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DANIEL ALONSO | Empresario y deportista

"Hasta que no pude liberarme de ser hijo de Daniel Alonso no fui feliz en plenitud"

"Puede parecer chulesco, pero con más empresarios como yo, ajenos a la subvención y al amigo político, Asturias iría muy bien"

El deportista y empresario Daniel Alonso, en Oviedo. LUISMA MURIAS

-Con 51 años me encuentro en un momento fantástico de equilibrio y disfrute.

-¿Le faltó equilibrio?

-Hasta los 40 años no tuve la tranquilidad interior. Es la edad.

-¿Para correr rallies es mejor tener equilibrio o no?

-El equilibrio es bueno para todo. Yo soy empresario, corredor y muchas cosas, y lo de menos es qué eres sino cómo eres y afrontas las cosas. Yo afronto con valentía, tenacidad e ilusión, como aprendí de mi padre, la persona que me inspira en cada momento.

Daniel Alonso (Avilés, 1965) tiene seis empresas relacionadas con el deporte que emplean a 80 personas y facturan 30 millones de euros. Primogénito del empresario industrial Daniel Alonso, es accionista y consejero de su emporio junto a sus tres hermanos.

-¿Le marcó ser su hijo?

-Hasta el nombre. Mi padre ha sido un ejemplo empresarial y personal en Asturias desde hace 55 años. He tenido ese lastre fantástico porque pretendí emularlo cambiando el ámbito industrial por el deporte. Hasta que no pude liberarme y ser yo mismo no conseguí ser feliz en plenitud. Mi padre quería que fuera como él. Me llevaba a las centrales térmicas, eléctricas y de gas en las que participaba y me metía en el maletero para que pudiera pasar a las obras porque era menor de 18 años. Ésos fueron mis veranos.

-¿Cómo inculcaba?

-Es muy tolerante, cariñoso y no dictatorial. Veía sus hechos -trabajar- y me enseñó que lo principal es ser persona y no hacer daño al prójimo.

-¿Cuándo quiso ser su propio Daniel Alonso?

-Tuve dos fases, cuando desarrollé mis aptitudes deportivas en el automovilismo, con 22 años.

-¿Su primera afirmación fue en el deporte?

-A los 14 años fui seleccionado para jugar de portero en el Ensidesa y mi padre, que quería que fuese ingeniero, sólo me dejó ir a tres entrenamientos. No hubo forma de que fuera ingeniero y, lo peor, no pude ser portero. Fui un estudiante normal, pero no me gustaba. Hice hasta COU. Mi padre me pidió que fingiese que estaba en la Universidad un par de años para que mis hermanos no se contagiasen. Los tres hicieron carreras brillantes. Yo, que con 14 años conducía un camión dentro de las instalaciones de mi padre, iba a ver entrenar a Carlos Sainz.

Daniel Alonso fue campeón de España del grupo N, ganó el rallye "Príncipe de Asturias" y fue piloto oficial de una marca hasta los 32 años. Después pasó al ciclismo, fue campeón de España de ciclocross y de duatlón y de Asturias en todas las modalidades. Ahora compite en velocidad con coches históricos. Fue campeón de España 2015, lidera el Campeonato de Europa y rehabilita Ford Sierra Cosworth para Europa.

-¿Cuál fue la segunda fase de independencia de su padre?

-A los 39, con mis primeras empresas, fue la emancipación. Mi mujer dice que uno no es personalmente independiente si no lo es económicamente.

-¿Qué le pareció a su padre?

-No lo vio con buenos ojos. Temía que fracasase y no quería que me desligase del grupo. Fueron meses de mucha tensión. Nunca me apoyó al principio, pero luego sí porque veía que buscaba la excelencia y aprecia eso.

-¿Por qué se planteó irse?

-Mi vida de soltero estuvo muy ligada a mis padres y mis hermanos. Entonces me casé. Mi mujer, Clara Cimas, es hija de un presidente de Química del Nalón y de una profesora de Universidad, es economista, su nivel cultural es alto y me ayudó a canalizar mi desarrollo empresarial.

-¿Cómo se conocieron?

-Hace 25 años tuvimos una relación, pero yo no quería estabilidad. No seguimos. Se casó. Tuvo un accidente en coche, su marido se mató y ella estuvo en la uvi. Al amigo que me lo contó le pedí que me avisara si se salvaba porque quería apoyarla. La llamé, empezamos una relación y tengo la suerte de ser su marido. Tenemos dos hijos, María y Jorge.

Alonso montó la fábrica de bicicletas MMR con tres personas más en una nave-nido de Avilés.

-Diseñábamos las bicicletas en el estudio de un dibujante de cómics eróticos. Quería hacer algo que no compitiera con mi padre y, como él me había dicho, trabajar en algo que me gustara, tener una marca propia y hacer el producto desde el principio hasta el final. Mi padre trabajaba para grandes empresas, pero él no era marca. Yo quería ser el Zara de la bicicleta, con gran calidad y precio contenido. Mis bicicletas son un 30% más baratas que las americanas, italianas y canadienses. Tengo el mejor equipo español corriendo en Copa del Mundo de ciclocross y, junto a Samuel Sánchez, una de las mejores academias para niños de España, con un modelo que da prioridad al expediente académico. Reinvierto lo que gano.

-Arriesgó pero es un rico heredero de Daniel Alonso.

-El ámbito industrial no es un patrimonio del que se pueda disfrutar porque está en plena ebullición. Tenemos 2.000 empleados y facturamos más de 300 millones de euros, pero mis hermanos y mi padre viven en un sinvivir las veinticuatro horas del día, uno en Kuwait, otro en la India.

-Fue el hijo rebelde.

-Es una rebeldía de identificación. Como él, soy autónomo, autodidacta y al margen del entorno. Somos iguales, aunque él es más constante y más austero.

-¿Y su madre?

-Fue el equilibrio y es el mástil en el que nos agarramos todos los hermanos. Es la triunfadora en silencio, nos educó, nos dio de comer, vivió con nosotros mucho más que mi padre. De pequeño me perseguía con la escoba para corregirme, pero en lo empresarial me apoyó clara y públicamente.

-¿Cuándo "se reconcilió" con su padre?

-Hace nueve años me dijo "Dani, te echo mucho de menos, te quiero comprar la empresa y que vuelvas conmigo. Voy a pedir a los economistas que la valoren". Los economistas le dieron un valor muy alto y él no lo entendía. Mi padre no es de palmaditas sino de hechos y ése fue un espaldarazo. Agradecí su amor de padre, pero preferí seguir como estábamos. Se implicó en mis empresas y va a ayudar a hacer el trabajo. Dice "hay algo que haces mejor que yo: delegar". Soy el empresario que no hay en Asturias, hago todo con criterio de riesgo y no dependo de la subvención ni del amigo político. Parecerá prepotente y chulesco, pero con más como yo Asturias iría muy bien.

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