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Un oasis en el desierto demográfico

"Los niños son el motor económico ahora y del futuro", sostiene la familia castrillonense Verdejo-Suanzes, con 7 hijos de entre 11 años y 6 meses

La familia Verdejo-Suanzes es un oasis en el desierto. En una región envejecida y en la que los jóvenes se marchan a buscarse la vida a otras regiones o a otros países, esta pareja de Salinas (Castrillón) decidió apostar por ser una familia numerosa. Muy numerosa. Siete hijos tienen. Él es periodista, y ella economista, aunque trabaja en un colegio. Con esfuerzo logran superar la famosa "cuesta de enero" y también la de septiembre, con el inicio del curso escolar, "y otras muchas a lo largo del año". Pero aseguran que son "felices. Se trata sólo de establecer prioridades y que todos lo tengamos claro", afirma Gabriel Verdejo con el beneplácito de su esposa, Teresa Suanzes.

La pareja se casó en 2004. El primero de los retoños, Gabriela, tiene ya 11 años. Tras ella llegaron Teresa, que tiene 9, y Sofía, de 8. Tras un parón, llegaron Álvaro, de 4 años; Juan, de 3; María, de poco más de uno, y la más pequeña, Claudia, hace sólo seis meses."Ambos procedemos de familias numerosas. En mi caso también somos siete hermanos, y en el de Teresa son cinco. Es cierto que son muchas bocas que alimentar y que uno a veces tiene miedo. Pero cuando te decides, siempre acabas encontrando fórmulas para salir adelante", asegura Gabriel.

Son muchos los handicap a los que se enfrenta una familia de estas características. El primero, encontrar una casa en la que vivir, "porque ahora se piensa más en familias monoparentales o con sólo un hijo que en familias de tres o cuatro, así que para nueve... es muy difícil", explica esta pareja asturiana.

Otro es, sin duda, la capacidad económica. "A nosotros nos gusta hacer cosas en familia, pero es evidente que no nos podemos ir todos juntos a esquiar, así que buscamos otro tipo de actividades alternativas, como hacer rutas o salir en bicicleta". Y es evidente que no es lo mismo echar cuentas para alimentar, vestir, calzar y estudiar a un hijo, o a dos, que a siete. "Hay que aprovechar las cosas, y que todos sepan que tienen que cuidar lo que tiene para que le sirva a su hermano", afirma este padre de familia numerosa.

Aunque hay artículos que no pueden aprovechar no porque no quieran o no las cuiden, sino porque no pueden. Por ejemplo, los libros de texto. "Cada dos años como mucho los cambian. Así que todo el curso tienes que hacer números para tener el dinero para cuando empiece el siguiente. Pero ya sabes que es así".

Y todo ello con escasas ayudas económicas. "Hay algunas cosas, pero son pocas. No es lo mismo una persona que hace una compra semanal de 20 o 30 euros que la familia que se gasta 150 o 200 a la semana". En este sentido, Gabriel Verdejo entiende que "los hijos son un motor económico, porque hace que la familia consuma en muchas cosas: comida, servicios, textil, calzado, higiene personal... Luego son motor económico ahora, pero también lo van a ser en el futuro, porque serán ellos los que pagarán las pensiones el día de mañana".

Por eso, Verdejo entiende que desde las administraciones públicas "deberían de crearse las condiciones propicias para animar a tener más hijos. No se trata sólo de ayudas económicas, que también vienen bien y hacen falta, sino de otro tipo de apoyos, como la conciliación de la vida laboral y familiar, que es muy difícil o casi imposible. Si uno piensa en cómo se va a arreglar, desiste de tener hijos".

Pero pese a todas las dificultades, este matrimonio castrillonense se siente feliz. "Una familia tan grande aporta mucho más de lo que uno piensa que le va a exigir", asegura la pareja.

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