"Asturias ya no es un paraíso natural. Está siendo destruido por la actual política de la Administración regional, basada en criterios económicos y no conservacionistas". La advertencia es de Roberto Hartasánchez, presidente del veterano Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS), y pretende servir de aldabonazo en la conciencia de la sociedad para evitar un "proceso de degradación" de la naturaleza asturiana que "está arruinando cuarenta años de trabajo y esfuerzo por la biodiversidad". Para invertir la "crítica" situación antes de que sea definitivamente tarde, el FAPAS pondrá en marcha de forma inmediata una campaña de denuncia y sensibilización que tendrá una duración de quince meses, dedicando cada uno de ellos a una clave de esta crisis, desde "proliferación del furtivismo" al "exterminio del lobo", pasando por la "paralización de la recuperación del oso pardo en el parque de Somiedo".

Hartasánchez sostiene que el declive del paraíso natural asturiano dio comienzo con el estallido de la crisis económica. "Cuando la Administración autonómica no hace frente a las indemnizaciones por los daños de la fauna salvaje y trata de encontrar soluciones drásticas de exterminio de las especies silvestres, entre ellas el lobo", que, para el presidente del FAPAS, sufre en Asturias "una persecución inédita en Europa". A partir de ahí, continúa Hartasánchez, el Gobierno del Principado "apostó por un "nuevo modelo de espacios protegidos en el que se limitan los niveles de protección, en favor de actividades ajenas a los criterios de conservación, con pruebas deportivas de todo tipo entre las que no falta ni el motocross en zonas sensibles o finales de etapa de grandes vueltas ciclistas". Y en este planteamiento de desarrollo "económico" -denuncia el ecologista- la fauna salvaje "se convierte en un elemento incómodo, especialmente el oso".

El parque de Somiedo

Así se explica, para Roberto Hartasánchez, que se haya "paralizado" la recuperación del oso en el parque de Somiedo, espacio al que considera epítome de los males que aquejan e la naturaleza asturiana. "Si la UNESCO revisara los criterios de esa reserva de la biosfera es casi seguro que perdería tal catalogación", alerta el presidente del FAPAS.

Dentro de esa política "de cara a la galería", en la que "lo que importa es el paisaje verde y no la protección efectiva de la biodiversidad", el veterano conservacionista advierte de que el riesgo de extinción del urogallo ha crecido en los últimos años. "Pese a ello, se siguen retirando huevos de los nidos de las pocas parejas que todavía crían en libertad", lamenta.

La complacencia con el furtivismo, con los incendios y con las industrias obsoletas contaminantes, así como "las matanzas de lobos y cormoranes", son otras claves de la crisis del paraíso natural que denuncia el FAPAS.