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La gestión de los residuos en la región

El vertedero de Cogersa crecerá hasta la misma altura que "La Jirafa" de Oviedo

"Nos meten la porquería a 50 metros de nuestras casas, es una vergüenza", denuncian los vecinos de Campañones

El vertedero de Cogersa crecerá hasta la misma altura que "La Jirafa" de Oviedo

"Una vergüenza. Nos meten la porquería a 50 metros de nuestras casas". Alfredo García, de 85 años, se asoma al vertedero de Cogersa desde Campañones y reacciona con indignación cuando se imagina las consecuencias que tendrá el recrecido en altura previsto para el gran depósito de residuos de la región. La cota de la basura, lamenta, se acercará "aún más" a esta localidad corverana, la más afectada por los olores y los ruidos que provoca el almacenamiento del valle de La Zoreda, inaugurado hace tres décadas. "Nadie mira para los vecinos. Llevan quince años prometiéndonos una solución, y esa solución es cada vez más mierda", explota García.

La nueva actuación en el depósito fue aprobada el martes por la comisión delegada de Cogersa, como una medida transitoria hasta que en 2020 esté listo un nuevo modelo de tratamiento de residuos que acabe con el vertido. El PSOE tenía decidido cumplir ese objetivo con una incineradora, pero el proyecto ha quedado en suspenso debido a que el pacto con IU para la investidura presidencial de Javier Fernández obliga al Ejecutivo regional a estudiar alternativas a la planta y a decantarse por una de ellas en 2017. Esta circunstancia es la que, en último término, ha conducido a la tercera ampliación en Serín. La novedad es que esta vez se hará en altura, ya que la cavidad natural del valle está hasta los topes.

El recrecido ocupará un espacio de 250 hectáreas que da contra Campañones, de unos 40 habitantes, y la parroquia de Villardebeyo (Llanera). Será como una tarta, con capas decrecientes y pendientes suaves, incluyendo taludes para evitar argayos de basura. El acopio se iniciará a 180 metros sobre el nivel del mar y llegará a 230. Es decir, subirá 50 metros -casi tanto como el ovetense edificio de La Jirafa y más que cualquier edificio del Muro gijonés- y se acercará a las casas de Campañones, entre ellas la de Alfredo García, que exige soluciones: "Que sea con la incineradora o que sea con lo que quieran, pero no podemos seguir así. Va comenos la basura".

Alfredo García es uno de los pocos vecinos de los pueblos cercanos que pone firma a las críticas al vertedero. La mayoría o calla o habla con el compromiso de quedar en el anonimato. Cogersa da muchos empleos en la zona. Un residente en Campañones, también de edad avanzada y que no desvela su identidad, asegura que "todo se torció" cuando el Gobierno regional "impuso" a comienzos de los ochenta del pasado siglo el actual emplazamiento del almacén de residuos. Comenzaba entonces un "desastre" en forma de "malos olores, ruidos a cualquier hora del día o de la noche y bandadas de cuervos". Las gaviotas que antes eran multitud, han desaparecido desde que varios halcones sobrevuelan la zona, asegura este hombre que no ve con malos ojos la incineradora, aunque ha perdido la confianza en las autoridades: "Van a hacer lo que quieran, no lo que sea mejor para los vecinos. Solo nos queda aguantarnos".

La consejera de Medio Ambiente, Belén Fernández, sostiene que el recrecido del vertedero es una actuación "inaplazable", aunque "transitoria". Para cuatro años. Garantiza que se hará con "la máximas garantías ambientales", pero reconoce que "exige un esfuerzo de solidaridad por parte de los pueblos del entorno". De parroquias que ya recibieron la "medalla de plata" de Asturias de 2013 para reconocer un "sacrificio" y una "generosidad" que no acaban de ver correspondida con hechos. "Ya verá como dentro de cuatro años estamos igual", advierte Alfredo García.

Aunque la opinión favorable a la incineradora parece mayoritaria en la zona, los vecinos no se cierran a otras alternativas, aunque nadie se las ha detallado. También hay quien muestra una postura radicalmente contraria a esa planta. Es el caso de Ana Belén Martín, que lleva 18 años viviendo en Campañones. "Tenemos ganado y creo que una incineradora nos perjudicaría mucho. Personalmente prefiero otra opción o que siga el vertedero", asegura Martín, que reconoce que en su casa no se notan tanto los malos olores como en la parte más alta de la localidad. "Allí la verdad es que están abrasados", asegura.

Despoblamiento

Las molestias de vivir a un paso de un enorme vertedero de basuras en el que hay hasta un horno crematorio han provocado un notable despoblamiento en el valle de La Zoreda. Piles ha quedado vacío y lo mismo les puede ocurrir en breve a otras localidades de la zona. Pilar González, de 73 años, reside en Vilorteo y no tardará en irse, como han hecho casi todos los que antes eran sus vecinos. "Cogieron el dinero que les dio Cogersa por sus terrenos, porque el consorcio lo compró todo, y se marcharon a otros lugares", afirma esta mujer, que no se queja de las consecuencias del vertedero por la gran cantidad de puestos de trabajo que ha generado. "La orden fue que tuviesen prioridad para el empleo los afectados y eso fue bueno para todos", apunta.

Pilar González recuerda que cuando se habló de la posibilidad de que el valle de La Zoreda acogiera el vertedero central de Asturias, impulsado por el Gobierno regional que entonces presidía el socialista Rafael Fernández y una decena de concejos, "se montó una revolución buena" en la zona. Es algo que hoy, treinta años después, no aprecia ni con el proyecto ahora parado de la incineradora ni con el inminente recrecido del vertedero, por mucho que esta última actuación genere un rechazo en los vecinos como el que exterioriza el siempre combativo Alfredo García: "Nos están ahogando en basura".

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