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Apuntes De Mecánica Política

La cremallera que atasca a IU y Podemos

El tira y afloja por la lista entre ambos partidos en Asturias revela los problemas que deben limar si persiguen la idea de aliarse en las próximas autonómicas

La cremallera que atasca a IU y Podemos

No hay cosa más odiosa que una cremallera atascada. Los dientes no encajan, acaban quedando huecos y el cierre se queda trabado; cualquier movimiento debe pensarse antes por el riesgo a acabar descuajaringando el asunto. El invento que hizo más sencillo cerrar las prendas (antes todo eran botones, lazos o corchetes) tuvo muchos fracasos a sus espaldas desde el primer modelo que patentó en el año 1851 Elias Howe y que guardaba cierto parecido con el que hoy conocemos.

Cuatro décadas después, el también norteamericano Whitcomb L. Judson se aproximó mucho a la idea definitiva, inspirándose en los sistemas de Howe, pero la cosa no terminaba de funcionar. La llegada a su empresa del sueco Gideon Sundback permitió mejorar notablemente el mecanismo de cierre y en 1906 se patentó la cremallera moderna, que comenzó a emplearse de forma habitual en prendas a partir de 1914.

Precisamente por ese método de enganche alterno de los dientes de uno y otro extremo de las partes de la prenda que deben unirse, los políticos adoptaron el término "lista cremallera" para referirse a las candidaturas electorales en las que hay alternancia de hombres y mujeres.

La lista cremallera que ha estado en discusión estos días entre Izquierda Unida y Podemos ha sido (y es) la principal manifestación de las dificultades de confluencia que afrontan en Asturias ambas organizaciones: por un lado existe un caldo favorable en la militancia, pero las direcciones de ambos partidos recelan del contrario. La lista cremallera ha sido, en cierto modo, como los "mcguffins" de los guiones de Hitchcock: un asunto que hace avanzar la trama pero que no tiene relevancia real finalmente. Una excusa dramática para tensar las relaciones entre ambos partidos y de paso elevar la temperatura de cocción dentro de IU.

Después de que Izquierda Unida de Asturias tuviese que tragar como un niño que engulle un jarabe (con pataleta incluida) el tercer puesto en la lista conjunta de Unidos Podemos. Ahora le tocará a Podemos Asturias deglutir que el coordinador de IU, Manuel González Orviz, ocupe ese tercer puesto. Y si la cremallera es tan importante, que Podemos modifique el orden de su lista, pero sería paradójico que para visibilizar más a las mujeres se acabase quitando el primer puesto a una.

El acuerdo alcanzado el viernes entre Adolfo Barrena y Pablo Echenique deja poco lugar a interpretaciones. Es un acuerdo que sin ser explícito sobre quién ocupa cada puesto establece que no caben "vetos ni imposiciones" y que será IU de Asturias la que decida qué personas ocupan el tercer y quinto puesto de la lista conjunta.

Eso no gusta a la dirección asturiana de Podemos, que intentó airear la tarde del pasado viernes como argumento a su favor un manifiesto firmado por mujeres militantes de Izquierda Unida, Podemos y Equo, en el que reclaman la aplicación de listas cremallera. Ese criterio supondría un revés a la pretensión de Orviz de ocupar el tercer puesto de la lista de Unidos Podemos, que encabezarán de nuevo los podemistas Sofía Castañón y Segundo González.

El origen del manifiesto, por parte de las firmantes de IU, estaba más en una réplica a sectores de la coalición contrarios al acuerdo con Podemos (en la órbita de IU Zamora) que cuestionan incluso la elección del nombre de la coalición por emplear el masculino genérico. Pero pronto ese documento terminó siendo ariete de Podemos Asturias para forzar a IU a elegir una mujer para su tercer puesto y, de paso, lanzar un mensaje a Madrid que contradijese lo que se estaba acordando.

Aunque la dirección de Podemos en Asturias expresará internamente su discrepancia con el acuerdo alcanzado y peleará hasta el último minuto (las listas se cierran mañana lunes) para modificarlo, lo más probable es que la tortuosa confluencia con IU en Asturias quedará sellada, pero dejando heridas aún abiertas que suponen el principal problema en el medio plazo entre ambas organizaciones.

Los dos partidos deberán tejer espacios de encuentro. El único claro que se ha producido hasta ahora en Asturias se escenificó con un brindis el viernes en la Feria del Queso y el Vino de Avilés. Allí, integrantes de Somos (la marca con que Podemos concurrió a las municipales), Izquierda Unida y Ganemos (el fallido intento de confluencia de ambas formaciones) se juntaron para celebrar el acuerdo electoral nacional.

Avilés representa un paradigma. De cara a las pasadas elecciones municipales de 2015 se intentó presentar una candidatura conjunta. Finalmente, sostienen militantes de IU, fue la dirección regional de Podemos la que lo impidió. Había de fondo un debate sobre el peso que cada organización debería tener en la candidatura, y Podemos aún no había medido sus fuerzas en la escena electoral más allá de las elecciones europeas. Aun así, algunos simpatizantes de ambas formaciones concurrieron bajo el lema de Ganemos y obtuvieron un concejal.

La sorpresa llegó la noche electoral, cuando se comprobó que la suma de votos logrados por separado por Somos, IU y Ganemos habría desbancado al PSOE convirtiendo a la hipotética alianza en el partido ganador. Y eso, en Avilés, bastión socialista, sí habría sido un "sorpasso" sorpresa.

Concejales de las tres formaciones en el pleno avilesino confirman que con el tiempo se ha producido una confluencia "de facto". Muchas mociones se presentan de forma conjunta y hay trabajo municipal compartido.

En cualquier caso, el resultado del próximo 26-J, sumado al relevo que se producirá en la dirección política federal de IU, será determinante para conocer cómo fluirán las relaciones entre ambos partidos en Asturias. Por un lado, las posibles alianzas postelectorales nacionales afectarán a las relaciones regionales de las formaciones; por el otro, IU de Asturias se enfrentará a una asamblea de la que una parte importante de la militancia espera un cambio que aglutine sectores actualmente atomizados. Manuel González Orviz, que se ha dejado algunas plumas en este proceso, debería ir atando una sucesión ordenada y sin sobresaltos.

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