Los contenedores de colores se han llenado este año en Asturias con doscientas toneladas más de residuos reciclados que el pasado. Es el recuento del primer cuatrimestre de 2016, divulgado ayer por el Consorcio para la Gestión de los Residuos Sólidos de Asturias (Cogersa) para festejar el Día Mundial del Reciclaje. El recuento global del periodo les da 16.000 toneladas de papel y cartón, latas y briks, envases de plástico o botes y botellas de vidrio entre enero y abril. El balance sube respecto al año anterior aún antes de contabilizar los materiales especiales que los ciudadanos depositan en los puntos limpios, los restos de muebles, los escombros y chatarras, electromésticos, aceites usados, pilas, baterías y otra mercancía similar.

En términos globales, el reciclaje también ha remontado tras superar su propio periodo de crisis. El retroceso del consumo y de la actividad en el comercio y la restauración hizo retroceder la cuenta de kilos de residuos reciclados en Asturias hasta 2015, cuando la recogida separada volvió a acelerarse y registró una mejora anual del cinco por ciento. En ese ejercicio, cada asturiano introdujo de media 45,97 kilos a los contenedores de reciclaje, 2,21 más que el año anterior.

El futuro del reciclaje propone añadir, por lo demás, otro color al azul, amarillo y verde. Amplía el desafío sumando un contenedor marrón, eje de la recogida separada de los residuos orgánicos de la huerta y la cocina, que habrá de llenarse con los restos de alimentos, crudos y cocinados, con destino a la planta de biometanización de Cogersa, inaugurada en 2013 por 16 millones de euros y con capacidad para procesar 30.000 toneladas de biorresiduos al año.