Manuel Cuesta Morúa demostró el pasado mes de diciembre en Asturias que era un hombre optimista. Este disidente cubano estuvo en el Principado aprendiendo de la campaña electoral y de la jornada del 20-D, con la esperanza cierta de llegar a vivir la experiencia en su país. Veremos, camarada. Llegó a la región de la mano del exalcalde de Oviedo y exeurodiputado, el siempre socialista Antonio Masip Hidalgo. Cuesta Morúa forma parte de un grupo llamado "Otro 18" para el estudio de las reformas legales que se presuponen a corto plazo en la isla, y acaba de sentarse a la misma mesa, codo con codo y bien juntinos, con el mismísimo Barack Obama, presidente aún de los Estados Unidos de América. Morúa fue uno de los disidentes que explicaron a Obama en La Habana que eso que dice Raúl Castro de que en Cuba no hay presos políticos es una milonga.

El observador electoral Manuel Cuesta pedía para Cuba hace apenas tres meses desde Oviedo una ley electoral (incluso hace falta en un país donde siempre ganan los mismos) y una ley de asociaciones políticas. De ahí el optimismo del que antes se hablaba y que lo dignifica. Lo consiga antes o después, el hombre se lleva una foto para enseñar a sus nietos o instalar en el despacho... cuando Cuba sea otra Cuba.