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JUSTO RODRÍGUEZ BRAGA | Secretario general de UGT en Asturias

"La calle le tiene cariño a UGT, aunque se haya querido recortar nuestro prestigio"

"Con la investigación de los cursos de formación estoy tranquilo, no hay nada que ocultar"

Justo Rodríguez Braga, ayer, en su despacho, delante de un retrato de Pablo Iglesias, fundador de UGT. LUISMA MURIAS

Son días de mudanza en la última planta del edificio de la UGT de Oviedo. Tras 16 años, el inquilino del mayor despacho del piso número 12, el secretario general del sindicato, Justo Rodríguez Braga, se prepara para abandonar su cargo. En la mesa principal de la estancia sólo quedan ya unos pocos montones de papeles y algún objeto personal. Iñaki Malda, secretario general de la Unión Comarcal de Avilés, y Javier Fernández Lanero, líder de la Federación de Metal, Construcción y Afines (MCA) en Gijón, se disputarán el viernes y el sábado ocupar ese despacho durante los próximos cuatro años. En las siguientes líneas, Rodríguez Braga repasa sus años al frente de la mayor organización sindical de Asturias.

-¿Qué valoración hace de estos 16 años al frente de UGT?

-El balance es positivo. Hemos transformado la organización entre todos, ha habido un esfuerzo colectivo y hemos crecido tanto en afiliación como en representación sindical de forma exponencial. Nos hemos mantenido como primera fuerza sindical y hemos tenido una gran presencia social en Asturias, no sólo a través de la concertación, sino también con otros eventos como la escuela de verano o los premios "Primero de Mayo". Han sido años muy intensos.

-Sobre todo los últimos.

-Estos últimos cuatro años han sido muy duros, hemos tenido que tomar decisiones costosas. Hemos tenido que hacer ajustes, el cambio ha sido brutal y nos hemos tenido que adaptar. Eso ha sido entendido bien por la mayoría de los trabajadores, pero como siempre ha habido una resistencia clara entre los menos, y eso nos ha traído algún problema. Los empleados de la UGT han hecho un esfuerzo económico y de trabajo imponente. En el ámbito personal debo todo lo que soy a la UGT, llevo 40 años en el sindicato y he pasado por todos los puestos. Siento que la gente en la calle nos tiene estima, aunque durante estos últimos años se nos haya querido recortar ese prestigio.

-¿Deja algo pendiente?

-Tenía en mente hacer una organización de jóvenes muy cercanos al sindicato, muy plural, que no dependiese de ninguna federación. Y, por diferentes razones, no fue posible. Luego, tengo la espina clavada de que habíamos alcanzado una cuota de bienestar elevada y que la hayamos perdido en tan poco tiempo.

-Ha dicho que no va a apoyar a ninguno de los dos candidatos, pero ¿qué perfil le debería sustituir?

-Los dos tienen un currículum evidente. Uno tiene una gran responsabilidad en Arcelor-Mittal (Iñaki Malda), ha demostrado tener capacidad para negociar grandes acuerdos y tiene un prestigio entre sus compañeros importante. Ha demostrado que tiene currículum. Y luego está Javi (Fernández Lanero), que está en el mayor sindicato comarcal, que es el de Gijón. Los dos tienen edad y experiencia para hacerse con un proyecto durante los próximos doce años, que es el límite de mandatos que hemos establecido. Hay material humano y de conocimientos para afrontar una nueva etapa.

-¿Qué consejo le dará al nuevo secretario general?

-Que las cosas se sacan adelante con mucho trabajo, con ideas y poniendo a trabajar equipos. Esto no es algo individual ni de grandes liderazgos. Esto es una cuestión de ser generosos, de dar mucha participación.

-La Fiscalía aprecia irregularidades en la gestión del sindicato en los cursos de formación.

-Esperamos que se aclaren las cosas. Estoy tranquilo porque no tenemos nada que ocultar. No hay ningún acto irregular, ni interés de enriquecimiento ni de desviación de fondos. Esto ha sucedido porque hay personas que ya no están en la organización que se han considerado maltratadas y que han presentado diferentes denuncias. A UGT se la ha abierto en canal.

-¿Teme tener que declarar ante la juez?

-No temo a nada. Estamos tranquilos y a disposición de lo que se nos solicite por parte de la juez. Lo que no queremos es el circo mediático.

-¿Qué supuso el "caso Villa" para usted y para el sindicato?

-Fue una gran decepción, una quiebra de confianza y que el elevado prestigio de la organización se viese menoscabado. Pero al mismo tiempo ese tema se está aclarando, y se está viendo que no es algo generalizado sino muy particular, que no nos ha afectado tanto en elecciones sindicales ni en afiliación, pero sí en la confianza y el prestigio. Hemos tomado decisiones inmediatas y se le apartó de la organización de forma fulminante.

-Ahora el SOMA y MCA presentan reticencias para fusionarse.

-El SOMA siempre ha tenido una vida propia. Es una marca muy prestigiada, el SOMA tiene que sentirse cómodo y es necesario que esta relación se mantenga.

-Lo que deja bien atada es la concertación.

-Hay quien no se acuerda ya de los niveles de conflictividad que había en Asturias en la década de los 80 o 90. La concertación ha dado sus frutos, está muy equilibrada entre la inversión social y el compromiso de inversión, que va más allá de la política del Gobierno. Es verdad que en esta última etapa de crisis no se han cumplido las inversiones, pero no creo que se pueda quejar quien más tiene. Se han cerrado muchas empresas, pero tampoco se han arruinado tantos empresarios. Muchos siguen teniendo unos niveles económicos y de bienestar que ya quisiéramos otros para nosotros.

-¿Cómo ha sido su relación con los gobiernos regionales?

-Tengo una buena experiencia. El entendimiento con los gobiernos es difícil, porque son egoístas, sólo miran para la política que les dé beneficio electoral.

-¿Y con FADE?

-La relación era buena. Severino García Vigón (el anterior presidente) tenía una sensibilidad grande sobre la concertación. Hay otra persona, que es el director general de FADE (Alberto González), que tiene la capacidad de trasladar al empresariado que estas cosas tienen un trasfondo importante.

-En el pasado Primero de Mayo presumía de su buena relación con CC OO.

-Desde los 80 la unidad de acción con Comisiones en algunas empresas fue fundamental para mantener la actividad y aprobar planes que han conseguido que ya no sean los asturianos los que se marchen a trabajar al País Vasco. Nuestra unión en esto, en la concertación y otros problemas nos ha permitido llegar a lugares donde de forma individual no habríamos podido. No pasó así en el sector naval, donde UGT y CC OO teníamos el entendimiento pero otras fuerzas minoritarias tuvieron otro comportamiento.

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