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El Flórez Estrada del siglo XXI, cooperante en África

Manuel Galán, descendiente del ilustrado nacido hace 250 años, ayuda a los "niños de la calle" de Tanzania

Manuel Galán, en la escuela que su ONG tiene en Tanzania.

El economista somedano Álvaro Flórez Estrada, de cuyo nacimiento se cumplen 250 años, fue un hombre comprometido con su tiempo. Fue una figura clave en la ilustración asturiana, durante el levantamiento español contra la invasión francesa de 1808 y en el movimiento constitucionalista posterior de las Cortes de Cádiz. Su descendiente directo, Manuel Galán, también es economista y también está comprometido con su tiempo. Desde Pola de Somiedo -donde se ha instalado en la casa natal de su antepasado, hoy convertida en un encantador hotel-palacio- gestiona una ONG que lucha en Tanzania por la integración de los niños que viven en la calle.

El avilesino Manuel Galán, que este año está promoviendo la conmemoración de la figura de su antepasado, estudió Económicas en la Universidad de Oviedo y en 1998 tuvo su primer contacto con la cooperación internacional. Fue durante una estancia de tres meses en Honduras. Había estudiado en el colegio de los Jesuitas y viajó al municipio hondureño de Tocoa para colaborar en una cooperativa agraria donde colaboraban los jesuitas. Ahí se enganchó a una actividad que ya forma parte de su vida. Posteriormente, empezó a trabajar con Médicos del Mundo. Estuvo en varias misiones, como Kosovo o Perú. Luego, durante diez años, desde la sede de Madrid trabajó como técnico y responsable de proyectos en África. En 2005, tuvo la oportunidad de marcharse durante seis meses a Tanzania. Se quedó a vivir cinco años.

Allí conoció a su mujer y allí, con ella y otros amigos tanzanos, puso en marcha la ONG Mwema Children, cuyo objetivo es ayudar a los niños de la calle que hay en la zona nordeste del país. Son pequeños que abandonan sus hogares, muchos de ellos con situaciones especialmente conflictivas (alcoholismo en la familia, maltratos, pobreza, violencia machista), y que se echan a la calle en busca de oportunidades vinculadas a los turistas que acuden a los grandes parques naturales del Ngorongoro y Serengueti. "El turismo le acaba dando dinero, comida y esto genera un efecto de atracción de para que dejen sus casas", indica Galán, que también encabeza otra ONG en España llamada Matunami, con la que también desarrolla proyectos de cooperación con África.

La labor de la ONG de Manuel Galán, que ahora gestiona desde Pola de Somiedo, trata de ofrecer a estos niños tanzanos de la calle una oportunidad para volver a engancharse a la vida escolar. Cuando la situación familiar lo permite, intentan que regresen con sus respectivas familias. Cuando eso no es posible, cuentan con un pequeño centro de acogida temporal "donde se les garantizan los derechos esenciales básicos, apoyo psicosocial, alimentación y techo, y tiempo libre para que se recuperen", dice Galán. Allí se les prepara para una vida independiente. También cuentan en el mismo complejo con una pequeña escuela para que hagan los estudios necesarios que les permitan reengancharse al sistema educativo. "Somos los únicos que ofrecemos este servicio en el país", añade Galán.

De sus años en África, Manuel Galán se queda con el sentido de comunidad de los pueblos, con "la gente que escucha y sabe vivir con poco", con "la mirada de esos niños de la calle a los que nadie quiere, de los que abusan, a los que pegan y encarcelan".

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