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La guía secreta de Asturias

Brieves, una herencia de piedra

El pueblo valdesano cuenta con antiguos puentes que unen algunas casas con hórreos y paneras, conservados por los vecinos generación tras generación

1 El camino interior del pueblo, donde están algunos de los arcos. 2 Vista del pueblo desde uno de los puentes de piedra. 3 Uno de los arcos. 4 Panera y hórreo en el barrio de El Colmar. A. PAREDES

El concejo de Valdés guarda muchas sorpresas para los que buscan lugares singulares y únicos. Cuando el tiempo invita a perderse por las carreteras que surcan el municipio, Brieves es un buen lugar en el que admirar construcciones etnográficas de interés. Perteneciente a la parroquia de Trevías, Brieves es un pueblo singular y hermoso, muy cuidado por quienes lo habitan, en medio de una vega generosa y productiva gracias a los dos ríos que la riegan: el Esva y el Llonín. Este hecho también tiene sus contras, sostiene Paz Aurora García Martínez: "Aquí se dan muy buenas fabas, la tierra es muy buena, pero, claro, la parte negativa es que cada dos por tres, con el mal tiempo, sufrimos inundaciones", matiza la vocal de la Asociación de Vecinos "Los Arcos" de Brieves, fundada en 1987 y que cuenta con unos 280 socios.

Brieves es un pueblo partido en dos por la carretera, que se distribuye en diferentes barrios en los que los tejados de pizarra y las paredes de piedra visten el paisaje, y que suma entre hórreos y paneras cincuenta y tres de estas construcciones tradicionales. Muchas de ellas están restauradas y cuidadas con mimo y dedicación por sus propietarios. Pero quien se adentra por primera vez en este pueblo sin duda que se verá sorprendido por unos increíbles puentes de piedra con arcos sobre la vía y que comunican las casas con hórreos y paneras. "Hay cinco arcos bajo los que pasa el camino y en otra zona otros dos más pequeños", detalla Paz Aurora García. Resulta todo un espectáculo caminar por este tramo, en el que el viajero se sorprende, y mucho, ante esta demostración de amor por la piedra, la etnografía y las raíces de aquellos que muchos años atrás levantaron unas construcciones que hoy continúan en pie y siguen cuidadas gracias a los vecinos del lugar.

Lo explica bien Paz Aurora García: "Cuando se construyeron estos arcos, por debajo pasaban bien los carros tirados por animales e inclusive los pequeños tractores. En los años sesenta y setenta llegó nueva maquinaria más grande y potente para trabajar el campo que sin duda ya no pasaba bajo esos arcos. Para algunos habría sido muy fácil tirarlos, pero nuestros padres y abuelos lucharon unidos para evitar que estas construcciones fueran sacrificadas en aras de la modernidad. Mi generación les debemos mucho, ya que gracias a su lucha por conservarlos podemos seguir contemplando y disfrutando de estos arcos".

Llegada la primavera, las flores toman Brieves y llenan de colores vivos y brillantes cada uno de sus rincones. No faltan tampoco dos capillas, la de Santa Tecla y otra dedicada a San Julián, sin olvidar sus dos molinos, impresionantes hórreos y paneras, algunos a más de nueve y diez metros de altura -de ellos una docena con habitación en la parte baja-, además de la casa torre de los Abella. Es todo un ejemplo de cariño y conservación por parte de sus habitantes.

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