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Maestros y Discípulos

Cuevas: "Hay que mimar a los número uno, la Universidad española no fomenta el talento"

Isidro González: "Mi grupo de trabajo es atractivo por sí mismo, se ha generado un entorno agradable pese a la dificultad para estabilizarse"

Javier Cuevas Maestro e Isidro González Caballero, en los laboratorios del departamento de Física de la Universidad de Oviedo. IRMA COLLÍN

"Todos los ojos que en 2012 estaban en el bosón de Higgs ahora se fijan en la materia oscura", anuncia Javier Cuevas, profesor titular del departamento de Física en la Universidad de Oviedo. Su equipo ha tenido un papel destacado en el hallazgo de lo que se conoce popularmente como "partícula de Dios". No en vano una proporción importante de los investigadores que conforman el grupo de Física Experimental de Altas Energías que dirige Cuevas mantienen una estrecha colaboración con el trabajo que se realiza desde el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), en cuyas instalaciones se encuentra el mayor acelerador de partículas del mundo (LHC), en la frontera franco-suiza, cerca de Ginebra.

Ahora el principal desafío para esta potente instalación científica, con tres mil investigadores en busca del mismo propósito, es resolver un "problema crucial" relacionado con la composición de la materia oscura, de la que existen "indicios gravitacionales", apunta Cuevas, y que permitiría concretar de qué está hecho el 25% del universo que no vemos. "Representa seis veces más que la materia ordinaria", precisa el docente, acreditado para catedrático.

Tras el parón en 2013 y 2014 del Gran Colisionador de Hadrones (LHC), los investigadores tratan ahora de resolver el reto de la materia oscura sobre la que "no existe un modelo conocido ni formulaciones tan claras como con el bosón de Higgs", advierten. Dicha tarea, con un papel relevante de la Universidad de Oviedo, ocupará a la ciencia europea hasta 2018, pero el trabajo podría prolongarse al menos otras dos décadas, sugiere Cuevas. "La naturaleza tiene su propio funcionamiento y no se puede asegurar que se vaya a encontrar las partículas que componen la materia oscura", precisa, por su parte, Isidro González Caballero, discípulo de Cuevas, y como el maestro, formado en la Universidad de Cantabria. No desconfía González Caballero de la capacidad de la ciencia europea sino del tiempo necesario para alcanzar determinados objetivos. Su trayectoria investigadora arrancó en el año 2000 como "fellow" (contrato postdoctoral) del CERN. Con 43 años es profesor contratado doctor en la Universidad de Oviedo. La suya, reconoce, es una trayectoria con ciertos altibajos. Hasta 2003 estuvo ligado a la Universidad de Houston a través del experimento "Alice" del LHC. Ese mismo años se incorporó la Instituto de Física de Cantabria, donde desarrolló proyectos relacionados con computación Grid y en el experimento CMS. Cinco años después fue seleccionado dentro del programa "Ramón y Cajal" como investigador en el grupo de Física Experimental de Altas Energías que dirige Cuevas en la Universidad de Oviedo, donde hoy desarrolla su actividad como responsable de computación científica. "No voy a quejarme pero ahora la situación es más complicada para obtener algo pseudoestable", subraya. "La gente con talento tiene tremendas dificultades para incorporarse. Son gente de 35 años sin perspectiva de estabilizarse", continúa diciendo.

El maestro, de 54 años, cita una nueva dificultad para los jóvenes titulados: "No se fomenta el talento. A los número uno de la promoción hay que mimarlos", reivindica al tiempo que admite que algunos de esos alumnos brillantes se les han ido. "La realidad es que acabas la tesis con 26 años, realizas posdoctorados en dos o tres centros de excelencia y luego cada uno se va por su lado. Es una situación que no se vislumbra que mejore a corto plazo", recalca.

Maestro y discípulo coinciden en su valoración de que en la Universidad española no se cuida el talento "y a los número uno de la promoción que van a la empresa les pagan tres veces más que si estuvieran en la Universidad". Quienes se quedan "lo hacen más por voluntad y cariño al trabajo que realizan y porque les gusta, pero no porque se les reconozca", apunta Cuevas. El discípulo valora que en su grupo se ha generado un entorno de trabajo "agradable" que es lo que retiene a los nueve investigadores del grupo de Física de Altas Energías. "Además de la situación económica es más frustrante la falta de perspectivas de estabilización", prosigue Isidro González.

La materia oscura

Si bien en este momento "existe una efervescencia científica con la materia oscura o el bosón de Higgs", Cuevas reprocha que en el sistema de investigación español no se cuida el talento que se forma. "El grupo es atractivo de por sí, por lo que hacemos, si pudiéramos incorporaríamos a media docena de personas más", argumenta Isidro, "hay que gente de otras instituciones que si fuéramos competitivos estarían encantados de venirse aquí". ¿El problema? La falta de medios y, lo que es más importante, de reconocimiento hacia la carrera académica. "Los contratos a dos años no valen", insiste este físico asturiano formado en las instalaciones CERN y que participó también en el hallazgo del bosón de Higgs. "Lo importante es que España, como país, consolide el talento que tiene", aconseja Cuevas quien observa cierta fragmentación en la ciencia. "Nuestro campo es muy global, si no te contratan aquí viene otro y te lo quita", asegura. A su juicio, una línea a explorar en el futuro sería la concentración de grupos de investigación para ganar en potencia científica. Para el suyo, en concreto, plantean desarrollar una línea de instrumentación de forma paralela al análisis de datos. "El LHC necesita actualizaciones pero nosotros realizamos más labores operacionales y de control, no de construcción de instrumental", plantea Cuevas. Eso implicaría duplicar las nueve personas actuales que conforman el grupo de Física de Altas Energías. Pero también apunta otras tareas pendientes: "Hay que reforzar la conexión entre Universidad y empresa".

En el campus de Gijón aprecia Isidro González que existe una cierta predisposición a ello. Lo que piden uno y otro es "una decisión estratégica" a nivel de industria para captar todo el talento que existe en los laboratorios universitarios. "Las empresas deberían tener departamentos de I+D+i tan potentes como la Universidad", defienden ambos.

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