Lo que sigue es una leyenda urbana: las mujeres son más torpes conduciendo y por eso chocan más contra las columnas en los aparcamientos. Que se trata de un mito sin fundamento lo asegura la patronal de los seguros, Unespa, en un estudio en el que afirma que las mujeres son menos propensas a colisionar durante un estacionamiento, y que son los hombres los que se dan golpes más graves contra columnas y bolardos. Y precisamente son los conductores más jóvenes son más proclives a golpear contra las columnas o los bolardos a la hora de aparcar. Esto tiene que ver con la inexperiencia.

Los varones jóvenes son los que más percances sufren al estacionar. Más que las chicas, y sobre todo en los dos primeros años de carné de conducir. La estadística de Unespa muestra que es entonces cuando se produce una caída importante de los partes que llegan a los seguros, lo que tiene que ver con la prudencia para evitar más siniestros. Y esa situación se mantiene así durante otro par de años, en los que el conductor empieza a coger de nuevo confianza. Entonces, las gráficas de accidentes de daños propios vuelve a subir, con mucha más intensidad en el caso de los hombres. Es el resultado del exceso de confianza, según explicaron fuentes del sector.

Pero hay otro factor relevante: si en el análisis se tiene encuenta la edad, la estadística muestra que a partir de los 40 años se produce un incremento de los golpes en el caso de las mujeres, mientra que baja en el de los hombres.

La explicación, afirman desde las aseguradoras, es muy sencilla. "No es que ellas se vuelvan más torpes. Es que los padres tienen coches más caros, mientras que las mujeres se compran habitualmente vehículos más pequeños porque circulan generalmente por la ciudad. Y son ellas las que dejan su coche a los hijos cuando sacan el carné, y no los padres. De ahí que se registre ese aumento. No son ellas, son sus hijos o hijas las que dan los golpes".

A esto hay que unir que las reparaciones en los coches de alta gama, que son los que se suelen comprar los hombres, son mucho más caras que en los demás, que son por los que optan mayoritariamente las mujeres. "Así que ellos ya procuran no tener golpes. Se vuelven más prudentes", aseguran las mismas fuentes.

El estudio de Unespa también muestra que hasta los 35 años es muy similar el tipo de seguro entre hombres y mujeres por daños propios (cuando uno se da un golpe sin que haya más implicados). Este tipo de pólizas se da fundamentalmente en las zonas urbanas y apenas tiene presencia en las rurales. La tasa de contratación empieza a aumentar entre los varones a partir de los 36 años y crece con la edad hasta llegar al 70% en el caso de ellos. "Cuanto más mayor se es más experiencia se tiene, pero los reflejos y cualidades ya no son las mismas y suben los siniestros", afirman desde las aseguradoras. Aún así, poco más de una cuarta parte de los asegurados contratan una póliza por daños propios, que va más allá del seguro a todo riesgo.