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Educación dará un vuelco al programa bilingüe para implicar a todos los centros

La competencia para impartir docencia pasará del nivel B2 al C1 La Administración "examinará" de las enseñanzas de idiomas a final de curso

La Consejería de Educación evaluará a finales de curso el programa bilingüe en los centros docentes del Principado. Será la primera vez en veinte años que se lleve a cabo un "examen" en profundidad de lo que nació en 1996 como un experimento en dos centros asturianos, uno de Gijón y otro de Oviedo.

Educación quiere abordar el estudio en el próximo mes de junio, emitir un informe en el mes de noviembre y plantear nuevos objetivos en enero de 2017. Se abriría entonces un proceso de negociación con la comunidad educativa para abordar finalmente una nueva normativa que regule el programa.

Un 40% de centros. Ese es el calendario oficioso que tiene el consejero Genaro Alonso sobre la mesa. La idea general es que el modelo de enseñanza bilingüe en Asturias es claramente mejorable. En calidad y en cantidad.

El programa bilingüe está implantado en tan solo 161 centros públicos de la región de los 400 con que cuenta la red. Se trata de 5 Centros Públicos de Enseñanza Básica, 11 Centros Rurales Agrupados, 96 colegios públicos y 49 Institutos. Representan el 40% de esa red pública asturiana.

Hay, por tanto, un agujero de discriminación en esa implantación parcial. En una red igualitaria no tiene sentido que las enseñanzas bilingües estén en función de la disponibilidad del profesorado habilitado.

Son algo más de 2.500 docentes (aproximadamente una cuarta parte de la plantilla total de la red pública, incluyendo a los interinos) los que están habilitados para impartir esa docencia bilingüe, la mayoría en inglés, pero también en francés, alemán o italiano (están habilitados por inglés 2.211, por francés 281, por alemán 58 y por italiano 10).

La universalización del programa bilingüe obligaría a un aumento significativo de ese número de profesores, pero es un aumento que está por evaluar. Como casi todo en este asunto.

Son docentes habilitados a partir de los códigos de capacitación idiomática. La mayoría, en el llamado B2. Al parecer la idea de la Consejería de Educación es elevar la exigencia de conocimiento hasta el nivel C1.

La competencia de los profes. El problema es que el paso del B2 al C1 no es solo un escalón más de competencia. Hay un salto cualitativo.

El Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas, que es el estandar de competencia para toda Europa, define al capacitado con el C1 como alguien "capaz de comprender una amplia variedad de textos extensos y con cierto nivel de exigencia, así como reconocer en ellos sentidos implícitos". También con capacidad para "expresarse de forma fluida y espontánea sin muestras muy evidentes de esfuerzo para encontrar la expresión adecuada", además de "producir textos claros, bien estructurados y detallados sobre temas de cierta complejidad", entre otras cosas.

La pregunta es: ¿Hay en Asturias suficientes docentes con estas características para sustentar la universalización del programa bilingüe en Asturias?

La Consejería de Educación recuerda, no obstante, que el requisito de acreditación C1 llegará a la par que la normativa que regule definitivamente el programa.

En resumen, la Administración educativa asturiana se plantea como objetivos diseñar una nueva normativa, universalizar el programa y garantizar una mayor competencia profesional del profesorado bilingüe.

Nada de esto es posible sin una evaluación en profundidad de lo logrado hasta la fecha. Examinar al programa bilingüe en Asturias es una vieja aspiración del profesorado. Puede que si no se ha abordado hasta la fecha sea porque se corre el riesgo de que los resultados metan miedo.

La falta de incentivos. El sindicato ANPE, uno de los que lleva la voz cantante en materia bilingüe, reconoce un dato: "los docentes asturianos no han abrazado entusiasta o masivamente la iniciativa bilingüe aunque el número de docentes capacitados sea respetable", pero le pone justificación: "la ausencia de incentivos adecuados". No solamente económicos, que también. "La implantación se ha realizado a coste cero para la Consejería y a base del voluntarismo de maestros y profesores".

Hay otro dato que añade dificultad al proyecto de cambio. De esos 2.560 profesores habilitados para la enseñanza bilingüe, el 54% (1.378) son interinos, es decir, empleo no estable. Asegura Gumersindo Rodríguez, presidente de ANPE, que "se incumple el requisito de la propia Consejería de que en los centros de Secundaria en los que se pone en marcha el programa haya profesorado suficiente, con competencia lingüística en el idioma correspondiente".

Un dato para cimentar esta opinión, esgrimido por el sindicato: en el inicio del presente curso escolar Educación contrató a 75 profesores bilingües (69 en inglés y 6 en francés) para consolidar plantilla en otros tantos institutos de la comunidad.

Antes de las transferencias. Cuando se abordó la primera experiencia bilingüe en Asturias, en el año 1996, el Principado aún no había recibido las transferencias educativas. Ese traspaso Estado-Asturias se produjo en el curso escolar 1999-2000.

Aquel experimento fue fruto de un convenio entre el Ministerio de Educación y Ciencia y el British Council, focalizando los esfuerzos en los escolares en edades comprendidas entre los tres y los dieciséis años. Demasiado ambicioso para los tiempos que corrían.

En el año 2004 la Consejería de Educación creó las llamadas secciones bilingües en los centros de Secundaria. Fue otro experimento -dicho en el mejor de los sentidos- con un periodo de vigencia de cuatro cursos.

Hasta 2008 no se pudo ver la primera disposición normativa al respecto publicada en el BOPA, con la convocatoria a 55 nuevos centros de toda la región (35 eran colegios públicos de enseñanza Primaria, 10 eran institutos de Secundaria y Formación Profesional y 10 eran centros privados concertados).

Meses más tarde, ya en el año 2009, se aumentó el número de centros implicados. El bilingüismo llegaba oficialmente a otros 43 colegios e institutos.

De carácter voluntario. Los primeros docentes habilitados oficialmente lo fueron en 2009. Los 185 pioneros que abrieron la lista actual de más de 2.500.

Los programas bilingües son de carácter voluntario tanto para los centros educativos como para los profesores. No hay programa bilingüe sin el visto bueno del equipo directivo correspondiente y del Consejo Escolar.

Se avanza hacia la universalización y, por tanto, hacia la obligatoriedad de los programas. Dos conceptos que estaban detrás de la polémica resolución de la Consejería en junio de 2014 que rebajaba el tiempo de docencia semanal bilingüe. Los profesores afectados protestaron; algunas asociaciones de padres y madres también.

Así las cosas, las voces sindicales ponen deberes:

1.- Falta un decreto normativo para regular el programa bilingüe. Ya toca.

2.- Falta una evaluación de los logros conseguidos hasta la fecha con el bilingüismo.

3.- Falta un sistema de incentivos para compensar el esfuerzo de formación de los profesores y el plus de dedicación que supone preparar las clases en otra lengua.

4.- Falta regulación de la plantilla docente bilingüe susceptible de ser cubierta mediante concurso de traslados. En una palabra: estabilidad.

Las comunidades autónomas están a la espera, por otra parte, de que el Ministerio de Educación decida y publique algún tipo de normativa básica sobre el asunto. Con o sin ella, el bilingüismo se convierte en el principal reto de la enseñanza asturiana para lo que queda de década.

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