Poco después de que Javier Fernández dijera en el hemiciclo "no me resigno ni a un no, ni a dos, ni a tres", un café en la Junta reanimó ayer la negociación entre el Gobierno del Principado y Podemos para tratar de buscar un punto de encuentro dos posiciones divergentes sobre la reforma de la fiscalidad en Asturias. La consejera de Hacienda, Dolores Carcedo, y el portavoz de la formación morada, Emilio León, echaron a andar, otra vez, hacia el lugar donde el diálogo fracasó en la negociación presupuestaria, conscientes ambos de que el acuerdo de la política fiscal se plantea como una de las claves de bóveda de la búsqueda de apoyos parlamentarios por la izquierda que persigue el presidente del Principado.

Vuelve a ser muy pronto para sacar conclusiones, pero de la primera conversación informal saca León la conclusión de que al menos "el Gobierno ha tomado nota de que no puede seguir en esta situación de aislamiento". Será "otra cuestión" que "eso se traduzca en un cambio de tendencia", pero de momento hay sobre la mesa al menos un par de peajes. Uno es el muchas veces planteado y otras tantas rechazado de la "rebaja de la presión fiscal" que propone Podemos. El otro, no tan radical, ofrece la posibilidad de abrir el diálogo fiscal bilateral a otros grupos políticos.

La línea roja de la rebaja expone de entrada un elemento "clave" que será necesario aunque no sea suficiente y que afecta al Impuesto de Sucesiones. Podemos pondrá sobre la mesa algo más que la propuesta de corregir el "error de salto" y reducir la base imponible que ha lanzado el Gobierno y propondrá un modelo que aumente el número de tramos de que consta la tarifa del impuesto para introducir otros "saltos", pero más cortos. El portavoz podemista cree "poco razonable oponerse" a esta propuesta, pero añade que "no tengo claro que el Principado quiera llegar más lejos" de sus postulados en este terreno.

El partido morado tratará asimismo de llevar las conversaciones hacia la reducción del impuesto sobre hidrocarburos, el llamado "céntimo sanitario", algo a lo que también se ha opuesto reiteradamente el Principado, tratando aquí de "romper", según la terminología de Emilio León, "el tabú de que bajar impuestos equivale a perder recursos".