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La Guía Secreta De Asturias

La braña de las piedras hincadas

Grandes lajas coronan los muros de la zona estival de pastos del pueblo de Is, en Allande: fueron protección contra los osos y hoy constituyen una joya etnográfica

UNO DE LOS MUCHOS RINCONES DE LA BRAÑA DE IS, CON PIEDRAS HINCADAS EN TIERRA SEPARANDO LOS PRADOS Y LAS CABANAS AL FONDO. ANA PAZ PAREDES

La inmensidad del paisaje resulta abrumadora cuando se llega a la sierra de Carondio camino de la braña de Is, en Allande, desde hace años abandonada por la falta de uso que antes le daban los vecinos del pueblo del mismo nombre. Elías García, guarda del coto de Allande, considera este lugar una joya etnográfica que debería ser preservada por su singularidad. De hecho, cree que es la braña más antigua del concejo. Pero lo que la hace singular son las lajas que coronan sus muros.

A día de hoy sólo dos personas viven en el pueblo de Is -precioso, por cierto-, lo cual no quiere decir que esté abandonado. Sólo hay un par de casas caídas, las demás han sido rehabilitadas y arregladas por sus propietarios, que regresan al pueblo bien los fines de semana o durante las vacaciones.

"Antiguamente esta braña se destinaba a pastos de verano para el ganado menudo, cabras y ovejas, de los vecinos de Is. Se las subía a pastar y por las noches guardaban el ganado en las cabanas. Esta braña no es de alzada, como otras vaqueiras. El pastor tenía un camastro en el altillo y allí dormía", recuerda García. Y añade: "Lo que pasa es lo que sucedió en muchos pueblos; unos se marcharon, otros fallecieron y al final la braña quedó en desuso, lo que no quiere decir que no tenga dueños, que los sigue teniendo", matiza. Hoy se aprovechan los pastos para las vacas en verano. Y es que cada casa de Is tiene su prao en este espacio; un lugar donde a día de hoy sólo queda una cabana en pie mientras que las demás están completamente en ruinas, buena parte de ellas sin tejado.

No deja de producir cierto desasosiego pasear entre sus piedras y comprobar el estado de abandono de esta peculiar braña de Is. Y seguro que el visitante rememora, si alguna vez lo ha visitado, el castro de San Isidro, entre Pesoz y San Martín de Oscos, único también con sus piedras hincadas como defensa y popularmente conocidas como "caballos de Frisia".

Y es que, tal y como explica Elías García, "todas las brañas que conozco tienen paredes normales con más o menos un metro de altura, pero no cerradas arriba con lajas almenadas o piedras hincadas. Las piedras puestas de punta eran para defender el ganado, sobre todo de los osos, porque un oso puede trepar por una pared normal si no es muy alta, pero con esos cierres se enganchaba las zarpas y no podía pasar", explica. También quedan en pie, en algunos prados, piedras hincadas en la tierra que servían como límite de los terrenos.

Para llegar a esta braña hay dos posibilidades, como explica Elías García: bien por el antiguo camino cerca del pueblo de Is, que es un pista con una subida muy dura en zig-zag, o bien desde el alto de Bustantigo en ruta a San Emiliano, la PR-AS 254, que pasa además por una zona interesante de túmulos funerarios en la sierra de Carondio. "Un tramo de tres kilómetros se puede hacer en coche por la pista del servicio del parque eólico y el resto, otros tres kilómetros, caminando. Desde allí hay una pista a la izquierda que lleva a la braña, está indicado con la señal de camino correcto y más adelante con indicadores en madera", afirma este gran enamorado tanto de la naturaleza como de la tierra en la que vive.

Defiende la pervivencia de este lugar: "Para mí esta braña tiene un valor muy importante, y son sus muros almenados, muchos aún en pie. Nunca vi cierres así. Sin duda alguna, habría que hacer algo para preservarla".

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