La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Apuntes De Mecánica Política

La semana que sacudió a IU de Asturias

El corta-pega electoral de Unidos Podemos aviva las tensiones en la coalición de izquierdas y refuerza la influencia de la formación morada

La semana fue de lo más agitada para Izquierda Unida de Asturias, con una dirección regional aún perpleja por el resultado del acuerdo que Alberto Garzón y Pablo Iglesias alcanzaron para que IU y Podemos concurran juntas a las elecciones. Desde luego, fue una semana "horribilis" para el coordinador asturiano, Manuel González Orviz, confiado en que su respaldo federal a Garzón y el peso histórico de la organización asturiana le garantizaba un segundo puesto en la lista al Congreso de ese artefacto electoral que pasará a llamarse Unidos Podemos.

Ha sido esta una semana complicada pero también con importantes errores por parte de González Orviz. Mientras Alberto Garzón y Pablo Iglesias hacían sus cuentas en Madrid, IU mostró dos caras en Asturias: por un lado la de Orviz, partidario del acuerdo de confluencia; por otro, la del portavoz en la Junta, Gaspar Llamazares, quien apuntó desde el principio sus reticencias a la alianza y alertó, casi profético, que el resultado no satisfaría a Asturias.

El pasado martes, 10 de mayo, Orviz conoció, casi al tiempo que la prensa, qué era lo que Garzón le había deparado: un tercer puesto en la lista con Podemos (la formación morada obtuvo dos diputados y la suma en votos de ambos partidos el pasado 20-D no alcanza para los tres escaños) y un senador suplente que obtendría sitio en la Cámara Alta si la lista conjunta lograba asiento por renuncia del cabeza de candidatura, que ocuparía Podemos. Esta última parte, farragosa en la explicación, fue justamente la concesión que Podemos hizo desde Asturias a una negociación de la que, al contrario que IU, sí estaba al corriente.

La reacción del coordinador general de Izquierda Unida en Asturias fue furibunda. Horas antes había proclamado las bondades de la confluencia con Podemos y por la que había votado a favor (sin saber siquiera qué le correspondía en el reparto de la tarta); poco después planteaba a su partido la posibilidad de reventarla.

Tras conocer las malas noticias, Orviz contactó con dirigentes federales: Es lo que hay, vinieron a decirle. De fondo, la sospecha de que todo estaba decidido mucho antes e Izquierda Unida de Asturias no tuvo peso alguno en las decisiones.

En cambio, los dirigentes asturianos de Podemos sí pudieron jugar mejor sus cartas. Las relaciones de los podemistas de Daniel Ripa con la dirección estatal de su partido ha mejorado gracias a la presencia de Pablo Echenique, quien protagonizó las negociaciones cara a cara con el secretario de organización de IU, Adolfo Barrena. A lo largo del fin de semana Podemos pretendía alcanzar un acuerdo con Izquierda Unida en Asturias y hacerlo valer de cara a las negociaciones que se desarrollaban en Madrid. Eso sí, el acuerdo debía incluir un cambio de actitud de la coalición respecto al PSOE en la Junta General.

Eso explica el llamamiento lanzado por el secretario general de la formación morada en Asturias, Daniel Ripa, para que se sentasen juntas las direcciones regionales de ambos partidos. Había conciencia de que el resultado final no sería de buen agrado para los de Manuel González Orviz y mejor encontrar una solución. Por eso la respuesta lanzada por el coordinador regional, resumida en un "no hay nada que hablar porque todo se decide en Madrid", causó perplejidad en los podemistas. Incluso llegaron a tener un momento de pánico: ¿Acaso en Izquierda Unida de Asturias conocían alguna estrategia negociadora de la coalición que aún no se había presentado?

El sábado casi todo el pescado estaba vendido. De hecho, Podemos llegó a filtrar que ya existía sobre la mesa de Alberto Garzón una propuesta que, aseguraban los podemistas, colmaba las aspiraciones de IU. La filtración se produjo coincidiendo con la reunión del Consejo Político de la coalición. Aunque la dirección federal de Izquierda Unida negó la existencia de la oferta, lo cierto es que ya dibujaba de forma bastante aproximada el que sería el reparto final de escaños en las listas.

Mientras Manuel González Orviz fiaba todo a Madrid, en Podemos Asturias se conocían los detalles e incluso se intervenía en la negociación. Así, el lunes fue un día intenso, en el que Echenique trasladaba a los asturianos los avances de las conversaciones.

Ese mismo día se produjo una cesión por parte de los podemistas asturianos: la opción de que IU consiguiese, en caso de no obtener el diputado, al menos un senador. La propuesta inicial sólo planteaba el tercer puesto en la lista al Congreso. Pero ante la más que evidente sospecha de que aquello encendería a la dirección regional de IU (que ya había expresado que lo que consideraba justo era un segundo puesto), los podemistas aceptaron que a modo de compensación Podemos "cediese" su senador.

No cabía la opción de dejar que fuese un candidato de IU el que encabezase la lista a la Cámara Alta, porque Podemos tiene en Asturias un objetivo táctico en el Senado: desalojar al cabeza de lista del PSOE, el expresidente Vicente Álvarez Areces. Bastantes veces lo ha repetido en la Junta General el portavoz de los morados, Emilio León: "Si ustedes no quitan a Areces, lo haremos nosotros".

Así, las cosas, el lunes por la noche, la dirección de Podemos Asturias recibió la información final del acuerdo. Mientras, en Izquierda Unida se desconocía todo.

A la hora de comer del martes se desató la tormenta. Manuel González Orviz supo el resultado, estalló en cólera y desánimo (alguna llamada fue interpretada como una próxima dimisión) y afrontó la reunión de la Presidencia de IU ya programada con una estrategia que terminó por revelarse nefasta. Planteó llegar y ofrecer tres alternativas: hacer boicot al acuerdo cediendo los puestos de la lista que le correspondían y obviando la campaña; acatarlo sin aspavientos, o tratar de cambiarlo. Pero ya circulaba por los whatsapps de la militancia el texto de la alternativa más dura. Hay quien afirma que era una estrategia para hacer llegar a Madrid el cabreo de los asturianos, pero tuvo el efecto contrario.

La dirección federal de IU se movilizó y Alberto Garzón agitó a sus más próximos en Asturias para que frenasen en seco la posibilidad dura. La situación llegó a ser tan estrambótica que algunos de los que participaban en la reunión con Manuel González Orviz le escuchaban hablar sin tener delante ninguna propuesta escrita, pero llegaba a sus teléfonos móviles, desde fuera, el texto que ya tenía redactado la dirección regional.

¿Cómo aplacar el incendio? La solución fue la de constituir una delegación que viajase a Madrid a entrevistarse con el secretario de organización de IU, Adolfo Barrena, a ver qué se podía hacer. La respuesta fue bastante clara, poco o nada. Aun así, el mensaje que quiso lanzar la dirección asturiana era la de que cabía la posibilidad de hacer cambios. Incluso lo repitió ayer Orviz.

Pero la única lucha que aparentemente le queda a IU es la de conseguir que el tercer puesto que le corresponde en la lista al Congreso sea Orviz o quien considere el partido. No será fácil, Podemos establece el sistema cremallera (alternancia de hombres y mujeres en la candidatura) como un asunto fundamental en su estrategia electoral y alterar el orden de los dos primeros nombres de su lista (hacer que sea Segundo González quien encabece y que Sofía Castañón pase al segundo lugar) no parece probable para la formación morada. IU confía en que quepa negociar una excepción al corsé que supone en este caso la "lista cremallera". Algunas voces en Podemos, en cambio, como la gijonesa Nuria González, ya han expresado que debe ser una mujer militante de Izquierda Unida la que ocupe ese tercer puesto.

Las aguas en IU vienen revueltas, por mucho que el coordinador general trate de dar apariencia de unidad. La alianza con Podemos tiene un gran atractivo para los militantes más jóvenes y algunos territorios, aunque expresan su lealtad a la dirección regional, consideran que la actitud de la coalición en la Junta General debe cambiar.

La asamblea celebrada ayer en Gijón dejó sobre la mesa una resolución en la que se exige "un cambio en la estrategia política de Asturias" para realizar una "oposición clara" y estar a disposición de "consensuar con todas las fuerzas políticas" cambios en la actuación del gobierno de Javier Fernández. "IU aparece como un aliado permanente de este gobierno (del PSOE) sin poder imponer cambios relevantes", señala el documento.

La resolución se discutirá en el proceso regional que se producirá en el otoño para elegir nueva dirección política en Asturias. Para entonces, el resultado de las elecciones del próximo junio ya despejará la incógnita de si la alianza da resultados en Asturias y si cabe planteársela para las próximas elecciones autonómicas. De ser así, Izquierda Unida se enfrenta a un auténtico terremoto interno.

Compartir el artículo

stats