Un hombre de 49 años, con iniciales J. J. V., aceptó ayer en Oviedo una pena de 17 años de prisión por delitos de corrupción de menores y abuso sexual continuado. Natural de Gijón y vecino de Sama de Langreo, contactaba con niñas de 11 y 12 años a través de WhatsApp y se hacía pasar por menor de edad para obtener fotos y vídeos suyos de contenido sexual, que luego compartía por internet. Con una de la niñas mantuvo relaciones sexuales. La mayoría de las víctimas (nueve en total) son de Laviana y León, donde el hombre solía veranear. La sentencia, de conformidad entre las partes, se alcanzó después de que el acusado reconociera los hechos. La vista oral, que estaba prevista en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, no se celebró al haber acuerdo. El Ministerio Fiscal solicitaba inicialmente una pena de 28 años de prisión por estos hechos. El condenado fue detenido en septiembre de 2014 y desde entonces permanece en prisión preventiva en Villabona.

J. J. V. entró en contacto telefónico con algunas de las víctimas utilizando el teléfono de su hijo, menor de edad. También usó varios terminales que compró a nombre de conocidos suyos, algunos de ellos citados ayer en el juicio como testigos. "A mí me llegó a detener la Policía creyendo que era culpable", explicó uno de ellos. "Nunca le noté nada raro en ese sentido. No lo daba, por la apariencia... Era un lobo con piel de cordero", indicó. Otro conocido del condenado manifestó que en los últimos tiempos, antes de la detención, "andaba muy nervioso". Según el testimonio de esta persona, J. J. V. "estaba siempre con varios móviles a la vez, a dos manos, y una pantalla de ordenador". Cuando le preguntaban para qué necesitaba tantos terminales, el acosador de menores respondía que estaba chateando con chicas de Colombia. "Era todo un poco raro, pero nunca sospechamos algo así, con menores de por medio", manifestaron quienes le trataron.

J. J. V. lograba contactar con las niñas haciéndose pasar por un adolescente y utilizando nombres como Manu o Jose. Les decía que vivía en León o Barcelona y con el tiempo les confesaba que estaba enamorado y que quería ser su novio. A partir de este momento comenzaba a pedirles que le enviaran fotos vestidas, en bikini, desnudas, fotos de sus pechos y órganos genitales... Si se negaban, les amenazaba con quitarse la vida; lo que les estaba pidiendo era una demostración de amor, argumentaba. Tras un tiempo recibiendo estas fotos, y ganada ya su confianza, comenzó a pedirles que le enviaran también vídeos de contenido sexual. Todos estos documentos eran compartidos después por el condenado en internet a través del programa de intercambio de archivos Ares; el material terminaba en redes de pedófilos.

Con una de las menores, una de las niñas de León, de 12 años, fue más allá, llegando a abusar de ella. Contactó con la chica a través del móvil de su hijo y se presentó como Manu, un adolescente que veraneaba cerca de Astorga. Le dijo que si le quería tenía que acostarse con su padre, que en realidad era el mismo. Usando esta argucia, llegó a tener con ella numerosos encuentros sexuales, unas veces en el domicilio de él y otras en su coche. J. J. V. solía aparecer con regalos para la niña de su supuesto hijo Manu. Grabó todos estos actos y también los compartió con otros usuarios en las redes de pedófilos.

Las familias de las víctimas (algunas estuvieron ayer en los juzgados de Comandante Caballero) quieren pasar página y que las niñas olviden para siempre lo sucedido. Llevan el tema con suma discreción y algunos ni siquiera han informado a todo su entorno de lo sucedido. Aunque cualquier pena les parece poca, están satisfechos con la actuación de la justicia. Además de los 17 años de prisión, J. J. V. aceptó también 39 años de alejamiento de las víctimas. En concepto de responsabilidad civil, indemnizará a la menor de la que abusó sexualmente con 25.000 euros y con 8.000 euros a cada una de las otras nueve menores, más los intereses legales.