Oviedo, José Luis SALINAS
Noeli García Regueiro, natural de El Entrego, es licenciada en Historia por la Universidad de Oviedo, donde ha sido profesora. También ha dado clases en la Thames Valley University de Londres. Experta en sindicalismo, su acercamiento a la UGT llegó gracias a un trabajo de investigación sobre el papel de SOMA durante la transición democrática en forma de tesina. El 15 de enero presentó su tesis sobre la UGT en los años de la II República, que recibió una calificación de sobresaliente cum laude. En las siguientes líneas repasa algunos de los aspectos más destacados de su investigación.
-¿Qué papel jugó la UGT durante la II República en Asturias?
-Uno crucial, tanto desde el punto de vista sindical como político. Hasta el golpe militar de 1936, fue gestora incansable de reivindicaciones laborales y sociales con logros muy importantes para los trabajadores, que no sólo obtuvo a través de la negociación, sino también con el recurso a la huelga, destacando las cinco huelgas generales convocadas en este periodo. La UGT tuvo una implicación política creciente al posicionarse en contra de la obstrucción parlamentaria de las reformas de los ministros socialistas en la primavera de 1933 y luego, al encabezar el SOMA el proceso de radicalización del socialismo en Asturias, preparando y dirigiendo el movimiento de Octubre de 1934.
-¿Cómo influyó la Guerra Civil sobre el sindicato?
-La Guerra Civil trastocó el modelo sindical de la UGT, generando una actuación totalmente distinta pues, junto con la CNT, pasó a desempeñar una función organizadora e incluso rectora de la vida económica y social, además de su relevante participación política e institucional, en la que sobresalieron los dirigentes del SOMA Amador Fernández y Belarmino Tomás. La UGT fue durante la guerra un soporte fundamental de la República, tanto en el frente como en la retaguardia.
-¿Para qué sirvieron aquellas huelgas generales?
-El SOMA convocó tres huelgas generales entre el otoño de 1932 y el de 1933, cuando la patronal amenazaba con la rebaja de salarios, la reducción de la jornada y el cierre de explotaciones, y el respaldo a la política del Gobierno no le impidió presionar a aquél en las negociaciones hasta lograr fórmulas de compromiso favorables a los trabajadores, como la semana laboral de seis días o el régimen de subsidios y jubilaciones. En 1936, ante la persistencia de los problemas en la minería, el SOMA convocó otra huelga general de la que arrancó importantes concesiones, como el abono de todos los salarios atrasados, la liquidación de las pensiones pendientes, así como la mejora del régimen de jubilaciones. No obstante, el mejor exponente del modelo sindical ugetista fue la labor del SOMA para evitar, sin ninguna huelga, el cierre de una empresa de la magnitud de Fábrica de Mieres en 1934, diseñando el proceso de intervención de la Fábrica y consiguiendo finalmente salvarla de la quiebra al obtener del Gobierno la asignación de un crédito.
-¿Cómo fue aquella Revolución de Octubre del 34?
-Los efectivos ugetistas se volcaron en un proceso revolucionario en el que destaca el papel cardinal de los dirigentes del SOMA, tanto en la preparación como en el desarrollo de la insurrección. En líneas generales, el diseño del plan estratégico fue realizado por Amador Fernández, Graciano Antuña y, principalmente, Ramón González Peña, apodado como el "generalísimo de la revolución".
-¿Qué consecuencias tuvo ese enfrentamiento tanto para Asturias como para el sindicato?
-Miles de víctimas, entre muertos, heridos, torturados y ejecutados; cuantiosas destrucciones materiales, sobre todo en Oviedo, y una durísima represión política y patronal, encarcelamientos y exilio. En cuanto a la UGT en particular la clausura de las Casas del Pueblo, que fueron la mayor parte utilizadas como cuarteles e incluso centros de tortura, la intervención de sus cuentas bancarias y el encarcelamiento o el exilio de sus principales dirigentes. Pero conviene precisar que la orden de disolución de las organizaciones afectas a la UGT en Asturias no significó su desaparición. Ante la tesitura de una reorganización bajo las normas impuestas por el gobernador civil, optaron por reorganizarse en la clandestinidad. En un espectro más amplio, la insurrección de octubre propiciaría la renovación de las alianzas: a nivel político, la reconciliación de los socialistas con los republicanos para la formación del Frente Popular, y sindicalmente, la integración de la CGTU en la UGT.
-¿Tuvo alguna influencia la UGT asturiana a nivel nacional durante esa época?
-Los notables antecedentes del ugetismo asturiano en el contexto nacional adquieren en la etapa republicana la categoría de sobresalientes. En Asturias se establecieron algunas Federaciones Nacionales, como la de Mineros y la del Transporte, Pesca e Industrias Marítimas, y hubo una reiterada presencia en la provincia de los principales líderes nacionales tanto de la UGT como del PSOE.
-¿Tiene algún parecido aquella UGT con la actual?
-Se podría decir que sí en el fondo, en su esencia, pero no en la forma. Cada periodo histórico tiene sus propias coyunturas políticas, económicas y sociales que determinan un cierto comportamiento y una acción sindical concreta.
-¿El sindicato atraviesa ahora por momentos complicados, hay algún antecedente histórico similar?
-Los problemas que actualmente puedan aquejar a la UGT nada tienen que ver con los de épocas pretéritas. Bastante más grave fue la represión que sufrió tras la huelga del verano de 1917, la crisis en la dictadura de Primo de Rivera o las nefastas consecuencias de la insurrección de Octubre, episodios señeros de los que salió fortalecida.
