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Más cama y menos tele

La pediatra Marta López aconseja contra la obesidad dejar comer solos a los niños a temprana edad: "Que usen cuchara y manos, y prueben texturas y sabores"

Niños chinos durante la siesta en una guardería.

Explica la pediatra Marta López, titular en el Centro de Salud de Contrueces, en Gijón, que "el niño decide la cantidad de lo que come, pero la familia decide la variedad". De esa buena relación entre cantidad y calidad surgen hábitos saludables y se mantiene el sobrepeso a raya. A los niños se les enseña en Primaria la pirámide de alimentos, esa ecuación que nadie sigue al pie de la letra y que marca las pautas generales de alimentación. A lo peor, muchos padres la desconocen.

El consejo de Marta López viene a complementar la teoría mantenida por la psicóloga Raquel Busto que en LA NUEVA ESPAÑA de ayer alertaba sobre unos porcentajes preocupantes: casi la mitad de los menores de 9 y 10 años tiene riesgo de sobrepeso. Es el resultado estadístico de casi dos años de estudio y control de 291 alumnos de veinte centros educativos de toda Asturias, materia prima de la que fue la tesis doctoral de Raquel Busto.

Busto añade que hábitos como un poco de lectura antes de irse a dormir o alguna actividad lúdica en esas horas nocturnas como algún juego de mesa tranquilo sirve para "adelgazar". No es que en sí mismo queme calorías sino que tiene que ver con controles de horario, horas de sueño y rutinas diarias bien establecidas.

Si hay rutina (buena) las horas de sueño mínimas se mantiene. Busto recomienda para un escolar de tercero o cuarto de Primaria no menos de diez horas de sueño. Muchos acaban la semana con un déficit galopante por culpa de "Sálvame", "Gran Hermano" y otras escombreras por el estilo, y por culpa sobre todo a una permisividad materna y paterna que acaba por pasar factura. También en la báscula.

Equilibrio innato

Marta López parte de una base perfectamente estudiada: los niños tienen la intuición innata para mantener un equilibrio de ingesta de calorías, con diferencias diarias que no sobrepasan el 10%. Todo ello, por supuesto, en condiciones de buena salud. Una capacidad que perdemos cuando nos hacemos adultos.

Otro consejo de la pediatra asturiana: "A los niños hay que dejarles comer solos a edad temprana, que usen la cuchara y las manos aunque se manchen, que prueben por sí mismos texturas y sabores. Si en los tres primeros años hay alimentos que un niño no ha probado es muy probable que eso genere cierta resistencia".

¿Y cuándo es bueno para darle la cuchara y a ver qué pasa? "Con un año, más o menos; que experimenten, que lo intenten al menos", sugiere Marta López, quien asegura que está muy documentada la relación entre el sobrepeso y las horas de exposición a la tele, de la misma forma que lo está la relación entre la obesidad y el nivel sociocultural en el que se mueva el niño. En el primer mundo, aunque suene paradójico, la pobreza es un factor favorecedor del sobrepeso, consecuencia "de dietas poco equilibradas" y de la tendencia a la comodidad en ciertos ámbitos familiares.

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