La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las osas necesitan ser emigrantes

El traslado de hembras de la zona occidental a la oriental, la de menos ejemplares, es una oportunidad para aumentar la población, asegura un estudio

La osa, en el cercado.

El oso asturiano necesita emigrar para aumentar su familia: en especial las hembras. Un estudio, elaborado por la Fundación Oso Pardo, asegura que el traslado de osas de la población occidental a la oriental, la más débil, contribuye al rescate demográfico y genético de la especie. Uno de los principales problemas en su gestión es que las osas, a diferencia de los machos, sufren filopatría, es decir, resistencia a abandonar su área natal. De ahí que el colectivo conservacionista vea en la reintroducción de plantígrados heridos una oportunidad para recuperar un territorio que hoy por hoy sólo tiene seis osas con crías, a diferencia de las 26 que hay en el Occidente. La Fundación incide en su documento que "un oso cautivo no aporta nada a la conservación de la especie" -el caso de "Molinera"- y critica la actuación del Principado con "Villarina" y "Lara". "Aunque una abrumadora mayoría de técnicos abogó por liberar a los dos ejemplares en el territorio oriental, las presiones obligaron a la Administración a soltarlas en su zona de origen", manifiestan.

A lo largo del informe, la Fundación Oso Pardo constata un aumento de la presencia de osos en el corredor interpoblacional y algunos casos de reproducción mixta entre hembras orientales y machos occidentales. Sin embargo, la familia oriental sigue siendo poco numerosa. Los expertos señalan que el apego de las osas por su lugar de nacimiento hace que la colonización natural de nuevas zonas puedan tardar décadas. Para acelerar este proceso, los conservacionistas proponen aprovechar la reintroducción de osos huérfanos e incluso posibilitar el intercambio de ejemplares entre comunidades autonómicas. El estudio indica además que las hembras jóvenes tienen menos probabilidades de mostrar "homing", la tendencia de los animales trasladados a volver a su lugar de origen.

Para gestionar de forma adecuada los casos de osos abandonados o heridos -que cada vez serán más frecuentes debido al aumento de población-, la Fundación ha elaborado un manual de buenas prácticas. Para empezar, el colectivo opina que el mayor reto en la rehabilitación de los ejemplares es evitar que se acostumbren a la presencia humana, como sucedió con la osa "Molinera". Fue rescatada el 19 de septiembre de 2013 tras despeñarse cerca del puerto de Leitariegos y trasladada en diciembre al cercado de Santo Adriano tras fracasar su reintroducción al medio natural. La osezna volvía repetidamente a Degaña debido "al intenso contacto con los veterinarios que la curaron".

Para minimizar esta dependencia, el informe aconseja mantener a los plantígrados en lugares aislados, sin visitas y reducir el número de cuidadores a una o dos personas. También plantea propiciar contacto con otros osos para que interactúen con ellos. Al contrario de lo que se piensa, la habituación más perniciosa no es la que se produce en los primeros momentos de vida, sino la que tiene lugar tras el destete, entre 5 y 6 meses. Asimismo, los expertos explican que el centro de recuperación debe estar alejado de la actividad humana, ser amplio y tener un ambiente natural.

En cuanto a la comida, manifiestan que no sólo es importante la alimentación, sino cómo dársela. En este sentido, proponen evitar horarios regulares y repartir la comida por distintas zonas para que los animales se acostumbren a buscarlo tal y como lo harían en el medio natural. La técnica idónea para su reintroducción es la denominada "liberación dura", sin aclimatación previa, que se hace a finales de verano o en otoño del primer año. De esta forma se garantiza un mínimo periodo de cautividad y el acceso a una gran despensa de alimentos.

Compartir el artículo

stats