El director de la Real Academia Española (RAE) abre hoy en Vegadeo la octava edición del Foro Comunicación y Escuela, el proyecto educativo que promueve el Instituto veigueño Elisa y Luis Villamil. Su visita al concejo es especialmente simbólica ya que es la tierra natal de su padre.
-¿Le hace ilusión la visita?
-Muchísima. La última vez que estuve en Vegadeo y Piantón fue hace ahora un año y por motivo muy triste: el funeral de mi padre, que había nacido 95 años antes en Meredo. Ahora me voy a encontrar con los más jóvenes, y me harán recordar los veranos felices que pasé allí con mi familia paterna durante mi infancia y adolescencia.
-El Foro fomenta la igualdad de oportunidades para los jóvenes que viven en el medio rural. ¿Qué les recomendaría?
-El concepto de centro y periferia no es ahora tan determinante como lo era por ejemplo en mi época juvenil. El mundo se ha empequeñecido. Mi sugerencia es que no renuncien a ninguno de sus sueños, que sean ambiciosos pero, eso sí, que pongan toda la carne en el asador.
-¿Cómo se logra que los jóvenes sientan interés por las letras y la literatura?
-Lo fundamental es que sientan interés por el lenguaje, por la capacidad innata que todos tienen de comunicarse a través de las palabras, que si la cuidan y ejercitan puede ayudarles a conseguir sus objetivos tanto en el terreno individual como en el social. Para el interés por la literatura es fundamental el ejemplo, primero de la familia, pero luego de los profesores. Nada hay más contagioso que el entusiasmo de un profesor de lengua y literatura por los grandes libros, que son, por otra parte, entretenidos: cuentan historias, ayudan a entender al ser humano, a comprendernos a nosotros mismos, y también a dominar mejor nuestras lenguas.
-¿Hablan peor los adolescentes de hoy en día?, ¿qué influencia tienen las nuevas tecnologías?
-Cada generación habla de forma parcialmente distinta de la anterior y por eso las lenguas evolucionan. El castellano nació de los cambios que sucesivas generaciones fueron introduciendo en el latín que hablaban. Las nuevas tecnologías, que para ellos no son ya nuevas (me refiero a los llamados "nativos digitales"), han rescatado por ejemplo la escritura: ahora se escribe más que antes. Cuando vino el telégrafo en el Siglo XIX los telegramas se escribían sin adjetivos, preposiciones o artículos para ahorrar, pues nos cobraban por el número de palabras. Y no fue el apocalipsis de la lengua. Cada situación comunicativa admite unas licencias propias. La clave está en no confundirlas o entrecruzarlas, escribir un currículo como se escribe un SMS o un Whatsapp.
-¿Se ha perdido el arte de conversar? ¿Habría que hablar más y chatear menos?
-Creo que probablemente sí. Esa mediación tecnológica de la comunicación puede conducir al solipsismo y a la melancolía. Además, puede ser peligrosa, pues en la red se crea una falsa sensación de confidencialidad que en realidad es lo contrario.
-¿Para cuándo estará listo el Diccionario digital de la RAE?
-Estamos trabajando en él. Es una refundación auténtica del diccionario de la RAE. Espero que esté antes del centenario del Diccionario de Autoridades, que se publicó entre 1726 y 1739. Mientras tanto, la versión electrónica del Diccionario de 2014, la última publicada hasta ahora, tuvo el pasado mes de febrero 63.700.000 de consultas.
-¿Qué balance hace de su primer año como director?
-En lo personal, estoy muy honrado y satisfecho. Institucional y socialmente, no soy yo quien pueda ni deba hacer el balance.
-¿Se ha logrado el objetivo de acabar con el desajuste presupuestario?
-Prácticamente sí. Acabamos de aprobar las cuentas de 2015, con un déficit de unos 470.000 euros. El año anterior había sido de 2.700.000 euros. El presupuesto de 2016 ya no contempla déficit.
-¿A la RAE le preocupa la situación política de España?
-Como al resto de los españoles.
