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Apuntes De Mecánica Política

La delicada suma de Podemos e IU

La alianza entre Pablo Iglesias y Alberto Garzón puede sacudir el mapa político asturiano, donde ya se han expresado resistencias al acuerdo

Podemos e Izquierda Unida se juegan muchas cartas en la alianza que tratan de fraguar Pablo Iglesias y Alberto Garzón para que ambos partidos alcancen la tantas veces reclamada "confluencia". El acuerdo que negociarán a partir del miércoles los líderes de los dos partidos ya ha levantado recelos en el Principado por parte de ambas formaciones, donde existe clima para una alianza pero numerosos escollos que podrían, incluso, establecer un caso singular.

No habrá acuerdo en el ámbito nacional que se imponga en Asturias sin que se analice la situación específica de Asturias, sostienen fuentes de Podemos. En estos momentos no hay en Asturias mimbres para construir una candidatura conjunta más allá del reconocimiento teórico de que es necesaria para conseguir un objetivo común para ambas fuerzas: desbancar al PSOE en el Congreso y, si acaso, alcanzar la presidencia del Principado en las próximas autonómicas, aunque este último escenario de candidatura autonómica conjunta se vislumbra como impensable por el momento.

Las primeras chispas ya han saltado. El coordinador general de IU en Asturias, Manuel Orviz, y su portavoz parlamentario en la Junta, Gaspar Llamazares, ya han marcado los polos de la posición interna en la coalición. El primero, favorable a las tesis de Garzón y a la búsqueda de un acuerdo, pero no a toda costa para IU-Asturias; el segundo, advirtiendo de que el experimento es en realidad la fórmula de Pablo Iglesias para devorarles totalmente.

Al otro lado, el secretario general de Podemos en Asturias, Daniel Ripa, se ha apresurado a señalar las diferencias de posición en IU y ha aprovechado para remarcar que la confluencia tiene que hacer saltar por los aires el apoyo de la coalición al gobierno de Javier Fernández.

La verdadera batalla está en marcar quién tendrá las riendas de la negociación en el caso asturiano: ¿Impondrá Pablo Iglesias la apertura de un hueco en la lista asturiana para IU sin más contrapartida para la coalición? ¿Tendrá Alberto Garzón a Asturias entre sus exigencias inamovibles? Y en todo caso, ¿qué puesto le correspondería a Orviz?

Todos los ingredientes para cocinar el plato de la confluencia se remueven en la cazuela sin conocer aún cómo conjugarán desde el punto de vista asturiano, donde el reto es aproximar dos fuerzas que coinciden ampliamente en discurso y en bases, pero que discrepan en la praxis: IU cree que es posible influir en las políticas de un PSOE que se aferra a su posición hegemónica en Asturias; Podemos considera que la única opción es desalojar a unos socialistas que representan el poder anquilosado.

El pote se remueve también en un complicado clima nacional. Pablo Iglesias se ve acosado por el temor a que la hasta ahora ascendente curva electoral de Podemos inicie un descenso que podría suponer una caída en picado, de ahí que ejecute el "plan B" azuzado por el sector de la izquierda anticapitalista: unirse con IU para convertirse en segunda fuerza parlamentaria. El riesgo está en que en política las sumas no son matemáticas. La conjunción de fuerzas no implica una adición de votos. Lo sabe bien IU, a la que el abrazo con el PSOE de Almunia llevó a un estrelladero compartido. Visualizar un Podemos como ariete de la izquierda más a la izquierda del PSOE tiene el riesgo de propiciar una fuga de votos que se añada a la probable abstención de los votantes ilusionados que auparon a la formación morada. Ayer mismo lo señalaba Íñigo Errejón en un artículo: Podemos no puede estrechar su círculo porque su vocación es la de integrar a una pluralidad diversa y en ocasiones contradictoria.

También Izquierda Unida pasa su trance. La asamblea federal de la coalición, ceremonia en la que entronizar a Alberto Garzón, coincidirá con las elecciones. No es recomendable que florezcan voces discrepantes. Y Garzón ha madurado su posición, más proclive a escuchar a los veteranos y evitar cualquier impresión de que su partido se diluye dentro del voraz apetito de Pablo Iglesias.

El próximo miércoles comenzará el diálogo. En principio, Podemos acepta que la conversación sea de tú a tú con Izquierda Unida, orillando el experimento que fue Unidad Popular. Y ante esa cita IU tiene claras sus líneas rojas: conservar la independencia y las siglas, no sólo en el esquema sino también económicamente, y aprovechar la alianza para recobrar diputados perdidos.

En ese objetivo tiene la organización en Asturias una de sus posiciones fuertes. La lista conjunta de Podemos-IU deberá reservar como mínimo un segundo puesto en la candidatura al Congreso. El respaldo explícito de Manuel Orviz a la figura de Garzón también debería tener su reflejo en que el coordinador federal asuma en la mesa negociadora la reclamación de Asturias como una de las prioritarias.

Por eso resulta clave ver cómo se desarrollará ese diálogo y si los detalles quedan fijados en las conversaciones entre los máximos dirigentes de ambas formaciones o, en cambio, se dejan para su encaje en los diferentes territorios. La postura de Garzón parece clara: todo se negocia en Madrid. De ahí la advertencia de los de Podemos en Asturias. Antes de nada, creen, se debe clarificar la aparente contradicción en Izquierda Unida: "Por un lado está Orviz defendiendo la convergencia, pero quien se sienta en el parlamento y da aire al PSOE es Llamazares".

También permanecen las dudas razonables en parte de la militancia de IU en Asturias, que se percibe en mejor momento electoral, suficiente como para afrontar sin necesidad de alianzas la cita del 26-J, aunque esa sea un percepción optimista. Y las dificultades para que los cuadros intermedios admitan a compañeros de viaje con los que se han mantenido diferencias que vienen de largo.

Lo que Podemos sostiene es que el acercamiento a IU en Asturias debe implicar que se teja una alianza y se establezca una hoja de ruta política para lo que queda de legislatura autonómica: no puede ser algo coyuntural. Y señalan como ejemplo el cambio evidente de relaciones que se produjo en la Junta entre el PP y Foro una vez que sellaron su acuerdo electoral.

Por ahora no se han producido conversaciones en el Principado entre ambas formaciones más allá de mensajes a través de los medios y algún encuentro en los callejones de la política. El abrazo nacional entre los dos partidos tendrá que aplacar muchos recelos en Asturias.

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