La breve historia de Manos Limpias en Asturias -apenas tres años de vida- concluyó el pasado jueves, cuando la asamblea acordó la disolución de la delegación regional a la vista de los escándalos que salpican a su líder nacional, Miguel Bernard, ahora en la cárcel por supuestos delitos de extorsión, amenazas y pertenencia a organización criminal. "La marca ha sido triturada, masacrada y no tiene sentido continuar", aseveró José Alfredo García García, que ayer actuó como portavoz de los asistentes a la reunión. Los afiliados también decidieron desistir de todos los casos judiciales en los que están personados, incluidos los del Niemeyer y Pokémon, y ofrecer al resto de acusaciones particulares toda la información y documentación de la que disponen.

Los hasta ahora miembros de Manos Limpias, pese a este varapalo, no cejan en su empeño de "luchar contra la corrupción" y han decidido que en el plazo máximo de seis meses esté constituido un nuevo sindicato, pero en este caso sólo de carácter regional. Uno de los nombres que sopesan los afiliados es el de "A por ellos".

José Alfredo García, tras presentar el acuerdo de la asamblea ante los medios de comunicación, defendió la labor realizada por la delegación asturiana en este periodo y la desvinculó de cualquier ilegalidad. "Esta organización se ha financiado a través de cuotas de los afiliados y hemos actuado porque queríamos ser ejemplo. Aquí no busquéis coches con chófer para los dirigentes ni tampoco comidas pantagruélicas. Aquí hemos trabajado bien y hemos ido creciendo en este tiempo", aseguró el portavoz de la asamblea.

García agradeció la labor desinteresada de los servicios jurídicos -abogados y procuradores-, pilar básico de su labor estos años. "Gracias a que no han cobrado o que lo han hecho en una mínima parte de sus emolumentos hemos estado en todas las denuncias importantes de Asturias, como los sobrecostes de la variante de Pajares, los del Musel, el caso Pokémon, la trama del agua... Fuimos los primeros en denunciar el caso Villa. Estamos orgullosos de lo que hemos hecho", afirmó. El portavoz lamentó, eso sí, que en muchas ocasiones Manos Limpias no pudiera continuar en los procesos por las fianzas que imponían.

Respecto a la figura de Miguel Bernard, el afiliado pidió que se "respete la presunción de inocencia": "Si hay delito o irregularidades tendrá que pagar por ellos, pero lo tiene que decir un juez. Lo que no se puede es criminalizar a todo el sindicato". García vinculó la denuncia contra Bernard a que el sindicato se convirtió en la "mosca cojonera" de muchos: "Los males de Manos Limpias están a 1.500 kilómetros de Avilés, en Mallorca y el caso Nóos. Y desde allí ha venido la destrucción de esta organización". Y lo dijo sin nombrar a la Casa Real, "para evitar querellas".