestión desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la tarde, en al sede departamental, con una breve parada para comer en la cafetería de la vecina Facultad de Medicina. Sus alumnos pertenecen a los grados de Química, Odontología, Enfermería, Fisioterapia y Biología pero reconoce que "los de Medicina son gente muy seleccionada; si les ves un déficit enseguida se ponen las pilas".
En investigación ha dirigido 25 tesis y ha sido investigador principal en otros tantos proyectos. Un recorrido por los laboratorios de cultivos celulares le retrotrae a su etapa en universidades de prestigio. En su despacho guarda fotografías recuperadas de un incendio de uno de los antiguos laboratorios y hechas por él, de una mayoría de esos centros de prestigio. Desde su Sevilla natal a Princeton, Washington, Salamanca, Nueva York y el Naranco. De vuelta a la campaña reconoce que no le gusta el tono actual de la Universidad: "No hay crispación pero sí actuaciones muy sesgadas", opina.
Quiere mediar de inmediato para resolver el conflicto sobre el reglamento de permanencia y "vigilar qué pasa con la PAU" a partir del próximo año. Su proyecto como rector "es a tres legislaturas", advierte. Para ponerlo en marcha estos días ha cedido el testigo en la docencia a otro profesor, hasta el día de las elecciones, el 21 de abril. Pero su incorporación será inmediata. "Al día siguiente tengo un examen". Eso sí anuncia que "si soy rector, dejo el laboratorio porque un rector anda muy ocupado", aunque intentará mantener algunas horas de docencia.
